Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

12 enero 2008

El que duda no ama.

Principiamos el albor de un nuevo año. En dos meses, o un poco menos, los días volverán a su elongación más añorada, esperada y deseada. Meses de oscuridad, frío y recogimiento, darán paso a estaciones cálidas y diáfanas, donde el clima festivo imperante contagiará por sí mismo de soluciones a asuntos irresolubles. Es tal la influencia del clima en el estado de ánimo de las personas, que no sé si sobreviviríamos a doce meses de invierno con ese frío que, como saben, lo congela, lo entumece y lo encoge todo.

De todos modos, sería injusto cargar sobre las espaldas del clima el peso de nuestra actitud ante la vida. El pasado verano, tomando unos cortos con una amiga –muy guapa, por cierto-, salió un tema interesante, dentro de lo interesante que puede resultar un asunto entreverado de chatos, croqueta y crema de queso con setas: la seguridad de las personas.

Es una de las cosas que más me atraen en las personas, en que más me fijo y que más admiro; aunque, desgraciadamente, no sé distinguir cuando es innata y cuando fingida. Ciertamente, hay personas que si no están seguras de sí mismas lo aparentan muy bien. Y, créanme, a veces vale sólo con eso, con aparentar serlo; aunque en el fuero interno, personal, privado e inaccesible del sujeto no haya consistencia alguna y todo tiemble como un postre de gelatina.

La seguridad en uno mismo supone quererse a sí mismo. Eso tan simple, en ocasiones, es más complicado de lo que parece. La interacción con nuestro entorno social hace que esa capa protectora forjada en nuestros años de infancia se deteriore, a veces, de modo definitivo. Cuantas veces estamos seguros de algo, hasta que confrontamos nuestro punto de vista con más personas y nos damos cuenta de que estábamos equivocados o que la postura mayoritaria o más acertada era la de los demás. Es evidente, que sólo un obstinado se empeñaría en defender una postura contraria a la que defiende todo el mundo; aun así, se dan casos, la viña del señor es pródiga en uvas que dan zumo de ciruela. Seguro que conocen a más de uno que cree que está equivocado el resto del mundo, ese no es que esté seguro de sí mismo, sino que vive en un mundo oscuro e irreal y, probablemente, jamás salga de él.

Ir con paso firme en la vida es fundamental en sus distintas facetas. Al afrontar un examen, una oposición, una entrevista de trabajo…; empero, tener la autoestima encima del guindo, no significa que la persona pueda desempeñar ese trabajo de la forma más eficiente y eficaz posible, si bien, tendrá más posibilidades de conseguirlo. Ahora bien, el no tener plena confianza en las posibilidades que tenemos, si nos puede llevar a cometer errores que lleven a la interpretación errónea de que no se es capaz para desempeñar una ardua y compleja tarea, afrontar un reto concreto o lograr un determinado objetivo.

La seguridad está intrínsicamente unida al optimismo. Una persona con seguridad en sí misma, tiene una visión de la realidad mucho más positiva que una persona con la moral por los pies. Leyendo un blog de psicología de la web de Muy Interesante hace tiempo, me encontré con una idea interesante: "las personas pesimistas ven el mundo que les rodea de una forma mucho más objetiva y cercana a la realidad que las personas optimistas, sin embargo, la actitud positiva de éstas, les lleva a conseguir sus logros en más casos, a pesar de tener una visión de la realidad más erronea”.

No he hablado en el post sobre la influencia de este tema a la hora de conseguir una pareja determinada. Pero es evidente que tiene más posibilidades de conseguirla el optimista que alberga confianza en sí mismo, pues lo refleja en su aspecto y personalidad, que el pesimista que, además, tiene la autoestima por los suelos. Si a esto le sumamos el aspecto físico: guapo, feo, cachas, tirillas…o sea, el interior en que se fijan las mujeres, ya puede ser uno más salao que una lata de mejillones. No busquen la moraleja, como decía Goethe: “todo es más simple de lo que podamos imaginar”. Buen fin de semana, gracias por leerme y disfruten de este temazo de James Blunt: