Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

29 abril 2008

La "imparcialidad" del periodismo español, en directo.

Exactamente. Me pareció una auténtica tomadura de pelo. Aunque es verdad, y por eso lo digo, que no fue culpa del hombre pegado a sus cejas, sino de nuestra clase periodística y nuestros cada vez más depauperados medios. Desglosemos someramente:

-Había más periodistas de índole socialdemócrata que liberales (ahora que está tan de moda catalogarlos así -en muchos casos erróneamente, como señalaba ayer Benigno Pendás-): Margarita Sáenz-Díez, Antón Losada, José María Calleja y Fernando Onega. Por sólo dos de pensamiento contrario al talante de nuestro presidente: Charo Zarzalejos y Casimiro García Abadillo.

-Todos, absolutamente, le pasaron la mano sobre el lomo a nuestro insigne presidente. En esas palabras exactas, se lo transmití a mi padre mientras veía la degradación del periodismo en directo. Si es que incluso escuchaba los ronroneos de Zapatero desde el sofá de mi casa. Se estaba gustando. Viendo a un hombre como ZP que carece de todo atisbo de gracia, chispa y, por supuesto, inteligencia (y no insulto, constato por mera descripción al alcance de cualquiera que, simplemente, abra los ojos) se comprende bien aquello de caer en gracia y el utópico calificativo. Pero que además de reírle los intentos de gracia que no tiene le reconozcan el ingenio que ni ha olido “lo dijo el señor Rajoy, no entiendo por qué, y tampoco por qué le aplaudieron –risas de los presentes-” (en referencia a las palabras de Rajoy cuando enseñó la puerta, ancha como Castilla, a quien discrepase del fondo ideológico del partido): es algo, sin duda, que me deja honda lástima por el nivel intelectual de nuestro país.

-Con la ingente cantidad de preguntas, formuladas suave e irónicamente, que podían haber realizado al presidente: no escuchamos nada acerca de la negociación inter pares con los piratas; ni sobre la crisis –eufemísticamente llamada desaceleración (que no me venga el especialista de turno a tocar las gónadas con que no es lo mismo y que no hay estancamiento sino pérdida de ritmo en el crecimiento y tal que lo pongo de listo para arriba)-; y ni tan siquiera, se aludió seriamente al aceite de girasol. En la noche de ayer el Ministerio de Sanidad trasladó a los medios una copia provisional de las primeras marcas fuera de sospecha. Hoy me encuentro en los mismos, que hay 600 bajo sospecha. Por supuesto respiro aliviado, estamos en buenas manos.

No voy a entrar en las miradas de complicidad entre ZP y Calleja, porque regurgito. Parece mentira que este último, además de periodista, sea profesor de periodismo en la universidad. Dirige en Cuatro un programa similar a 59”, y da verdadera lástima verlo acomplejado por sus propias limitaciones. En cualquier caso, no es malo debatiendo; pero es incapaz de criticar a un gobierno socialista. Haga lo que haga. Ayer, el espíritu de crítica parecía haber caído en un olvido profundo; y quizá irrecuperable. Y de esta guisa dejaron a ZP que, aparte de no contestar a lo que se le preguntaba, se explayase en la, para él, brillante gestión del gobierno. Propaganda tan barata como inmerecida. Tenemos lo que merecemos.