Sin entrar a profundizar sobre esa generalizada teoría que vincula los gustos futbolísticos con las enseñanzas de Mendel; ni en esa otra, igualmente extendida, que los relaciona, ¡nada menos!, con lo que ha dado de sí la simiente de Pablo Iglesias y Manuel Fraga Iribarne: hace exactamente una semana, tras la derrota del Real Madrid en el Santiago Bernabéu a manos del Sevilla, que le dije a mi padre, quien, por cierto, estaba de muy mal humor, que el entrenador alemán del equipo blanco tenía de plazo como míster hasta el partido de ayer, frente al F.C.Barcelona, como ustedes saben.
Fallé el pronóstico, porque la vida es así: como rezaba la cantinela de una popular serie de dibujos animados, tan enriquecedora como cualquiera de los libros de texto de nuestros actuales escolares. Y, de ese modo, el señor Schuster, tan bocazas, fanfarrón y maleducado durante toda su etapa, en un alarde sin precedentes en su libro de estilo, tiró de su escondidísima humildad, y dijo, una verdad mayúscula: “ahora mismo no es posible ganar en el Camp Nou”. Lo cual, me daba a mí, era bastante obvio: ¡pero qué iba a pensar él que las obviedades le iban a costar el puesto!
Ni que decir tiene, que cuando mi padre escuchó por sí mismo esas palabras, se escandalizó. Y al parecer, con él, todo el madridismo; y su indigno presidente: al que le falta la talla, categoría, talento y elegancia necesarias para estar a la altura del cargo que ostenta en la actualidad.
El señor Calderón, no es más que un Joan Gaspart merengón: cuando se le compara con su antecesor: ajos come. Y, cuando se pide, directamente, su dimisión: va y entiende el nombre equivocado. Algo, también, muy español.
Dice Alfredo Relaño sobre el señor Calderón que “le falta la discreción de los grandes hombres”. En cambio, pienso yo, que a los directores de los periódicos les sobra: al menos la suficiente para dilapidar al candidato que, en su día, ellos mismos apoyaron.
Fallé el pronóstico, porque la vida es así: como rezaba la cantinela de una popular serie de dibujos animados, tan enriquecedora como cualquiera de los libros de texto de nuestros actuales escolares. Y, de ese modo, el señor Schuster, tan bocazas, fanfarrón y maleducado durante toda su etapa, en un alarde sin precedentes en su libro de estilo, tiró de su escondidísima humildad, y dijo, una verdad mayúscula: “ahora mismo no es posible ganar en el Camp Nou”. Lo cual, me daba a mí, era bastante obvio: ¡pero qué iba a pensar él que las obviedades le iban a costar el puesto!
Ni que decir tiene, que cuando mi padre escuchó por sí mismo esas palabras, se escandalizó. Y al parecer, con él, todo el madridismo; y su indigno presidente: al que le falta la talla, categoría, talento y elegancia necesarias para estar a la altura del cargo que ostenta en la actualidad.
El señor Calderón, no es más que un Joan Gaspart merengón: cuando se le compara con su antecesor: ajos come. Y, cuando se pide, directamente, su dimisión: va y entiende el nombre equivocado. Algo, también, muy español.
Dice Alfredo Relaño sobre el señor Calderón que “le falta la discreción de los grandes hombres”. En cambio, pienso yo, que a los directores de los periódicos les sobra: al menos la suficiente para dilapidar al candidato que, en su día, ellos mismos apoyaron.
4 Comments:
No hay nada como tirar de hemeroteca...Mil besos.
Hola Anay. Sí, es todo un ejercicio de memoria; cobre todo para ellos, claro;)
Un beso.
Bisca el Varssa!!!
Juli, Juli, la temporada no ha acabado. Ya sabes que la cuestión estriba en que el que rie el primero lo haga, también, en último lugar. Pero en fin. La vida no está escrita en un manual.
Felices fiestas.
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