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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

24 marzo 2008

El Madrid de los disgustos.

Este hombre es realmente peligroso. Parece mentira que el Real Madrid, vigente campeón de liga, se haya gastado 20.000 millones de las antiguas pesetas en mejorar su plantilla, su juego y sus resultados, y, a día de hoy, esté fuera de dos competiciones. Y no sólo eso: si sigue por el mismo camino, probablemente pierda el único título que le queda.

Ha caído en la Copa castiza y en la foránea. Dicen las malas lenguas que la castiza no da dinero, ni prestigio y ni tan siquiera el derecho a jugar en una gran competición de pequeños equipos. El problema, llega con la que da de comer a los amigos del presi. Para la que no hay disculpa. Ni consuelo.

Hace unas horas ha perdido en casa. Desgracia a la que el insomne aficionado se está acostumbrando. Los jugadores del Madrid, ya no llegan inmaculados ni al descanso. Y se lo dice un madridista genético. El Valencia es un gran equipo. Pero viene de eliminar al equipo del gobierno en la competición en que la historia mejor le ha tratado. Y han rematado su semana ganando al líder en su feudo; un líder que, en teoría, debía de estar más fresco, más lozano y más concentrado que sus rivales más directos. Por el tiempo libre, ya saben. Pero el equipo blanco aún no ha comprendido, que la realidad siempre ha admitido pocas teorías.

El hecho de que un equipo campeón se gaste ese dinero en fichajes inanes ya es motivo suficiente para, al menos, pedir explicaciones a quien se halla al frente de la entidad. Pero hay más, claro. El dinero desembolsado por la entidad blanca tenía como motivo único (siempre hipotéticamente) mejorar el juego del equipo, ya que al haber ganado la última liga, no tenían la presión calenturienta a que los ínclitos socios del equipo de la capi someten a los mandatarios blancos de turno cuando el equipo no engorda las vitrinas del museo. Para ello ficharon a un entrenador joven, que entendiese de fútbol (paradójicamente: no siempre un entrenador entiende de fútbol), que conociese bien el club –esa es otra- y que fuese capaz de cambiar la eterna imagen de señoritos de los jugadores merengues: incapaces de sentir la camiseta que llevan y, mucho menos, de ganar decentemente el sueldo. Que es lo más indecente de todo. Pero el juego no ha mejorado, y ya no está Capello para echarle la culpa.

El actual entrenador, llegado de la tierra de la cerveza, la salchicha y la morena de bote, es un tipo chulo. Chulo, chulo. Lleva de entrenador pocas primaveras, pero se las sabe todas. Eso dice él. Y él sólo se lo cree. No sólo dijo el año pasado que el Real Madrid con él jugaría de forma distinta sino que se consideraba más entrenador que Fabio Capello. Hasta en el fútbol: el tiempo pone a cada uno en su sitio; qué bella es la vida.

Yo siempre defendí al italiano, conste en acta. A pesar de que sus equipos juegan como salva sea la parte utilizada por nuestra persona para tomar asiento. Capello era un pragmático; en extremo, eso sí. Pero sabía muy bien como había que jugar al contrario. El problema de Capello, consistía en que sacaba los puntos dentro y fuera de casa con el mismo juego. Fuera del fortín blanco no importaba. Puntuar fuera de casa siempre es un regalo y, como a tal, no se le mira el diente. Pero el Bernabéu es otra cosa, claro. Y jugando en casa, al Madrid se le exige ganar por goleada y dar buena imagen.

Desde mi pervertido punto de vista, la situación actual es una vergüenza. El Madrid ha tenido la posibilidad de salvar todas las competiciones en las que ha caído esta temporada en el Bernabéu. Posibilidad que no ha aprovechado. Reconózcanme el lujo que, en ocasiones, conllevan las casualidades. Por el contrario: en el Bernabéu perdió la copa del rey; en él fue eliminado de la Champions. Y en él, si el paisaje no lo remedia, va a perder la liga.

Continuará. Oigan, qué a gusto se queda uno hablando de deporte.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

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martes, 25 marzo, 2008  
Blogger Javi said...

Señor Julián, siento enormemente que se le haya trabado el teclado del ordenador obstruyendo la originalidad fresca y cotidiana a que me tiene acostumbrado. Ruego que se recupere pronto.

No entiendo mucho de vocablos, pero visca es el apócope de viscoso ¿verdad? :-)

Buenos días.

martes, 25 marzo, 2008  

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