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Política, literatura, sociedad, música

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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

01 mayo 2008

No voy a hacerles un resumen del libro porque además de estropearles la eventual lectura del mismo lo encuentro un tanto infantil, con lo que permítanme, simplemente, recomendárselo como una buena lectura. Una lectura de calado, de esas que dejan algo más que un buen sabor de boca, de esas que le hacen a uno cuestionarse a sí mismo y de esas que permiten agradecer a la divina providencia haber encontrado un libro tan bueno, y tan bien escrito. En él subyace el inconfundible aroma de los clásicos; es un verdadero placer devorar hoja tras hoja y admirar desde la distancia la cantidad de imágenes, metáforas y descripciones tan bellamente trazadas a lo largo de su trama. Además, no está exento de carga emotiva; al menos, la suficiente para hacer emocionarse a este tipo duro, insensible y algo machista que les escribe a diario. A veces me da la sensación de que me están volviendo un blando los libros, o los años, o la vida; o quizá, una suma de todas esas cosas. En cualquier caso causa una gran satisfacción acabar un libro y sentirse mejor persona, notar que algo nuevo ha nacido dentro de nosotros, saborear que ahí afuera hay personas que, muchas veces, contemplan el mundo de una forma muy parecida a como nosotros lo hacemos y, aunque sólo sea por eso, saber que en el fondo no caminamos solos. Les dejo con el maestro de Prada y una selección de las perlas, llamarlas sólo frases sería injurioso, escogidas a lo largo de su lectura; bon appétit:

“Quizá el exhibicionismo sea el aspaviento de quienes nada valioso tienen que mostrar”

“Quizá las virtudes con brillo sean meros oropeles”

“El amor que no se dice así mismo acaba pereciendo por asfixia o inanición, tal vez por eso los enamorados se ensimisman en la repetición de unas fórmulas rituales que actúan a modo de promesas renovadas”

“Suele afirmarse que los viejos buscan a las jóvenes por concupiscencia, por satisfacer un declinante impulso lúbrico. Nada más falso: las buscan para exorcizar el invierno, para que su calor y su júbilo conjuren el aliento de la muerte”

“Dicen que suegras y nueras están condenadas a enzarzarse en 1.000 querellas que no son sino escaramuzas de una disputa única y esencial, la disputa por el hombre que ambas quieren en exclusiva”

“Del mismo modo que un desengaño amoroso se cura volcando con renovada fe sobre otra persona el cúmulo de sentimientos defraudados, también el dolor admite este tipo de traspasos, que además suelen ser purificadores, pues al mudar de causa el dolor aquilata su naturaleza y se hace más generoso”

“La malicia popular hace herederos a los hijos de los pecados de los padres”

“Quizá la felicidad consista, a la postre, en reconciliarnos con lo que verdaderamente somos, con lo que verdaderamente fuimos, renunciando a vanas aspiraciones y vanos consuelos”

“Será que necesitamos que alguien nos diga que él también padece nuestros mismos dolores. El dolor compartido consuela”

“La gente se pone muy sincera cuando piensa que va a morir”

“A veces una reparación a deshora lo embrolla todo”

“Cuando uno siente que su vida corre peligro necesita más que nunca sentirse vivo”

“Quizá el amor sea la única pasión que también desarma a los valientes, o sobre todo a los valientes”

“A veces el egoísmo es una manifestación natural del instinto de supervivencia”

“Quizá el amor no sea sino el espejismo de audacia y fortaleza que brinda la agregación de dos debilidades”

“La embriaguez de la victoria suele olvidar los continentes de muerte que deja a sus espaldas”

“Cuando la vida nos presenta una serie de sostenes amables –un porvenir más o menos cierto, un rumbo establecido- la sacudida del amor actúa como un acicate. Cuando esos sostenes faltan, el amor se torna más desesperado, es como un grito de supervivencia”

“Siempre sentimos nostalgia de aquello que nunca hemos poseído”

“La felicidad no sería esa felicidad que trastorna e incendia la vida como un cataclismo, sino más bien ese sucedáneo que nace de la tranquila aceptación del destino”

“Quizá la felicidad genuina no exista salvo como aspiración utópica; o, si existe, nadie se arriesga a quemarse en su llama”

“En fin, esas cosas que pasan: los caminos de la vida se bifurcan y cada uno sigue el suyo. Aunque nunca llegas a olvidarte del todo de un amigo”

“El tamiz de la memoria todo lo tergiversa y altera”

“La valentía es en la mayoría de los hombres, una pasión que requiere el estímulo del gregarismo”

“Todo el mundo quiere vender, basta con saber comprar”

“Quizá todos seamos capaces de vilezas o hazañas que ni siquiera habríamos imaginado”

“Hay calumnias por exceso y calumnias por defecto”

“Los acontecimientos extraordinarios no transforman el alma de un hombre, sino que más bien la liberan de adherencias y la hacen más nítida y despejada, sacan a la luz y decantan aquello que permanecía oscuro o apenas formulado, reprimido o subterráneo, hasta enfrentarnos a lo que verdaderamente somos, más allá de lo que deseábamos ser”

“La mera distancia geográfica basta con frecuencia para erosionar una amistad, hasta condenarla a la difuminación”

“Una petición de perdón puede encubrir un acto egoísta”

“Lo amaba de ese modo esquinado, aguzado de aristas, ensordecido con una espesa capa de despecho, con que solemos amar a quienes mas daño nos han hecho, a quienes en estricta lógica más deberíamos aborrecer”

“Quizá quien ama sin esperanza de ser correspondido sea también capaz de odiar sin esperanza de resarcimiento”

“No debe resultar muy llevadero aborrecer a una persona que sabes digna de admiración”

“A ciertas edades, cada minuto se vive angustiosamente como un milagro que acaso sea el último, sobre todo cuando ese minuto puede colmar la espera de toda una vida”

“Cuando se llama a una puerta que se desconoce, nunca se sabe quién nos abrirá, mucho menos el recibimiento que nos dispensará; puede que una vez franqueada nos depare hallazgos que hubiésemos preferido ignorar, pero cuando los engranajes de la curiosidad se ponen en marcha no hay aldaba que no sacudan, ni timbre que se resistan a pulsar”

“También el odio es una manifestación de vitalidad”

“En determinadas condiciones, las razones irrazonables llegan a ser irresistibles de tan poderosas: hay en todo hombre un deseo de aniquilación, un deseo de probar aquello que le perjudica”

“El cerebro humano, que se muestra incapaz de pensar al mismo tiempo en dos cosas distintas cuando lo hace de forma consciente, piensa simultáneamente en millones de cosas cuando se abandona a la inconsciencia: algunas de ellas se muestran en su nitidez más iluminadora y rotunda, en tanto que hay otros pensamientos desdibujados que nadan en las profundidades de la conciencia. Estos últimos, aunque no son los que determinan al instante nuestras acciones, son los que a la postre acaban explicándolas”

“Las estrellas parpadean en lo alto inmutables ante las pequeñas tragedias de los hombres”