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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

22 agosto 2007

Verano atípico.

Estamos llegando al ocaso de este verano que aún no hemos empezado. León, tierra de frescos climáticos y sentimentales, se está despidiendo de la estación más refulgente y calurosa del año sin haberla saboreado. Parece mentira que apenas sobrepasemos ligeramente el ecuador del mes y haya que vestirse de Septiembre, de café sin terraza, de hoja amarilla de, vuelta al cole. Todo ello, además, con resignación tácita de los ciudadanos y los meteorólogos que, en su profesionalidad deliberada, nos despojan de los placeres veraniegos.

Atrás quedaron los veranos de piscina, playa y bikini. Las piscinas al aire, que son las comunes, escasean en la agenda de un ciudadano que ha perdido el apetito veraniego por culpa de las inclemencias temporales, y le hacen asistir al rito de la chancleta, la toalla y el bañador en épocas de chocolate caliente. Tenemos pues, lo que queremos, un batiburrillo estacional, sensacional y costumbrista, que hace que no sepamos del todo en que época del año nos encontramos. Echando un vistazo a las piscinas airosas antes mencionadas, uno ve vacío, silencio, orden, nada de aquella algarabía jaranera de antaño que alegraba los sentidos aun sin ser partícipe de la misma. Tenemos que irnos hasta los meses de invierno y avizorar la piscina desairada, esto es, climatizada, para encontrar el ambiente, el entusiasmo y el rigor bañista que debiera corresponderse con estos días.

Este año, al menos por esta tierra mía, no hemos tenido verano. Un servidor, que presume de tener buenas cachorras por línea paterna, o sea, por parte de padre y, del padre de mi padre y, así sucesivamente por los tiempos de los tiempos, no ha tenido tiempo climático óptimo para alcanzar en sus vellas –no es falta de ortografía- piernas, ese dorado bronceado típico de veranos antañones. Las piernas en mi familia son objeto de culto ancestral, todos y cada uno de los miembros varones de la misma, hemos presumido con asaz tesón de ellas. Le pasaba a mi abuelo, que en tiempos de boina, hoz y zueco, decía sin fingida seriedad a mi abuela, que no había en toda la contorna moza que gastase las cachorras que Dios le había puesto sobre los pies. Mi padre, supongo que por cuestiones genéticas –la culpa de los guisantes, como siempre- heredó el mismo entusiasmo al presumir de sus dos miembros. Ni que decir, que tanto por parte de mi madre como de mi abuela, jamás escuché ditirambo alguno dirigido a tan nobles y apolíneos rasgos, lo que me lleva a pensar, que el ensalzamiento continuo e inmisericorde de dichos miembros, no han producido admiración precisamente por lo que a la parte femenina de mi familia corresponde.

Pero hablábamos del verano, del calor, del sol, de los anuncios de helados cada vez más escasos en los espacios publicitarios, por cierto. Ya no me acuerdo cuando fue la última vez que vi un anuncio de helados tan pródigos en otras épocas no tan remotas. Con la excepción del que protagoniza la Pataki, que no sé si anuncian al helado o a ella. ¿Qué fue del pirulo tropical que endulzaba tan pícaramente el bochorno estival vespertino? ¿y del crujido de ese helado de chocolate atado a un palo, llamado vulgarmente Magnum? ¿y del juguete con el que Cola Cao nos alegraba los veranos a niños de todos los tamaños?...pero lo que en verdad hace atípico este verano, que lo despoja de sus cualidades innatas atribuidas por los dioses helenos, que lo desnuda dejando al aire y a la vista del vulgo sus vergüenzas más impúdicas, que lo hace renunciar a la corona mayestática de las estaciones, es la aparición de una nueva prenda de vestir femenina llamada trikini y que, si nadie lo remedia, promete convertirse en la revolución visual, sensitiva y estética de los próximos veranos.

Me despido por hoy con palabras de G.Moustaki, que encontré el otro día en el blog del profesor J.G.Calvo y que os cuelgo aquí para vuestro disfrute:

“Yo soy tú, yo soy yo, soy quien se me parece
y me parezco a aquellos que hacen juntos el camino
para buscar alguna cosa y para cambiar la vida
en lugar de morir por un sueño insatisfecho”

Un saludo a tod@s.

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

No es por forzar, pero el triquini tiene más años que la orilla del rio. un besín guapo (la verdad es que te imagino con un triquini y me pongo...)

miércoles, 22 agosto, 2007  
Blogger Javi said...

Muy buenas Alejandro, espero que tu alocada imaginación no te quite el sueño, sería una pena :). Sobre el trikini, simplemente me pareció una forma original de terminar el post, lo vi en el telediario como novedad, pero no me puse a investigar sobre el tema -solo me faltaba-, pero ya que lo mencionaste eché un vistazo a Google y, parece ser que fue una prenda de moda en los años 70, sin embargo, en mi defensa, dicha prenda desapareció de las primeras líneas de moda durante muchos años -tras su boom, supongo que por el efecto bikini, más sugerente él- y reapareció el año pasado, con lo que bueno, para mi como si lo confeccionasen ex novo en el 2006.
Un saludo maestro, espero que el próximo año en las aulas ilustres a tus alumnos sobre la prenda en cuestión, jejeje.

jueves, 23 agosto, 2007  
Blogger Erayo Peroyano said...

En verdad atípico este verano. He ido a la piscina (de las aireadas) sólo seis días, dos en Madrid, con lo que no cuentan, y cuatro aquí en La Robla, dos de los cuales ni se me pudo ocurrirme meterme en el agua del frío (no fresco, frío) que hacía afuera. Ayer salí en manga corta y a partir de las 20:30 me las vi y me las desee para aparentar que estaba tan agusto, cosa obligada para un macho alfa de la Montaña Central leonesa.

Saludos.

PD: personalmente: ni bikini, ni trikini, top less.

jueves, 23 agosto, 2007  
Blogger Javi said...

Hola Roberto!! yo no sé si te lo he comentado, pero las piscinas sólo las conozco por fuera, ya que no sé nadar y a lo sumo me tendría que sentar en el borde como persona en su senectud a mojar los tobillos. Lo cual no obsta para que hable de ellas, jejeje. La verdad es que si hace frio aqui en León, en tu tierra no quiero ni pensarlo.
Un saludo, la verdad es que a mi me gusta más la mujer que sugiere que la que no deja nada a la imaginación, digamos que no me gusta que me ahorren ese tipo de trabajos, nada molestos por otra parte;) El maestro Umbral, defiende que hay más erotismo en vestir a una mujer que en desnudarla y, a pesar del machismo implicito en la frase, estoy de acuerdo con él, aunque si me encuentro a una dama en dicha situación, como uno es un caballero, admiraría el ejemplar con todo mi coraçao, faltaría.

jueves, 23 agosto, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Pues yo estoy de acuerdo, vaya verano no he podido lucirme!

sábado, 25 agosto, 2007  
Blogger Javi said...

Buenas señorito Vicki ;) una pena que no hayas podido lucir tus encantos como Dios y la ortodoxia golfa mandan, jejeje.
Un saludo de J. a J.

domingo, 26 agosto, 2007  

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