Utilidad del alcohol en sangre para hombres y mujeres.
Vengo de leer el blog de sexo de El Mundo que nunca deja de sorprenderme, de verdad, se puede encontrar de todo, desde aspectos mas psicológicos, a mas psiquiátricos, a mas calenturientos, por ejemplo para las señoritas, ayer en la ilustración del blog se apreciaba un joven con el rabo en ristre para la batalla, el artículo era relacionado con el tamaño del pene, que parece ser que el tópico no es tan tópico y ahora va a resultar que si, que si que cuenta, pero claro, con todos mis respetos para poner eso no creo que haga falta ser un reputado/a sexólogo/a. Yo creo que entra dentro de las mentes mas simples que el tamaño importa, no es lo mismo que al bajarse uno la bragueta la mujer exclame un -¡oh! ¡que grande!, ¿todo eso es tuyo?- que necesite unas lentes graduales para encontrártela, seamos serios, ahora bien, lo que me sorprende del artículo es que incide en el grosor del pene, si, si, hasta ahora, al menos según yo pensaba, lo que importaba era la longitud del miembro, así, en algún artículo de las prestigiosas y reputadas revistas de investigación que yo acostumbro leer, y no es la Penthouse ¿vale?, descubrí hace ya una temporada, un artículo en el que ciertas personas presumían de poder hacerse una felación a si mismos, vamos que si se aburrían se sacaban el pirulillo, unas chupaditas y vuelta al nido el pajarito, a mi me parece eso tan complicado como el poder besarse uno el codo, que es humanamente imposible, pero oye, cada uno sabe como tiene su verga y que uso darle, eso está claro, y no vamos a ponernos a estas alturas del blog moralistas. El caso es que en cuanto al grosor yo personalmente, es una cualidad que no me había parado en su análisis, pero la sexóloga asegura que el grosor fomenta el placer femenino, con lo que nada, tendré que ponerme un calcetín, a ver si así ganamos en grosor, será cuestión de modas, hace una temporada se preferían las “salchichas” largas, jugosas, apetitosas y poco cocidas, pero ahora creo que las prefieren morcillonas.
Pero a lo que iba, el artículo de hoy habla del ligue, yo sobre estas cosas podría escribir todo un tratado, una tesis doctoral, no os quepa la menor duda, otra cosa es que sirviese para algo, pero en estas cuestiones lo que me echen, teóricamente, claro.
La osada sexóloga asegura en su artículo que bajamos el listón a medida que pasa la noche, y corrobora su opinión con el estudio de una prestigiosa revista, que digo yo, que la mujer ésta sale poco de fiesta ¿no?, y no hace mención ni a la cantidad de alcohol que llevamos en sangre, ni a la oscuridad del local donde surge el idilio, que para una persona con su conspicua miopía como yo, puede hacer mella, ni a que ciertas féminas “meten culo” arrinconando al personal y no tienes mas remedio que sucumbir al rozamiento mutuo de cuerpos, que va, para ella es cuestión de tiempo, y no se le ocurre mejor símil que compararnos con la mercancía de un rastrillo y como un vendedor a medida que empieza el día tiene un precio, pero cuando observa que no vende nada, baja sus precios para tratar de “salvar los muebles”, que cosas tiene esta mujer. Un amigo mío dice que no hay mujer fea sino copas de menos, en cierta medida está ya mas acertado que esta profesional, realmente es el alcohol el que nos hace ver las cosas de otro modo, mujeres u hombres que a la luz del día no les preguntaríamos ni la hora, cuando llega la noche y el alcohol, se vuelven apetitosos manjares dignos de nuestros exquisitos paladares. Yo que presumo de tener dos hermanas, entre otras cosas por que las tengo, se la trasformación que sufren desde que se levantan de la cama hasta que están visibles para el mundo, al menos yo juego con esa ventaja, y se que lo que nos ofrecen a primera vista no es así todo el día (de verdad chicas, no quiero parecer un machista, que lo soy, pero trato como siempre de ser objetivo) creo en mi humilde y modesta opinión, que los hombres lo tenemos mas difícil en ese sentido, la mujer tiene mas armas, digamos para encandilar al personal, pero los hombres…yo no conozco a ninguno que se maquille, aunque en los tiempos que corren de metrosexualidad expansiva no me extrañaría verme algún día delante del espejo retocándome el rimel de los ojos o poniéndome calzoncillos de seda, lo que en mi caso sería peligroso, debido a la susceptibilidad de mi pito a la suavidad de los tejidos que le rodean, esa suavidad produciría en mi miembro un estado de continua exaltación vital, y sería tremendamente incomodo sobre todo a la hora de la micción, porque claro, las chicas que me leéis no me comprendéis, pero los hombres… a que sabéis lo difícil que es mear y apuntar a la taza sin salirte ni salpicar cuando tienes al miembro orgulloso de si mismo, pues eso, que es un poco incómodo. Pero volviendo a lo del ligue y de cómo cambiamos nuestras pretensiones con los continuos rechazos que recibe uno a lo largo de la noche, voy a contar una anécdota del jefe de unos amigos míos y con ella me despido hoy de todos vosotros.
