Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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Lugar: León, Spain

En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

03 septiembre 2009


Son muchos, cada vez más, los que se preguntan si la economía española está para el gran cohete de los juegos olímpicos. Pues el desembolso necesario para que tengamos dicho evento al alcance de nuestros zapatos, no es ni barato, ni mucho menos gratuito. Otras personas, en cambio, avizoran en ellos una oportunidad extraordinaria para nuestro país: publicidad, afluencia de público y una dorada faceta contante y sonante que, por qué no decirlo, también va a tener su repercusión positiva en nuestras depauperadas arcas de la moneda. Pero alejándonos con pasos cortos, delicados y silentes del análisis más superficial, hay quien ha visto en esta candidatura una especie de reválida para don Alberto Ruiz-Gallardón. El corregidor de la capital ha puesto tanto empeño, tanto tesón, más que gallardía gallardón, que parece haber hecho del asunto una cuestión de reconocimiento personal, y, para sus enemigos, de responsabilidad exclusivamente individual. Tras leer el informe de expertos en calificar qué candidatura les ha tratado mejor, y con cual se han sentido más cómodos, Gallardón, lejos de indignarse, ha dicho que tampoco es para tanto: como en la propia vida, todo podía haber sido mucho peor. Y ha prometido, porque podía y debía, trabajar para conseguir un cambio de apreciación lo suficientemente significativo para que Madrid pase de candidata peor parada, a sede olímpica que no haya ni quien la pare. Mucho trabajo y poco tiempo le esperan por delante. Ayer, en La brújula de Alsina, aseguraban que la villa de Madrid tiene a su favor el apoyo unánime e incondicional de la sociedad española. Apoyo que, al parecer, al resto de candidatas se lo venden más caro. Sea por estos tiempos de crisis, pan duro y pocas muchachas bonitas en que nos encontramos, o sea porque el ser humano, qué gran palabra, ahí afuera es mucho más desafecto con el fenómeno deportivo, parece que la candidatura española debe hoy su estar, su ser e incluso su parecer a una pasión ilimitada de nuestro pueblo por sus deportistas. Esperemos de todo corazón que el esfuerzo, aun anímico, merezca de veras la pena.