Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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Lugar: León, Spain

En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

26 marzo 2012

El Plaza

Una primaveral tarde de marzo que ya la pilláramos en agosto. Unas cañas muy frescas, con mucha espuma, pero tiradas con demasiada desidia. Un muchacho no demasiado esperanzado se acerca con su pareja a entregar un currículum. En los altavoces suena Miles Davis. Entorno de madera, luz escasa, paredes emperifolladas con gigantes del Jazz de todas las épocas. La tapa escasa, fría, no muy apetitosa: menos Franco y más pan blanco. Un hombre sentado en la esquina más acogedora, serio, delgado y con poco pelo, mastica un libro de Espinoza, y veo asomar su sonrisa cuando mi amigo y yo comenzamos a disertar de un modo informal sobre filosofía. El camarero parece educado, agradable, pero quizá sólo sea correcto. La ecualización tiene los graves demasiado pronunciados, haciendo que, inconsciente o deliberadamente, los clientes hagan sus movimientos más naturales a ritmo de swing. Al fondo del bar se observa la tarima sobre la que los viernes tienen lugar actuaciones en directo, un extraño lujo, no suficientemente valorado. Una mujer provecta apura otra caña en la mesa de al lado. Joyas vetustas, maquillaje excesivo, mirada perdida…pero el apagado chasquido de sus dedos no perdía la cadencia regalada a sus oídos. Dos hombres apoyados en la barra disertan sobre eliminatorias deportivas. Y señalan acalorados un titular del Marca, que es una razón tan legítima como cualquier otra para discutir de muchísimas cosas. Los asientos son relativamente cómodos, pero las mesas son absolutamente minúsculas. Se entiende que el espacio no da para más. Libros, música, mujeres, y esa necesaria actualización de nuestras situaciones personales. Con la amena conversación, consumimos rubias y palabras sin apenas darnos cuenta de que afuera oscurecía, que la tarde se iba, que el tiempo siempre apremia, y que lo bueno nunca dura eternamente. La cuenta, una breve despedida, y mañana, si Dios quiere, a comenzar otro nuevo día.