Se llama Gelo, es buena persona, no es que vistosamente sea Richard Gere y a lo mejor de perfil está un poco abultado, pero oye, que eso también da su morbillo ¿no?, el caso es que me comentaron como este personaje en el transcurso de la noche le “entró” una mujer bastante mas abultada en su vientre que el mismo, y él le dijo un rotundo no, que ni soñarlo… ya sabéis, uno que se quiere mucho, el caso es que le volvió a entrar la susodicha señorita, hacer aquí un pequeño homenaje a la perseverancia de la señorita, digna de los encomios mas excelsos, pero nuestro gallardo protagonista de la historia de hoy, también con fuerza de voluntad, persistencia y teniendo en cuenta que su grado de alcohol en sangre ya había aumentado notoriamente, le volvió a decir que no, que como se le ocurría tan siquiera intentarlo, que es que no veía que no le gustaba y tal… ya sabéis otra vez, que se puso borde. A todo esto ya serían cerca de las 4 de la mañana y ya habían pasado unas horas desde que le “entró” por primera vez, total que diréis que por que os cuento estas cosas de amor frustrado y tal, tranquilos, que no he terminado, que hubo una tercera, que ya sabéis que no hay dos sin tres, y claro lo lógico y racional sería pensar que le volvió a dar largas ¿no?, porque eso fue lo que mis amigos dijeron cuando se lo contó, pues no, esta vez si, es mas, terminó encamado con ella, ya veis, lo que no consigue la persistencia lo consigue el alcohol, el que la sigue la consigue y si bebe mejor.
Un saludo a tod@s.
Pero a lo que iba, el artículo de hoy habla del ligue, yo sobre estas cosas podría escribir todo un tratado, una tesis doctoral, no os quepa la menor duda, otra cosa es que sirviese para algo, pero en estas cuestiones lo que me echen, teóricamente, claro.
La osada sexóloga asegura en su artículo que bajamos el listón a medida que pasa la noche, y corrobora su opinión con el estudio de una prestigiosa revista, que digo yo, que la mujer ésta sale poco de fiesta ¿no?, y no hace mención ni a la cantidad de alcohol que llevamos en sangre, ni a la oscuridad del local donde surge el idilio, que para una persona con su conspicua miopía como yo, puede hacer mella, ni a que ciertas féminas “meten culo” arrinconando al personal y no tienes mas remedio que sucumbir al rozamiento mutuo de cuerpos, que va, para ella es cuestión de tiempo, y no se le ocurre mejor símil que compararnos con la mercancía de un rastrillo y como un vendedor a medida que empieza el día tiene un precio, pero cuando observa que no vende nada, baja sus precios para tratar de “salvar los muebles”, que cosas tiene esta mujer. Un amigo mío dice que no hay mujer fea sino copas de menos, en cierta medida está ya mas acertado que esta profesional, realmente es el alcohol el que nos hace ver las cosas de otro modo, mujeres u hombres que a la luz del día no les preguntaríamos ni la hora, cuando llega la noche y el alcohol, se vuelven apetitosos manjares dignos de nuestros exquisitos paladares. Yo que presumo de tener dos hermanas, entre otras cosas por que las tengo, se la trasformación que sufren desde que se levantan de la cama hasta que están visibles para el mundo, al menos yo juego con esa ventaja, y se que lo que nos ofrecen a primera vista no es así todo el día (de verdad chicas, no quiero parecer un machista, que lo soy, pero trato como siempre de ser objetivo) creo en mi humilde y modesta opinión, que los hombres lo tenemos mas difícil en ese sentido, la mujer tiene mas armas, digamos para encandilar al personal, pero los hombres…yo no conozco a ninguno que se maquille, aunque en los tiempos que corren de metrosexualidad expansiva no me extrañaría verme algún día delante del espejo retocándome el rimel de los ojos o poniéndome calzoncillos de seda, lo que en mi caso sería peligroso, debido a la susceptibilidad de mi pito a la suavidad de los tejidos que le rodean, esa suavidad produciría en mi miembro un estado de continua exaltación vital, y sería tremendamente incomodo sobre todo a la hora de la micción, porque claro, las chicas que me leéis no me comprendéis, pero los hombres… a que sabéis lo difícil que es mear y apuntar a la taza sin salirte ni salpicar cuando tienes al miembro orgulloso de si mismo, pues eso, que es un poco incómodo. Pero volviendo a lo del ligue y de cómo cambiamos nuestras pretensiones con los continuos rechazos que recibe uno a lo largo de la noche, voy a contar una anécdota del jefe de unos amigos míos y con ella me despido hoy de todos vosotros.
Se llama Gelo, es buena persona, no es que vistosamente sea Richard Gere y a lo mejor de perfil está un poco abultado, pero oye, que eso también da su morbillo ¿no?, el caso es que me comentaron como este personaje en el transcurso de la noche le “entró” una mujer bastante mas abultada en su vientre que el mismo, y él le dijo un rotundo no, que ni soñarlo… ya sabéis, uno que se quiere mucho, el caso es que le volvió a entrar la susodicha señorita, hacer aquí un pequeño homenaje a la perseverancia de la señorita, digna de los encomios mas excelsos, pero nuestro gallardo protagonista de la historia de hoy, también con fuerza de voluntad, persistencia y teniendo en cuenta que su grado de alcohol en sangre ya había aumentado notoriamente, le volvió a decir que no, que como se le ocurría tan siquiera intentarlo, que es que no veía que no le gustaba y tal… ya sabéis otra vez, que se puso borde. A todo esto ya serían cerca de las 4 de la mañana y ya habían pasado unas horas desde que le “entró” por primera vez, total que diréis que por que os cuento estas cosas de amor frustrado y tal, tranquilos, que no he terminado, que hubo una tercera, que ya sabéis que no hay dos sin tres, y claro lo lógico y racional sería pensar que le volvió a dar largas ¿no?, porque eso fue lo que mis amigos dijeron cuando se lo contó, pues no, esta vez si, es mas, terminó encamado con ella, ya veis, lo que no consigue la persistencia lo consigue el alcohol, el que la sigue la consigue y si bebe mejor.
Un saludo a tod@s.
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