Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

18 junio 2010

Luto en la literatura

Hoy es un día triste, sin duda. Ha muerto el gran escritor portugués don José Saramago. El hombre que amaba el blanco, entiendo que como símbolo de pureza, de compromiso, de responsabilidad. El hombre que defendía una forma de escribir, una manera de pensar, sobre todo un modo de ser. Aferrado, fiel a una ideología y a unas creencias que le granjearon poderosas enemistades incluso en su propia tierra, se mantuvo firme en sus principios hasta una última hora que no temía y de la que nada bueno ni malo esperaba. Vetado por Silvio Berlusconi y temido, no físicamente, por tanto intelectual de pacotilla impartía continuo magisterio desde su noble pluma, su pobre cuna y su acrisolada calma.

Habiendo dicho lo cual, probablemente demasiado poco, reconozco que sólo había leído de él su Ensayo sobre la ceguera y su Ensayo sobre la lucidez. Además, claro, de seguir con asiduidad su blog, sus cuadernos, apuntes en apariencia simples pero con muchísimo más fondo que el blog más sofisticado o la bitácora más recomendada. Era un hombre honesto. Un hombre bueno. Que escribía como pensaba. Y que, desde luego, pensaba lo que escribía. Su tinta destilaba sabiduría en grado sumo. Era, a mi entender, un gran observador de la naturaleza humana. Conocedor de ese mensaje del mundo y de la vida vedado a tantas mentes que se dicen muy elevadas pero que al final sólo gozan de unas miradas extraordinariamente estrechas. Sabedor de ese adagio que suscribe que somos aquello que defendemos, su rúbrica no dejaba a nadie indiferente, y marcaba una muesca indeleble en nuestro comúnmente poco trabajado raciocinio.

Leerlo era, sencillamente, un gran placer. Y no se me ocurre mejor forma de honrar a semejante hombre que dejarles una serie de citas de su cosecha, y que en el momento de leerlo recogí gustoso para mi cestita de los saberes. En el especial de El mundo pueden leer otras muchas. Y disfruten aquí del adiós que le brinda Juan Cruz.

“Las maneras de conjurar el destino son muchas y casi todas vanas, y ésta, obligarse a pensar lo peor confiando en que suceda lo mejor, siendo de las más vulgares, podría ser una tentativa merecedora de consideración”

“La esperanza es como la sal, no alimenta, pero da sabor al pan”

“Los humanos son universalmente conocidos como los únicos animales capaces de mentir, siendo cierto que si a veces lo hacen por miedo, y a veces por interés, también a veces lo hacen porque comprenden a tiempo que esa es la única manera a su alcance de defender la verdad”

“Es conveniente examinar las ideas del adversario a fin de descubrir lo que de ellas pueda resultar provechoso para las nuestras”

“Con los pensamientos todo cuidado es poco, algunos se nos presentan con un aire de inocencia hipócrita y luego, pero ya demasiado tarde, manifiestan lo malvados que son”

“Nacemos y en ese momento es como si hubiéramos firmado un pacto para toda la vida, pero puede llegar el día en que nos preguntemos ¿quién ha firmado esto por mí?

“La vida comienza no se sabe para qué, y termina no se sabe por qué”