Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

04 noviembre 2008

Lencería pirata. Esta nueva colección de ropa interior femenina es muy sugerente, desde luego. Despierta ese guerrero aletargado que todo hombre lleva consigo, aunque apenas se le note. Últimamente, además, causa gran alegría que se ensalce en distintos medios algo tan particular como los muslos femeninos, firmes, torneados, placer para mirar pero no tocar. Beyoncé, for example, le saca buen partido a los suyos en su último disco. Y cómo no vamos a agradecérselo.



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Lo que nos cuentan algunos maestros:

“…es de sobra conocido que un divorcio inamistoso es una guerra de exterminio sin heridos ni prisioneros en la que ni siquiera rige la Convención de Ginebra y se dispara con todo lo que se tiene”. Pedro J. Ramírez (Los motivos de Daisy, Domingo 26 de Octubre, El Mundo).


“La literatura, la música, una exposición pueden enriquecer la vida, intensificándola y sensibilizándola de manera profunda, transportando a lectores, oyentes o espectadores a unos niveles de percepción y comprensión del mundo, de las relaciones humanas, de los sentimientos, que, además de hacerlos gozar, los vuelven más lúcidos respecto a las insuficiencias e imperfecciones de que están rodeados”. (Mario Vargas Llosa, Vanessa Redgrave, Domingo 2 de Noviembre, El País).


Este desgarrador relato de Gabriel Albiac, en su columna de ayer, en La Razón: “Pocas bromas. Una niña de trece años fue lapidada, hace unos días, en la islámica Somalia. En un campo de fútbol y ante un regocijado público de unos mil espectadores. Los pedruscos del tamaño justo fueron traídos en un camión, para que los lanzadores no estuvieran cansados antes de empezar su teológica tarea. Cavaron un agujero. Enterraron en él hasta el cuello a la condenada. Y comenzó la ceremonia. Se interrumpió sólo cuando cesó todo signo aparente de vida en la muchacha. Pero fue un error. Las enfermeras que la extrajeron del agujero, comprobaron que aún respiraba. Volvió a ser enterrada, y los fervorosos varones perseveraron en su esfuerzo y puntería. Hasta el final.
No era una encantadora adúltera como la de Brassens a inicio de los setenta. Era una niña de trece años, violada por varios sujetos. Lo bastante niña como para ira a contarle a la Policía lo que le había pasado. Y firmar, con ello, su coránica sentencia de muerte. Una muerte atroz, obscena”.



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Wynton Marsalis & cia:




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Matasanos. La historia es pródiga en ellos. Nunca sabemos en qué manos nos ponemos. De acostumbrada soberbia y prepotencia. De trato humano improbable, y si lo hay, escaso, apenas perceptible. Nunca está uno seguro de si peor que la enfermedad es el remedio diagnosticado (y no al revés). Irrita, en cualquier caso, esa inexorable dificultad en olvidar la sensación de cobaya experimentada; esa deuda tácita, de eterno agradecimiento, contraída por el cristiano sometimiento a sus conspicuas artes, sin previa evidencia de su pericia, o su notable inepcia.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Si señor...después de Miles Davis...posiblemente el mejor trompetista Jazz...gran músico!!!!

jueves, 06 noviembre, 2008  
Blogger Javi said...

Don Julián, siento desenmascarar tu identidad, me alegra que te guste. Tengo entendido que ahora mismo está considerado el mejor músico -al menos el más completo- del mundo. Da igual escucharlo en jazz, que en clásico...es un virtuoso. Una pasada. Buen y sonido y buena técnica, ¡qué más puede pedir un músico!

Un abrazo, nos vemos el Sábado de copas.

jueves, 06 noviembre, 2008  

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