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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

15 marzo 2008

Calzoncillos.

Entre las muchas cosas que, en el hombre, el paso de los años va dejando como poso de la vida, tenemos el libertinaje mayúsculo en su elección de calzoncillos. Un libertinaje entendido casi como revolucionario, pues el tiempo mella modas, culos, personas y paisajes; y lo hace, además, de un modo paritario: sin mediación de ley, parlamento o político repeinado. Por cierto: no es conjetura baladí ni preciosista reseñar una cierta hostilidad del político hacia el cepillo. No el de las iglesias, de cuyo uso y destino dan cuenta hombres de sotana oscura y misa leída, sino el del cabello. Hay especulación femenina en lo del cepillo. Antañazo, cuando el hombre era más mirado por su pelo que por sus pantalones, éste, no podía salir de casa sin su cepillo. Cepillo que en su versión masculina recibía el nombre y categoría de peine, que venía a ser lo mismo, pero el cepillo tenía sus púas más largas y separadas. Y la razón, aunque callada, no es otra que la de afirmar la atracción femenina por la longevidad de las cosas. Sean cuales fueren éstas, y no me sean mal pensados.

Pero estábamos hablando de calzoncillos. Esa prenda con la que el hombre se siente hermanado con la mujer de un anuncio de compresas. Esa prenda que eleva los ánimos no tanto de las féminas, pues su ojo experto no se deja engañar por perfiles robustecidos de textura chic, como del hombre. El hombre como ser robusto, fornido, musculoso y peludo, aunque cada vez menos, gana mucho con sus calzoncillos. Un hombre sin calzoncillos no sólo es un hombre en pelotas, sino un hombre sin identidad. Esa y no otra es la importancia que da el hombre a sus calzoncillos; ténganlo presente.

Existen tantos calzoncillos como tipos de hombre. Si no más. De ahí que cuando la mujer de hoy escoge a un hombre, aunque nosotros no lo sepamos o finjamos no saberlo, está escogiendo unos calzoncillos determinados con los que compartir su futuro, su cama, su mesa y hasta su hipoteca. Y como comprenderán, con lo listas que son hoy día, no se van con el primer calzoncillo que se les presenta. Se han vuelto muy escogidas.

La situación es causa de desasosiego, sin duda. El pasado verano, en una revista de desconocido prestigio, di buena cuenta de una enjundiosa entrevista. Ya saben ustedes, que en verano las entrevistas son otra cosa. En la misma, como quien pregunta la hora, pretendía saberse qué prenda escogeríamos si sólo pudiésemos llevar una. Las respuestas eran variadas, desde lo más pícaro hasta lo más santurrón. Algunos atrevidos respondieron sin sonrojo que ellos lo que se pondrían en tal situación serían sus gafas de sol. Hombre, profundizar en la conceptualización de gafas como prenda me llevaría otro post, y de los sesudos. Pero es evidente que si un hombre sale sólo con sus gafas de sol, por muy protegido que se sienta con ellas, todos (hombres y mujeres) le van a mirar el mondongo. Los hombres para comparar. Y las mujeres pues eso, para comparar también. Ahora bien, como no podía ser de otra manera, la prenda más repetida en los hombres fueron sus queridos calzoncillos y en las mujeres sus braguitas. Y es que el gen golfo sólo acude en nuestra ayuda en la intimidad de la noche; o sea, en la oscuridad. A la luz del día todo tiende al cambio; no saben ustedes hasta qué punto.

Un servidor por la prenda no se ha preocupado en exceso. Esto, en los tiempos que corren, es terrible. Antiguamente, cuando unos calzoncillos eran sólo unos calzoncillos, se le encargaba su compra a las madres. Hoy día es impensable que un hombre llegue al matrimonio sin saber su talla de calzoncillos; más aún, desde la implantación del divorcio exprés, que por algo se puso.

A mi la situación me tiene profundamente inquieto. Por muy leído que uno sea, a nadie le viene a la cabeza ningún verso de Pessoa al bajarse los pantalones. De ahí la importancia creciente del calzoncillo. Es posible, pero improbable, que se dé el caso slip. Hoy día, pocos son los atrevidos que salen con la herencia íntima del papa y los abuelos de casa. No quiero ni pensar en la cara de la fémina si en pleno acaloramiento realiza tal hallazgo. Si bien es verdad que, este tipo de calzoncillo, es holgado y dota al miembro viril de un perfil noble y diáfano; casi aristocrático. Los boxer, en cambio, son esos calzoncillos más ajustados que combinan a la perfección paquete y culito; con lo que para una observación más profesional, minuciosa o pormenorizada, es recomendable estudiar al individuo en un recorrido completo. El boxer tiende a hacer respingón el culito decaído. Y no lo digo por el mío: que sin duda y sin ayuda es respingón; lo digo para las féminas teóricas: que haberlas haylas, ya saben. Por último, tenemos el gayumbo propiamente dicho. Y comprenderán mi pudor al omitir el tanga masculino. El gayumbo, suele venir con decoración piscinera. Su holgura es tal que es ciertamente dificultoso advertir forma alguna si no se lleva a la práctica el verbo palpar; huelga decir, por obvio, que se lleva a su práctica, claro. Su ventaja más clara es el ahorro evidente en trajes de baño; si bien, desconozco su permeabilidad. Calzoncillos y personalidad; qué osada es la ignorancia.

Epílogo: “cuando el pensamiento te hace cambiar de opinión, se trata de filosofía. Cuando Dios te hace cambiar de opinión, se trata de fe. Cuando los hechos te hacen cambiar de opinión, se trata de ciencia”. Edge. Buen fin de semana, buena Semana Santa y gracias por leerme; Nat, cuando quieras:

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Vivan los boxer, usa boxer es lo mejor ademas hay mas variedad. Las mejores marcas de gallumbos: CK, UNNO, D&G, EA, ...

sábado, 22 noviembre, 2008  
Blogger Javi said...

Buenas tardes anónim@. Perdón por el retraso en contestar. Por supuesto, yo soy de don boxer: ¡sólo faltaría! :-)

Veo que entiendes un huevo, nunca mejor aplicado, del tema. E, igualmente, veo cuales son tus preferencias, jaja. Bien está.

Gracias por tu visita y por dejarme un comentario.

jueves, 04 diciembre, 2008  
Anonymous Anónimo said...

jaja soy el anonimo otra vez, y me encantan los boxer, es lo unico que me compro, para navidades me pedire uno de la marca quicksilver y otro de la marca aussiebum que dicen que son super comodos

martes, 23 diciembre, 2008  
Blogger Javi said...

Pues nada anónimo, que los disfrutes. Yo también pondré el calcetín, a ver si Papa Noel deja algo:-)

Felices fiestas.

martes, 23 diciembre, 2008  

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