Llevaba dos días ciertamente extrañado debido a que el maestro Ignacio Camacho, durante los mismos, no había dibujado su elegante e inteligente raya diaria en el agua. Y me invadió un vacío triste e inefable. El mismo que sentí cuando dejé de leer cada mañana el periódico El Mundo, comenzando siempre por su contraportada, cuando feneció Francisco Umbral. No sabía el motivo. Pero sin duda debía haber pasado algo. Algo grave. Y hoy lo explicó él mismo, con su incomparable literatura. Debe de ser verdaderamente terrible ver apagarse la vida de quien te la ha dado. A pesar de la inapelabilidad de las leyes de la vida. Que como saben, no siempre son justas.
Y en la mañana de hoy, más hechos luctuosos en la vida de nuestros más queridos columnistas. Leyendo a Arcadi Espada, me he enterado del reciente fallecimiento del marido de Rosa Montero. Tanto Ignacio como Rosa han rendido tributo a sus seres queridos del modo que mejor podían y sabían hacerlo: escribiendo; trabajando. Tratando de diluir ese dolor punzante que sin duda les atacaba en cada golpe de tecla que utilizaron para cincelar sus dos columnas, bellas y profundas.
Mis sinceras condolencias para ambos.
Y en la mañana de hoy, más hechos luctuosos en la vida de nuestros más queridos columnistas. Leyendo a Arcadi Espada, me he enterado del reciente fallecimiento del marido de Rosa Montero. Tanto Ignacio como Rosa han rendido tributo a sus seres queridos del modo que mejor podían y sabían hacerlo: escribiendo; trabajando. Tratando de diluir ese dolor punzante que sin duda les atacaba en cada golpe de tecla que utilizaron para cincelar sus dos columnas, bellas y profundas.
Mis sinceras condolencias para ambos.
2 Comments:
Gracias, impagable amigo. Cuida a los que tienes cerca porque después se echan de menos los besos que no has dado. Hay tragedias que son tan comunes y sin embargo producen un dolor tan intransferible... Abrazos. I.
Gracias a usted, de veras, porque su letra destila el fondo nítido de su alma. Tan poco común. Tan insípido en su entorno profesional.
Tendré en cuenta el consejo, aunque a veces no haya tiempo ni siquiera para los que más se quieren. Y en cambio se haga hueco a otras personas u otras actividades que deberían esperar y no ocupar, sin embargo, el lugar preferente que en todas las facetas de la vida habrían de llenar quien nos ha dado la identidad, el ser y gran parte de nuestra personalidad (nuestra auténtica rúbrica).
Un abrazo.
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