Tiempo, ser, finalidad. El fin de semana y sus noches pasan, por desgracia, a la vertiginosa velocidad a la que pasa la vida. Un continuo suceder monótono ni siquiera exacerbado por el consciente conocimiento de lo efímero de nuestra existencia. Es duro pasar por la vida innominado, silente, diminuto. Pero esta característica es tan común a los mortales como su propio ser. Ser gotita en el océano no es motivo de orgullo, y ni siquiera pertenecer al mismo. La insignificancia y la falta de reconocimiento pesan como grandes losas. No hay nada que sea incapaz de suscitar en los demás su aprobación o rechazo que verdaderamente merezca la pena. Para bien o para mal, necesitamos, continuamente, ser examinados. Nos vanagloriamos cuando el resultado de esa prueba es positivo. Y buscamos desesperada e inútilmente el olvido, añoramos pasar desapercibidos, cuando no se ha estado a la altura. Hay quien ignora, de un modo o no deliberado, el resultado. Pero es extraordinariamente difícil encontrar a alguien que desconozca haber estado sometido al mismo.
“Estamos tan acostumbrados a disfrazarnos para los demás, que al final nos disfrazamos para nosotros mismos”. François de La Rochefoucault.
“Estamos tan acostumbrados a disfrazarnos para los demás, que al final nos disfrazamos para nosotros mismos”. François de La Rochefoucault.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home