Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

01 julio 2008

Siento verdaderamente no poder estar con ustedes en mejores condiciones. Créanme, si les digo que no tengo tiempo ni siquiera para escribir lo que ahora mismo están leyendo, lo cual es una contradicción palmaria, pero ya saben, y si no se lo digo, que soy un hombre que no puede, ni debe, vivir sin sus vicios. Como es menester, salutífero y desiderativo, no alargarme en demasía, lo que además de contradictorio sería molesto, haciéndome eco de la aseveración de Baltasar Gracián, al que se le atribuye aquello de lo bueno, si breve, dos veces bueno, les dejo con 10 razones que en su libro La grieta da Javier Fernández para ver la tele y desechar ese objeto que el diccionario denomina, con exactitud matemática, como libro. Nos las resume, gentilmente, Alejandro Gándara en su magnífico blog literario. Ahí les van:

1. La tele supone menos esfuerzo y hace menos daño al cuerpo. Además, no resulta incompatible con el descanso.

2. En la programación de TV se puede influir, tiende a la interactividad, está mejor adaptada a nuestra época.

3. En la tele hay de todo y a menudo cosas que no esperabas. En el libro, una vez leído, todo es ya previsible. Proporcionalmente y en este aspecto, es más caro un libro que un televisor.

4. Un telediario contiene información equivalente a horas de lectura. Al mismo tiempo, las interrupciones comerciales aportan consejos necesarios para nuestra comunidad de consumidores.

5. La lectura aísla y ensimisma. Ante la pantalla se crean lazos.

6. La tele integra al espectador en la sociedad que le rodea y hace de la experiencia algo compartido, fuera de dar temas de conversación. En el libro, sólo te comunicas con un hipotético escritor, que además es proyección del lector.

7. La lectura es intelectualmente activa. La tele, pasiva. De modo que leer supone un trabajo suplementario que hay que realizar en nuestras horas de relax y descanso.

8. Con su morbo, sexo y violencia, la tele está más cerca del gusto común y de los deseos inconfensables de los individuos, con lo que resulta una seductora y efectiva herramienta psicoterapéutica.

9. El libro es subjetivo. La programación televisiva es el producto de toda la sociedad y su manipulación por el mercado o la política acaba diseñando parrillas de mayor atractivo.

10. El libro sucede en la imaginación. La TV es real.

Y ya que estamos en faena, rememoremos a un gran hombre de letras:




Pasen buena semana.