Un precio, una curiosidad, algo más que un concepto
Encuentra, sólo, quien antes busca. Condenando sin ambages al violento, y al fruto de su locura (literal), muchos se preguntan si no se ha cultivado lo que ahora se recoge. ¿Viven -¿vivimos?- inmersos en una testiculocracia, decía en la fresca mañana de hoy, en lo de Carlos Herrera, la conspicua pluma de Marchena? Es bastante probable, y desde luego natural, e instintivo, y no menos espontáneo. Ahora bien, sería conveniente discernir de dónde provienen esta clase de arengas, quién las formula, y quién se lucra, de algún modo, con todo esto. Porque algo está claro, respecto al destinatario: el pueblo ha captado nítidamente el mensaje.
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Esta mujer ha dado a luz un hijo sin darse cuenta. Ella, ni siquiera sabía que estaba embarazada. Ergo…es de suponer, que tampoco se enteró de cómo se lo hicieron (el hijo).
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Estoy parcialmente de acuerdo con la redacción de esta noticia. El Gran Wyoming es un verdadero showman, no un intelectual: como así le ha definido mucha gente, entiendo que de su mismo rango. Pero, el periodista Hermann Tertsch, ¡no ha sido presuntamente agredido!: el señor Tertsch, ha sido agredido sin presunciones de ningún tipo.
Como tampoco se producen presuntos homicidios, salvo en la prensa. O se ha matado a alguien, o no se ha matado a nadie.
Sin embargo, en mi opinión, si pueden producirse presuntos asesinatos (aunque esto es doctrinalmente discultible, claro, siendo corriente mayoritaria quienes afirman que en penal no existen las presunciones como tal): simplemente porque averiguar si en el hecho se dan las circunstancias agravantes que suben de categoría la acción típica, antijurídica y culpable no es algo automático, ni inmediato, precisamente. Y dado que, desde luego, la distinción no es gratuita.
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