Rumbita de verano
Hace un calor que se torra uno, oigan. Tanto y tan pesado que apenas tengo confianza en despegarme de la silla de aquí a un rato. Pensaba escribir sobre algo fresco en un ratito por la noche, pero dado que para entonces ya habrán bajado algo los termómetros, aprovecharé esas horas para hacer algún quehacer de índole intelectual, que es algo que suena muy fino, aunque en realidad no sea muy distinto de bajar a por una chapata a la tienda de la esquina, y dedicaré ahora unos minutejos sueltos a esta criatura del blog, que me come lo que no está escrito, expresión nunca mejor utilizada. Estaba montando en este mismo momento, en casa, bueno, más bien versionando o arreglando, todo un clásico de Peret, El muerto vivo. Porque claro, como llevamos no sé cuantos años sin canción del verano, al personal no le ha quedado más remedio que tirar de los éxitos de toda la vida, y así está el panorama, vendiendo las orquestas como novedad temas de Karina. A mí estas cosas de seguir montando temas una vez empezada la temporada, y teniendo que ir luego a ensayar con el grupo a diario para tocarlos el fin de semana, es asunto que me crea mucha angustia y que me deja punto menos que estresado. Pero quiá, uno escucha por ahí una versión, nos la pone en el local de ensayo, a los otros no les disgusta, me preguntan a mí en calidad de teclista y de buen muchacho a ver qué me parece, y, como ustedes comprenderán, ¿cómo negarse? Así que, así andamos. Y como la encontré fácilmente en Youtube, y me pareció fresca, alegre y desenvuelta, como el propio cantante, además de partirme la caja con la puesta en escena, muy castiza ella, aquí se la dejo, para que la disfruten y la bailen, lolailo.
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