A ti
Que eres pura fachada. Que tus pasos huyen del lugar donde aún te señalan. Que nunca has mirado a la vida de frente. Que te solapas tras tu estúpida sonrisa. Que te enorgulleces de saber vivir. Que no sabes y tampoco te importa. Que te entrometes donde quieres y cuando quieres. Que amas tu labia. Que, como el necio del proverbio, confundes valor y precio. Que nunca has querido. Que te aprovechas de las circunstancias y de los descuidos ajenos. Que has adquirido una fama que no te corresponde. Que enarbolas banderas que no son tu causa. Que nunca has creído. Que derramas lágrimas impostadas. Que, aun consciente de tu viga, no escatimas señalando pajas. Que confabulas por costumbre. Que criticas por necesidad. Que tus oídos pecan de curiosos y tu lengua de indiscreta. Que te gustas en el mundo. Que te aceptan con los ojos cerrados. Que, a pesar de todo, te ríen las gracias. Que dominas los tiempos. Que no tienes y no quieres principios. Que eres lo que más te importa. Que crees que el mundo gira alrededor de tu ombligo. Que jamás veras por los ojos de otro. Que das pasos de enano en el inmenso vacío. Que te quedas mirando el dedo. Que nunca has tenido dudas. Que das palos a otros ciegos.
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