Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

Correspondencia: fjsgad@gmail.com
Mi foto
Nombre:
Lugar: León, Spain

En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

18 noviembre 2008

Vanguardia. Olga Rodionova. El cuerpo es el lienzo. La mujer es la obra. La piel a disposición de ojos profanos, legos, ignaros del arte contemporáneo: matrioska subjetiva de percepciones ambivalentes.



.



Naturaleza humana. Uno de los orígenes históricos que se atribuyen al término inglés OK, pueden comprobarlo en Wikipedia, es el referido a su aspecto contable. Así, en la Guerra de Secesión norteamericana, “cuando no había ninguna baja en los campos de batalla, se anotaba 0 killed (ningún muerto) en una pizarra, que en su forma abreviada corresponde a 0K”. Era un método frío, impasible, matemático. Los egipcios, en cambio, recurrían a un procedimiento un poco más exótico: “Terminada la batalla, los egipcios recurrían a un sistema un poco peculiar para conocer cuantos soldados contrarios habían muerto: les cortaban el pene y luego los amontonaban para que los escribas recogieran en sus papiros las cifras oficiales de muertos. Y es que siempre ha ocurrido lo mismo, los generales dirigen las batallas y se llevan la gloria, pero son los sufridos soldados quienes pierden la vida”. Pueden comprobarlo en esta página, aunque el dato lo leí por vez primera en la revista Muy Historia. En la imagen de arriba, más solemne y actual, pueden ver el aspecto reciente que ofrece una playa californiana que mantiene las cruces en recuerdo de los soldados caídos en la guerra de Irak. Sobrecogedora, emotiva, fascinante. Testimonio de la condición humana. El hombre es ese ser capaz de albergar en su interior igual proporción de virtudes y defectos, de probidad e iniquidad, de bondad y maldad, como el calor y el frío, el día y la noche, el yin y el yang: fascinado por encontrarse inmerso en un gigantesco mecanismo matemático, del que apenas es consciente.


.


Y por último, esta versión del Tico Tico, a cargo del gran Paquito de Rivera. Tiene razón Fernando Trueba, cuando afirma que escuchar uno de sus solos alegra el día a cualquiera, no me digan. Los cubanos son fantásticos. Extraordinarios. Atesoran un talento incalculable, inmenso, inabarcable; y eso que, como decía el anuncio de Malibú, se toman la vida sin ápice de estrés. Dan la impresión, sólo la impresión, de no tomarse nada en serio. Y luego, nos ofrecen estos magníficos resultados para los que no hay palabras. Sencillamente fabulosos. Aunque, eso sí, algo hay que achacarles. No sé si saben que el maestro cubano tiene una biografía titulada Mi vida saxual. El título se las trae, claro. Aún recuerdo hace años, cuando lo encargué en una librería, como me sentí algo ruborizado al pronunciar su título. E incluso me vi obligado, moralmente, a explicarle al anciano librero que era saxual y no sexual, debido a que su escritor era un egregio saxofonista. Pues bien, el libro, hilarante y escrito con un gusto verdaderamente exquisito, está plagado de anécdotas de su vida de músico, a cual más divertida. Aunque pienso que sería harto dificultoso encontrar a un músico cuya vida pueda ser calificada de sosa, aburrida, insulsa, insípida, desabrida. En una de estas anécdotas, fresquísimas, que diría Arcadi Espada, nos muestra un fiel retrato de los cubanos, y su carácter, que es su salsa: “cuando una persona de cualquier parte del mundo va a un museo a contemplar la obra maestra de un gran artista, suele quedarse anonadado, asombrado por la grandeza de lo que contempla, y no puede hacer otra cosa que alabar la mano creadora de tal fenómeno; un cubano, en cambio, dirá que a él no le dio por la pintura”. Esto no viene de la globalización, claro.