El desfase en el amor.
En el desarrollo comparado de una pasión, de un sentimiento, e incluso en la comprensión de una idea, siempre uno se adelanta al otro, y en el momento en que el segundo llega al punto culminante, el primero ya lo ha sobrepasado o ha vuelto hacia atrás. Las almas jamás avanzan como caballos de carroza, enganchados en el mismo tiro, sino más bien una detrás de otra, entrecruzándose en su camino, atropellándose, alejándose sin cesar, corriendo frenéticas como bolas de billar. Adoramos a una mujer que comienza a amarnos, que nos adorará en el momento en que ya no la amemos, y que estará hastiada para cuando deseemos volver a ella. Es extremadamente difícil establecer una armonía en la vida, y podríamos contar con los dedos de una mano el número de minutos en que dos corazones que se aman han cantado al unísono.
Gustave Flaubert. "La educación sentimental".
7 Comments:
Que significa este comentario
No es un comentario. Es un post. Es un fragmento de la obra de Flaubert. Creo no haber dicho nada nuevo y, creo, que él, tampoco dijo nada nuevo.
El amor, las personas y, sus relaciones, actuan en distinta fase. El gran enigma entre hombres y mujeres no es que unos y otros piensen de distinta forma, no se complementen o no sean el uno para el otro, sino, que la falta de coincidencia es un problema de ritmo.
Para mi esclarecedor, sin duda.
oye que bonito, pero que pena!! no me gusta nada. como se explican entonces las relaciones que llegan a buen puerto? por simple aguante de uno? por simple espera del otro? por pura comodidad con la situacion o por vagancia o miedo a seguir el ritmo individual de cada uno?
aunque, tal vez, y pensandolo mejor, en eso consiste una relacion fructuosa: en querer compaginarse, en tratar de ir juntos, no?
sei (y el anterior anonimo, no era yo, que conste).
Muy buenas Sei,jaja, no, tranquila, pasan muchos anónim@s por aquí.
Yo he entendido -porque el fragmento no lo he sacado de la "educación sentimental" sino de una version comentada que es la que estoy leyendo de "Madame Bobary" y cotejan ambas obras- que se trata del comienzo de una relación y, no, de una relación ya encaminada, comenzada o que no alberga dudas sobre los componentes de la misma.
Pienso que sí, el exito debe estar en ceder ambos, lo difícil es quien cede más o quien cede algo más importante.
También, esto como complemento al anterior que no lo termine porque le tocaba a mi hermano el cacharro este, pienso que se debe a relaciones frustradas o que anhelaba el buen fin de la misma y no pudo ser. Opino que el ilustre autor pasó por situaciones similares lo contrario seria muy dificil, a pesar de ser una de las mejores plumas de la literatura universal, expresarlo.
Y claro, no sólo es ritmo, parece obvio que no todas las personas sentimos lo mismo en todos los momentos distintos que se den, sino se siente algo determinado en un momento determinado pues...ya sabes.
Siempre he pensado así (como en el artículo). En nuestra cultura, el finiquito de una relación se ve como un fracaso, pero quizás debamos verlo como el paso necesario para llegar a una futura y posible nueva relación, incluso aún mejor que la anterior. No debemos empeñarnos (en todos los sentidos del término), en continuar una relación (que en la práctica es inexistente), por inercia de un amor pasado, que por muy bonito que fuera, no deja de ser pasado, que lejos de prudicr beneficios, generan perjuicios mayores de los que tratan de paliar. Hay un par de frases hechas que resumen mi pensamiento: “qué bonito es el amor mientras se hace” (jiji), o “que bonito es el amor mientras dura” solo si éste es correspondido, el resto es sufrimiento, engañarnos a nosotros mismos o a la otra persona = amor a destiempo, éste muchas veces se debe al miedo que tenemos a estar solos, ya se sabe, “mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer…”, esto es un error casi siempre.
