Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

24 enero 2008

Ver a dos mujeres medianamente inteligentes discutir, es un verdadero placer. Mucho mayor, que el provocado por dos hombres en la misma tesitura. Realmente, la distancia entre sexos y su pensamiento es grande, quizá enorme. Cuando la discusión versa sobre política, las diferencias se ven aún con mayor claridad. En la confrontación dialéctica masculina, el objeto serán ordinariamente las ideas; la disparidad de pensamiento en un asunto determinado. En cambio, cuando los contendientes sean femeninos, la disputa será algo personal; no se atacará un argumento más de lo que se ataque a la portadora del mismo. Un placer, como les decía; además, televisado. El tema era delicado y de total actualidad, dado el debate proporcionado por la prensa, los políticos y los recientes acontecimientos: el aborto. Señalaba Juan Manuel de Prada en un artículo hace tiempo, que resultaba curioso como se podía estar a favor del aborto y, en cambio, en contra de la pena de muerte. Antinomia insoslayable, en su opinión. Ni que decir tiene, el debate entre las dos féminas discurrió por otros derroteros. Siempre pisándose la una a la otra para deleite del público masculino. Yo estaba disfrutando, mucho más, que si hubieran puesto a ambas en una piscina de barro y se hubiesen enzarzado en una riña con tirones de pelo y revolcones incluidos; mi morbosa, y calenturienta, imaginación, fue mucho más allá, y no pude evitar imaginarme a ambas con un mandil friendo unas croquetas; lo siento de veras, pero, me deleite con la visión. Aun así, lo peor estaba por llegar; Dios quiera que nunca caiga en la cama de una bióloga, aunque ya saben ustedes que, de noche, todos los gatos son pardos. Una mujer, al igual que el hombre, puede buscar sólo placer en una relación; algunas, buscarán hacer realidad sus sueños y todas esas milongas, como la protagonista del nuevo culebrón de Telecinco: Sin tetas no hay paraiso -me han dicho-; otras, serán de aquí te pillo aquí te mato -para mí, éstas son un mito-; pero una bióloga, abran los ojos y agudicen los oídos, buscará sólo, y exclusivamente, el cigoto; el hombre no importará tanto como su simiente. Queridos congéneres: tengan cuidado con lo que siembran y donde lo hacen, nunca se sabe lo cargada que puede venir la cosecha. Miedo me da.