Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

12 julio 2010

España, siempre

España ha ganado el Mundial de las vuvuzelas, de los jabulanis y de los reporteros más dicharacheros. Los muchachos de Vicente Del Bosque salieron con ese aire de futbolistas soberbios y espléndidos que habían desplegado contra la selección alemana. Y los primeros quince minutos de partido, todo hacía presagiar que iban a exprimir pero que muy bien a la nueva naranja mecánica. Pero entonces los futbolistas holandeses, que en algún momento debieron de pensar que ellos también eran finalistas, decidieron frenar el ímpetu, el juego y el entusiasmo que estaban mostrando los españoles con golpes, patadas y demás chalaneos de sus más que particulares dotes artísticas. Esta circunstancia nada excepcional en un terreno de juego cuando se enfrentan dos contendientes tan obscenamente desiguales, dio lugar a una pequeña batalla campal en la que, al final, la lógica, la calidad y sobre todo el esfuerzo de un trabajo muy bien hecho tuvieron su extraordinaria y tan esperada recompensa en la consecución de la Copa de las Copas.

Ha hecho muy bien el pueblo español en haberse echado a la calle. Pues vivimos tiempos demasiado difíciles y delicados como para esperar a celebrar las alegrías a que lleguen años algo mejores. Por eso, al finalizar el seguidísimo encuentro, las ciudades y los pueblos de todo el país se fundieron en un clamor al unísono de aplausos, vítores y variopintos toques de trompeta. España había ganado. Era campeona del Mundo. Esa Copa que antaño levantaban brasileños, alemanes o italianos, por fin, la iban a levantar los nuestros. Con ese orgullo y desparpajo tan característico de nuestra genética más castiza y arraigada.

España, y los españoles, somos diferentes. ¡Desde luego! Por eso, y a modo de ejemplo, repitieron más veces el beso de Casillas a la Carbonero que el gol de la victoria de don Andrés Iniesta: probablemente el mejor futbolista del planeta. Esto, seguramente, no habría sucedido en ningún otro rincón del orbe. Pero qué quieren: pinchando el morbo lo que tanto y tan bien pincha.

Entre el miércoles y el jueves de esta semana tendrá lugar el debate sobre el Estado de la Nación que, como todos saben, no le interesa absolutamente a nadie. La gente, cada vez más, pasa de los políticos y de sus repetitivos soniquetes: todos son iguales y todos buscan lo mismo: la poltrona cómoda, la saca abundante y el buche lleno. Quizá por esa razón, aunque la malicia nos hace pensar en otras cosas, el presidente Zapatero ha situado ese debate en el lugar del calendario en el que lo ha situado. Qué va a importar más a los ciudadanos, ¿el paro, la rebaja del despido y los alumbramientos del Constitucional o buscarse un buen chiringuito a mediados de Julio donde comentar los éxitos más sonoros de nuestros futbolistas? Bien y muy bien lo sabe el de León nacido en Valladolid, por supuesto. El gran problema, sin duda, es que lo desconozcamos nosotros.