Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

25 agosto 2009

Dicen que todo lo bueno se acaba, se agota, se consume. Y eso es, precisamente, lo que me ha pasado a mi con las vacaciones. Recién tomadas, como quien dice. Y como alguno más, ya estoy pensando en las siguientes. Me marché, en contra de mis buenas costumbres, sin despedirme. Se presentó la posibilidad de adelantarlas algún día, y, como ustedes comprenderán, no iba a ser yo quien se negase. El destino no era muy lejano: Llamas de la Ribera, lo llaman. Mi querido pueblo, que es mi retiro espiritual, mi edén autóctono, mi consuelo natural, psicológico, casi genético. Y allí, sinceramente, he pasado unos días estupendos, radiantes, necesarios como el agua que esperan el mes de la virgen. He dormido bien, comido mejor y observado, cual muchacho risueño, que las señoritas de mi pueblo han adoptado un aspecto semejante al de esas rosas de los más recónditos jardines, tan hermosas cuando están cubiertas por el manto del rocío, llanto con que nos obsequian los ángeles. Pero en fin. Algún día tenían que acabar. Y los días, que empiezan a tener ese aire tacaño de un incipiente Otoño, ya anuncian que vuelve la rutina, tiempo al que llamamos vida. A partir de mañana, pues, vuelvo a estar con todos ustedes. Habrá quien me haya echado en falta, pocos. Y habrá también, muchos más, quien haya pensado que ya era hora de que me cansase de decir paridas sin sentido, contar retazos de mi vida que a nadie interesan y, en fin, recordar que hay que ver cómo está el país y, extraordinariamente, lo bien que lo ven algunos. Pues lo siento por estos, porque, sinceramente, llego con cierto mono. Nada más. Les dejo hasta mañana. Me esperan mis maletas, cual gráciles doncellas. Y a ustedes, por la hora, probablemente la cena. Coman con moderación, critiquen sin precaución y, si gustan, léanme con satisfacción (vale, estas rimas las borda el gran Wyoming, pero qué quieren: es que yo no soy un intelectual).