"Según una leyenda generalmente admitida por los estudiosos eclesiásticos, Santa Helena, madre de Constantino, descubrió la Verdadera Cruz de Cristo en el año 326, durante un viaje a Jerusalén realizado con objeto de encontrar el Santo Sepulcro. Según la conocida leyenda de Santiago de la Vorágine, en cuanto Helena, que entonces tenía 80 años, llegó a Jerusalén, sometió a tortura a los judíos más sabios del país para que confesaran cuanto supieran del lugar en el que Cristo había sido crucificado. Obviamente, consiguió arrancarles la información y, así, la llevaron hasta el supuesto Gólgota, el monte de la Calavera, donde el emperador Adriano, unos 200 años antes, había mandado erigir un templo dedicado a Venus. Santa Helena ordenó derribar el templo y excavar en aquel lugar, encontrando tres cruces: la de Jesús y la de los dos ladrones. Para averiguar cual de las tres era la del Salvador, santa Helena ordenó que un hombre muerto fuera llevado al lugar y, en cuanto lo pusieron sobre la Vera Cruz, el hombre resucitó. Después de este acontecimiento, la emperatriz y su hijo hicieron construir en el lugar del hallazgo una fastuosa basílica del Santo Sepulcro, en la que guardaron la reliquia. De ella, con el devenir de los siglos, salieron numerosos fragmentos que se repartieron por todo el mundo". El último Catón, Matilde Asensi.

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Rosas de Jericó, cintas de la virgen de Tortosa: las rosas de Jericó son unas flores blancas que al secarse forman una pelota que, al sumergirse en agua se extiende. Una tradición asegura que, puestas en la habitación de una parturienta, se abren en el momento del parto. La Virgen de Tortosa es la Virgen de la Cinta, y representa a Nuestra Señora embarazada. Una costumbre supersticiosa para evitar los abortos consistía en poner en torno a la cintura de la embarazada una cinta que hubiera tocado aquella imagen. Debía cortarse en el momento del parto, para que éste pudiera producirse.

La creencia popular de mayor arraigo en Galicia es la de la Santa Compaña, la procesión de almas en pena que, guiadas por un vivo, recorre por la noche los caminos, llevando una luz y una cruz. Hay diversos conjuros para que la persona que se encuentra a la Compaña, pueda evitar que el vivo le traspase su función: cruzar los dedos o los brazos sobre el pecho, o trazar un círculo en la tierra, a su alrededor.

Notas explicativas a pie de página de Los pazos de Ulloa, de Emilia Pardo Bazán, en la edición de Marina Mayoral.

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Onanismo: masturbación (RAE).

Vicio de Onán: “La ley del Levirato, que está en el capítulo 25 del Deuteronomio, dice que si un varón casado muriese sin dejar descendencia y viviese en la casa un hermano soltero del difunto, su viuda deberá casarse con él y con ningún otro varón. El primogénito de esta unión deberá llevar el nombre del fallecido para que su nombre no se extinga. Onán fue obligado a casarse con la viuda de su hermano para cumplir con esta ley. Pero para no procrear un hijo que no sería considerado suyo, según aparece en el Génesis, capítulo 38, versículo 9, “cuando yacía con la mujer, se retiraba de ella y derramaba la simiente en la tierra, lo que fue pecado a los ojos de Dios, y lo castigó con la muerte”.