Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

29 octubre 2006

Retazos o esbozos clásicos.

Buenas a todos, a pesar de que ayer “pringué” y acabo de llegar de las montañas leonesas a cumplir con el diezmo o tributo anual que dedicamos a nuestros difuntos mas allegados, y a pesar de que hoy es Domingo y hay que leer obligatoriamente la Tercera de ABC, porque su director se “arremanga” y nos ilustra con su gran inteligencia, y a pesar (ya es el tercer a pesar, tengo el síndrome de San Pedro lo siento, pese lo que pese) de que tengo que contestar por ahí abajo a los pocos asiduos que se dignan a escribirme y trataré de que me de tiempo hoy, voy a hacer pago de lo que os prometí y hoy os va un post de cultura, verbigracia, de Grecia, a ver que os parece.

Vamos a empezar por el sofista Protágoras, mas que nada porque de él es una máxima que resume todo el esplendor griego, en cuanto al arquetipo de belleza perseguido y el modo de pensar de sus coetáneos, que hoy con tanto respeto contemplamos a través de las ruinas que quedan de sus monumentos, la máxima es,”el ser humano es la medida de todas las cosas” y esto es fundamental, para los griegos lo primero eran los hombres, de ahí que sus monumentos no fuesen enormes como los de los egipcios y que sus dioses fuesen tan humanos, tanto porque tenían nuestra forma, como porque tenían nuestras debilidades.

Para los griegos ir al teatro formaba parte de su educación cívica y no excluían a nadie, podían ir mujeres y niños, otra cosa es que pudiesen actuar en igualdad de condiciones, pero no, eso es un logro moderno, y las mujeres podían acudir al teatro pero no actuar, los papeles de mujeres en las obras eran caracterizados por hombres, que se cubrían normalmente su rostro con máscaras.

Una expresión que ha llegado hasta nuestros días y que tiene su origen en la antigua Grecia, es la de “condenar a alguien al ostracismo”, pues bien, el ostracón era un trozo enorme de cerámica, tabla o piedra en el que los atenienses escribían el nombre de un ciudadano indeseable, que era enviado al exilio durante 10 años. Como veis el significado de la expresión a penas ha variado.

El origen de la palabra templo también procede de Grecia, pues era allí donde denominaban los espacios sagrados como témenos, y las construcciones erigidas en los mismos se llamaron templos. Ni que decir que la arquitectura en la antigua Grecia tuvo una importancia enorme, tanto como la filosofía y la religión, que por otra parte estaban relacionadas, Platón (el de las anchas espaldas) llegó a decir en el αγορά “que nadie entre aquí sin ser geómetra”, lo cual creo yo que es bastante ejemplificante.

Como rito nupcial, las novias salían de sus habitaciones y eran acompañadas por la ciudad a la luz de las antorchas encendidas, oyéndose repetidos cánticos a Himeneo (hijo de Ares y personificación de la alegría del matrimonio en la noche de bodas, antes se asociaba la rotura del himen al desvirgamiento de la esposa en la noche de bodas, aunque ya sabéis que hay otras causas que pueden producir ese efecto en la mujer), el periplo por la ciudad finalizaba cuando llegaban a la casa de la madre del novio, la cual ofrecía a su nuera membrillo como símbolo de fertilidad, en nuestra cultura cristiana su acción análoga la tenemos en tirar arroz a la salida de misa, y en éstas tierras leonesas también se tiraban otros frutos de la tierra como garbanzos. La novia se bañaba en una fuente, como símbolo de inmaculidad, y como ofrenda a Era, ofrecía su melena recién cortada, símbolo de entrega de su virginidad. En el banquete los asistentes animaban a los recién casados a retirarse a su habitación privada, para que el novio procediese a desvirgar a la novia, y escuchaban con jubilo los gritos de la “afortunada”, en fin.

La homosexualidad entre adultos es tabú en Atenas (y no un privilegio como he visto en algún documental por ahí, doy preeminencia a lo que os cuento porque está escrito por García Gual, digamos un catedrático de enjundia en lo clásico), pero algunos filósofos alientan a los ciudadanos a tener relaciones sexuales con adolescentes, si bien apenas un joven tiene barba debe dejar esas relaciones, hacer el servicio militar y educarse en la guerra.

Una de las cosas que más me ha llamado la atención de la cultura madre de nuestra civilización, es el tratamiento de la prostitución. Por un lado estaban las dicteria o prostitutas comunes, no tenían ninguna habilidad especial salvo las que os estáis imaginando, y eran dirigidas por un funcionario público (proxenetas funcionariales, vaya, vaya), estos lupanares ancestrales se distinguían por colocar falos o signos fálicos en la fachada, vamos, que no había perdida, a falta de neones luminosos, pitos en la fachada. Por otro lado, estaban las hetairas, que eran prostitutas de lujo, podían recitar poesía, bailaban, y hablaban de política y filosofía, ahí es nada.

Otra palabra de origen griego, si ya se que me va a quedar un post bastante etimológico pero me parece interesante, es la palabra lesbiana. Safo es una de las grandes poetisas de toda la historia, sus versos han recorrido siglos sin sufrir desgaste y con igual lustro. Se cree que Safo tenía preferencia por su mismo sexo, vamos que las musas que inspiraban a ésta joven, eran también mujeres, y como Safo nació en la isla de Lesbos, pues esto ha determinado el sentido semántico de la palabra lesbiana.

Antiguamente, frente a la imagen de Aristóteles paseando con sus discípulos, las clases se daban en casa del maestro, que se sentaba y exponía sus conocimientos a sus discípulos. De aquí nace la palabra cátedra, que significa asiento, y que resume la dignidad del maestro, del catedrático (su palabra en inglés es chaiman).

Como colofón a la exposición, que de verdad espero que os haya gustado, vamos con Arquímedes y el famoso principio de hidrostática, el rey Hirión II, le pidió que comprobara si una corona que había encargado a un orfebre era o no de oro puro…¡sin dañarla! Como sabéis, Arquímedes dio con la solución mientras se bañaba. Cuando vio el agua desbordarse, se dio cuenta de que la que caía tenía que ser igual al volumen de su cuerpo sumergido, así, si media el agua que rebosaba al meter la corona, conocería el volumen de la misma y a continuación podría compararlo con el de un objeto de oro del mismo peso. La excitación del hallazgo le llevó a salir corriendo desnudo gritando el famoso ¡Eureka! (lo encontré).

Un saludo a tod@s, esto es todo por hoy, por fin ha salido el sol y disfrutamos de buen tiempo, así que aprovechar lo que os queda de fin de semana.