La chica del estanco.

El destino ha querido que cambie de estanco, si, me disponía a ir al estanco del barrio a por un bonobús de estudiante, de esos verdes que se utilizan en el transporte urbano, y que da tanto gustirrinín meterlos en la ranura (me estoy refiriendo a un bonobús y al aparato donde se introduce, ¿vale?, no empecemos, que ya os veo la sonrisa), la verdad es que me daba un poco de pereza porque había estado todo el día en casa en pijama, que es uno de mis placeres prohibidos, estar en casa en pijama todo el día, no se, me noto como mas a gusto, como contento de ser hombre, como mas Clooney (tranquilos, las mujeres saben a que me refiero en estos días, pues algunas son capaces de saber a que huelen las nubes y se sienten mas finas y seguras cuando les ponen alas a sus braguitas) siempre que tengo intención de quedarme en casa, me quedo con el pijama puesto, me da la seguridad de que no me voy a mover de aquí, si me quedo con el chándal, ya hay algo que le dice a mi conciencia que mi culo se va a pasear por ahí y como que no estoy tan agustito.

Como decía, todo hacía prever que iría al estanco de siempre, con sus dos desabridos dependientes de siempre, son marido y mujer, y viéndoles, se echa por tierra la teoría de que los polos opuestos se atraen, de verdad, son iguales, igual de desagradables vamos, aunque la mujer quizá hace 20 años estaba buena y todo, intuyo que habéis deducido que en el momento actual que nos ocupa no lo está, vamos por si pensabais que pienso que he pensado que sigue estando buena. Pero el destino, la divina providencia, o simplemente que se acabaron los bonobuses, me hicieron dar un pequeño garbeo, que por cierto, a pesar de los anuncios de Nike, no es agradable andar, correr o hacer ejercicio lloviendo, máxime cuando no hay nadie en tu casa y se han llevado los paraguas que pueden entrar en la definición de tal, por que lo que yo llevé… lo mismo me hacía mas ponerme una bolsa de supermercado rota encima de la cabeza, veía que me mojaba un poco el lado derecho, me dije, me estoy tapando mal voy a ponerlo al otro lado, pero entonces me empapaba por el lado izquierdo, eso sin entrar a considerar que me mojaba por delante y por detrás, es decir, me hubiera valido mas no llevar paraguas o esquivar las gotas de lluvia, pero como no tengo el mando éste de la película que permite ralentizar los movimientos, y no soy Neo, el de Matrix, como que no tengo la cadera para aventuras, por no entrar a pensar en la cara que me pondría la gente.

El caso es que debido a las circunstancias fui a otro estanco, el que está en el principio de Suero de Quiñones, y allí estaba ella. De verdad, yo creo que tengo un problema con las mujeres, así que veo una hembra apetitosa (si, ya se que si me lee una mujer me va a tildar como mínimo de cerdo machista, insensible, grosero, maleducado….bueno, lo completáis vosotras ¿vale?) no articulo palabra, de verdad, pero es que ni siquiera incoherentemente, que no hay tu tía, y no estando perjudicado por el alcohol, claro, eso sería otra historia. Era una morenita de ojos negros, pelo rizado, al sonreír no se le veía la dentadura (con lo que intuyo que no sonríe a menudo), cara redondeada y facciones suaves, no pronunciadas, habla melosa, risueña y encantadora, de pecho, lo justo “pa” ir tirando (ya le crecerá), esbelta, le quedaban bien los vaqueros y no os comento nada de los zapatos porque me parecía algo indiscreto asomarme detrás del mostrador a ver que calzaba la moza.

Como podéis imaginaros después de la descripción, era un bomboncito, y allí estaba yo, con mi maleta de piel y mi biquini de rayas, perdón, se me ha ido la cobertura, y allí estaba yo con mi billete de 5 euros roto, si, porque había ido a comprar al kiosco unas pipas, y el tío me dio de vuelta un billete de 5 euros como roído, por un ratón o por su mujer, no se, no tenía a los de CSI cerca, la cuestión es que no me di cuenta hasta que no los saqué del bolso en el estanco y me dio un poco de apuro, con lo que empecé con mi tartamudeo habitual en estas ocasiones, “ti…tie…ti…tienes…¿tienes bonobuses?...(me puse mas nervioso todavía), si, de estos para ir en autobús”, la señorita debió de pensar que me faltaba un tornillo, porque me espetó,”si, ya se lo que son bonobuses”, y yo,”si, si, claro…no, es que…na…nada da igual”, dame uno si tienes. Lo que mas me dio por el….ya sabéis, fue que había una señora en el establecimiento de estas que llevan a sus perritos con un jersey de cuello alto, que me estaba poniendo todavía mas nervioso, creo que se estaba comiendo las uñas no se, al menos me parece eso mas agradable que el pensar que se estaba sacando los restos de comida que le habían quedado de mediodía, como comprenderéis salí raudo del establecimiento, aunque saber una cosa, volveré, estar completamente seguros de que volveré y no me temblará el pulso para pedirla un bonobús, o por lo menos para decirle a la señora, ¡¿y usted que come?!, porque hay momentos en la vida, ya sabéis, en que un hombre hace lo que tiene que hacer… que es agachar la cabeza el próximo día si la veo de fiesta por si me reconoce.

Un saludo a tod@s, de verdad que quería hablaros de otra cosa, como siempre, pero si no lo casco reviento.