Cada vez quedan menos...
Su presencia, en cierto modo, cortaba el aire. Todos notaban su llegada. Pero, hacían su trabajo en silencio. A nadie importunaban. Eran útiles, ¿quién puede decir lo contrario?. Y se marchaban como habían llegado. Recuerdo indeleble de un sonido. Estampa inefable de una época. Y no son los únicos, claro. Ni serán los últimos.
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