Considero que cada uno traza una línea en el tiempo y en el espacio, el amor a la pareja o en la amistad…, las concibo cuando ambas líneas (ya sea de amigos, amores….), coinciden o se cruzan (si es más fugaz) con la nuestra, en un mismo tiempo y espacio. Si no estáis de acuerdo con esta postura, preguntaros cuanto amasteis al primer amor? (os acordáis, es imposible olvidarlo, lo hubiéramos dado todo…), y qué indiferencia os parece actualmente esa misma persona por la que tanto hubierais hecho…
No hay medias naranjas o mujeres o hombres de "mi vida", eso es mentira, hay medias naranjas de temporada (que pueden durar muchísimos años), o mujeres u hombres de una época de mi vida. Ninguno de nosotros dejamos de trazar nuestra línea totalmente personal. Qué difícil es encontrar a alguien que continuamente trace esa línea como un@ mism@… Puede que alguien lo vea como una concepción puramente egoísta, pero para amar a los demás, primero hay que amarse a uno mismo, de lo contrario sería sumisión…, y no amor.
Bueno Javi, siento no haber podido seguir tus comentarios estas últimas semanas, líos de oposición me lo han impedido, seguiremos otro año…. Espero que con esta opinión haya saldado mis ausencias en anteriores artículos…
Saludos!
Muy buenas Roberto, excelente comentario, profundo y, tengo que decir, que me va a hacer reflexionar, sin duda, ciertas cosas.
Es inevitable tomarse el fin de una relación como un fracaso y, además, en muchos casos, personal, como si solo hubiera dependido de nosotros y no de la otra persona –o de ambos- tal circunstancia. Uno siente que lo ha hecho mal, que no ha estado a la altura e incluso que nunca debió comenzar lo que ya finalizó, independientemente de los buenos momentos que se hayan pasado. ¿Cómo es posible determinar cuando ha pasado una relación su etapa? ¿Quién lo determina? ¿unilateralmente? ¿de común acuerdo? O, simplemente, ¿comienza la dejadez, la falta de entusiasmo, ese desenamoramiento paulatino y progresivo que terminará haciendo cenizas lo que un día fue una prometedora relación? Hay veces que somos deudores de nuestro pasado, y tal circunstancia, nos impedirá afrontar con garantías nuestro futuro –sentimental-.
Leía el otro día en un blog, cuyo enlace he puesto en la siguiente entrada a este artículo, que no elegimos verdaderamente ni siquiera a nuestra pareja, a nuestro a amor, a nuestro tortolito/a…pues éste viene dado a veces por el enamoramiento –esa poética distorsión de la realidad-, las circunstancias, una atracción física insuperable –como el miedo que estudiábamos en las clases de Derecho Penal con Conlledo-… lo único que en cuestión de relaciones elegíamos eran los amigos, ya que con estos estamos porque queremos, nos gustan con sus defectos y sus virtudes, comparten cosas –de las más variadas índoles en algunos casos- con nosotros…en fin. Yo, desde luego, comparto ese punto de vista, porque sería una buena explicación a las relaciones que no funcionan. Cómo van a funcionar, si ni siquiera hemos elegido nosotros libremente –esto es sin la interacción de otros factores que no sean las profundidades de nuestro alma- nuestra pareja y han influido la noche, las copas, opiniones…no sé. “Lo bueno por conocer” –me comentas-pues queda muy bonito afirmar que nunca sabes donde vas a encontrar al hombre/mujer de tu vida, a tu pareja ideal, a tu media naranja…la gente no suele esperar a que estas cosas ocurran y, echando mano del refranero español –sapiente él-, más vale pájaro en mano…claro, luego las cosas salen mal o, no tan bien como esperábamos.
Coincidencia plena con tu idea sobre el amor a uno mismo. Parece intrascendente pero es fundamental. Si uno no se ama a sí mismo –y hay múltiples circunstancias que le pueden llevar a uno a dejar de quererse, casi siempre exógenas- difícilmente va a abrir su corazón a nadie más, aunque lo intente, aunque le vengan dadas las facilidades..no, hay algo más que el mero hecho de la facilidad –a priori- de afrontar una eventual empresa de este tipo. Habrá que empezar por mirarse uno el ombligo -como decían los sabios-.
Mucha suerte con la oposición y que el ánimo no decaiga ante nada. Gracias por tu comentario y gracias por leerme. Hasta pronto Roberto.
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