Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

26 febrero 2008

Proemio:

Último tramo de la columna de ayer de Raúl del Pozo:

Lo importante es que recuerden donde (en referencia a los candidatos que se batirían en la noche de ayer en duelo) han perdido el paraguas. Digo esto por lo que ocurrió en Puerto Rico, 1963, cuando estaban exiliados Tierno Galván y Raúl Morodo. Uno de los fines de semana Raúl y un catedrático gallego se llevaron al Viejo profesor a los bares de alterne, que hervían de cubanas exiliadas y mamis de puerto. No pasó nada, pero unas semanas después Raúl y el gallego volvieron al club; una de las chicas sacó el paraguas y dijo:
-Tu amigo el viejito lo dejó.
Raúl llevó el paraguas al Viejo profesor y éste dijo:
-Lo habré olvidado en la biblioteca
Ninguno de los dos tiene vida secreta como Tierno, ni practica, que se sepa, las siestas del adúltero, pero los políticos deben de estar siempre preparados para decir que olvidaron el paraguas en la biblioteca, no en el puticlub
.

Estas líneas del Diario de Campaña de Gistau:

Contaba Norman Mailer que, en las vísperas del combate en Zaire, Alí y Foreman compartían por turno el mismo gimnasio para entrenarse. Y que Alí debía recurrir a las bromas y a las bravatas de buchón altanero para disimular el miedo que le daban las tremendas abolladuras que se encontraba en el saco golpeado por Foreman minutos antes. De igual forma, lo que Rajoy hizo en Burgos fue abollar el saco, ensayando el repertorio de golpes con los que aspira a ganar el debate…

La trama (primera parte):

Rajoy le dio un claro baño a ZP, es meridiano. El chico de las cejas sobresalientes, durante y tras el debate, no esbozó sonrisa alguna. Sin duda, en su fuero interno no había motivos para el orgullo: tan paseado en ocasiones menos necesarias. Si acaso todo lo contrario: se le vio tenso, espeso, incómodo, sin argumentos de peso. Sin embargo vistos los resultados de las encuestas, tan similares a los mostrados en el debate de los economistas, uno se desmoraliza, se inquieta e incluso se pregunta qué alberga el interior del ser humano español, siempre tan depurado.

Se puede entender que al eximio y castizo público le inspirase dudas Pizarro; éste, no tuvo su mejor noche. Pero lo de ayer fue abusar, un repaso de libro, un remojo de tomo y lomo. ZP, parecía un gatito asustado en su madriguera; se guarecía tras su propia chaqueta como un niño malo al que le reprochan su conducta y, en el fondo, comprende la reprimenda que le está cayendo. La prueba de la flagrante e hiriente derrota está, en mi opinión, en el análisis posterior: hasta los periodistas afines al PSOE dieron por bueno…un empate; ¡je! Eufemistas edulcorantes. Ni un solo periodista socialdemócrata dijo que ZP hubiera ganado el debate; criticaron con mayor o menor tino al gallego, pero ni uno solo, repito, dijo que ZP lo hubiera ganado . En otra igual no se habían visto en mucho tiempo. Que el rebaño propagandístico afín dé por bueno un empate, háganme caso, sólo puede significar que los golpes (permítanme el símil pugilístico) vinieron de todas partes (siendo Rajoy siempre el que golpeaba). Aun así, decepcionado me hallo: la gente vio mejor a nuestro presidente. En teoría no se debería poder tapar el sol con un dedo; aunque el personal progre en ocasiones lo pretenda y, al parecer, lo consiga.

Me preocupa la miopía general seriamente. Salvo que descubran a los socialistas robando (escándalo fondos reservados) o matando (GAL) creo, sinceramente, que el PP no va a ser capaz de echar a los progres de Moncloa ni a gorrazo limpio. Y eso que los únicos argumentos utilizados por érase un hombre a un talante pegado fueron: Aznar, el 1(9)1-M y la guerra de Irak; si, aunque parezca mentira, ZP se atrevió a meter el 11-M en el debate. Luego el PSOE denuncia que los que hacen uso partidista del terrorismo son los del PP, y alguno se lo cree. De todos modos hay que comprender que a ZP le convenía dramatizar: él mismo lo dijo. A nuestro presidente no le quedó más remedio que volver una y otra vez al pasado. Si bien, es normal: su política presente tiene poca defensa; y él, lo sabe.

Lo dejo. El tiempo se ha agotado por hoy. Continuará...