Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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Lugar: León, Spain

En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

07 noviembre 2012

Mercurio

Optimismo:


 1. Sensación experimentada por el lector de periódicos cuando gobernaba Zapatero y (h)ojeaba el diario El País.

 2. Sensación experimentada por el lector de periódicos, ahora que gobierna Rajoy, cuando se asoma a las páginas del ABC.


El DRAE habla de propensión, término ampuloso y rimbombante donde los haya, aunque ya saben cómo son nuestros académicos. Y mi antigua profesora de Lengua y literatura, me habría hecho notar, sin la sensibilidad, el tacto y la delicadeza convenientes, que no me van a poner una calle en mi pueblo por mi destreza definitoria. Pero si de algo le sirven a uno sus estudios y sus lecturas, menos da una piedra, es para llegar a la siguiente conclusión: da igual que unos digan que el vaso está medio lleno, y, otros, que está medio vacío. La verdad es que se trata del mismo vaso. Y, se mire por donde se mire, tiene lo mismo dentro.



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Ya que estamos con el diccionario. En León cuatro de cada tres personas (no es fallo aritmético) presume de cazurro. Yo mismo, cuando salgo de fiesta y conozco alguna señorita de otra ciudad, me jacto de tal condición. Aquí entendemos el vocablo como sinónimo de terco, obstinado, cabezota. Es decir, tengamos o no razón, apelamos al espíritu del barco de Chanquete. ¡Tenemos nuestros principios! Y si a alguien no le gustan, ¡que se jo...robe!

Como comprenderán, ello es motivo de gran orgullo. Cuál no sería mi sorpresa, cuando en uno de estos plúmbeos días de Otoño, me dio por investigar qué pone el ínclito cuerpo léxico al respecto, y me encuentro, así de corrido, con torpe, malicioso, basto, corto de entendederas...

¡Teniendo a varios leoneses (sí, unos más que otros) ocupando los mullidos sillones! Y a todo un Cervantes que sale de paseo por las calles leonesas a la hora del chato, con gran aplomo y no menos solemnidad, a saludar con sus lindas manitas cuando le gritan con modales exquisitos: ¡maestro! ¡maestro!

Sabiendo que aquí no leen su poesía ni quienes la recomiendan (sobre todo esos, claro).