El estudio en sí, depara pocos placeres. Suele producir, frecuentemente, jaqueca, sofoco y desasosiego; un terrible desasosiego. Ahora bien, no todo son nubes oscuras, aguas turbias o climas tempestuosos; no hay desiertos sin oasis, aunque, desgraciadamente, tampoco sin espejismos. Uno de esos pequeños, casi minúsculos, placeres, es el proporcionado por el café; en mi casa, es considerado un elemento sagrado, y, cuando hay tertulia, además, de creciente interés didáctico-pedagógico. Así pues, vengo de saborear el mismo en toda su esencia, con auténtica lujuria. He sorprendido a mi familia con una receta de café que aprendí de mi amigo Oscar en Mallorca: el barraquito. He buscado información aquí, aquí y en otros sitios; pero, no hay consenso unánime sobre su exacta elaboración. Yo, simplemente, lo he tomado con leche condensada, café solo, licor 43 y un poco de canela; es incompleto, pero puede valer, y a mí me ha sabido a roscas. Háganme caso y pruébenlo, inefable gozo gustativo.
Jam Session
Política, literatura, sociedad, música
Datos personales
- Nombre: Javi
- Lugar: León, Spain
En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...
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