Primarias
El post de hoy lo iba a escribir hace un par de horas. Pero puse la tele en ese nuevo canal de Vocento, en el que uno puede ver en vivo y en directo a la gente que lee y admira a diario, y al notar la presencia de José Antonio Navas e Ignacio Camacho, dos nombres de enjundia y muchísimo respeto en el panorama periodístico actual, ya me quedé irremediablemente sentado, a tomar buenas notas y sacar mejores conclusiones. El debate lo ocupó, casi en su mayoría, todo este tinglado de las "justas" madrileñas. Que, como saben, ha ganado Tomás Gómez. Los invitados socialistas, siempre tan optimistas, sacaban no poco pecho de estas curiosas primarias. Vamos, como si hubiesen sido expreso deseo del propio Zapatero, y no la constatación fehaciente de un sonoro desacato. También comentaron en el programa estos deudos socialdemócratas, que estábamos ante todo un ejercicio de democracia interna que ya lo quisieran para sí muchos otros partidos políticos. Pero soslayaron, entiendo que deliberadamente, que, en realidad, sobre todo para sus máximos dirigentes, no fue más que un trágico accidente (de consecuencias aún impredecibles), cuando no una de sus peores pesadillas. Ignacio hablaba de la existencia de un polo crítico, fraguando (la expresión no es literal y no sé si el verbo utilizado procede rigurosamente) los cimientos de lo que será el postzapaterismo. Pero, yéndome a lo que por la tarde se comentaba en la brújula de Carlos Alsina, yo aún creo que este muerto está demasiado vivo. Se comenzará a hablar del postzapaterismo, sí y sólo sí, cuando del presidente no quede ni rastro. Y, aún entonces, ya veremos. Pues en este PSOE tan justo, honesto y envidiable, exprimen como nadie determinados conceptos que ya creíamos práctica y felizmente olvidados: disciplina de voto, dedazo y ese manido gobernemos tan contentos a golpe de decretazo. Respecto a la democracia, gran palabra, por otra parte, se la manoseo de continuo, y entiendo tristemente que sin fundamento. Sería aconsejable, y francamente deseable, que se exportase este modelo de primarias a todos los partidos. Desde luego. Pero también, que se hiciese a todos los ámbitos (y vaya esto por los valencianos, como se apuntó), y no sólo a los terruños interesados. Y por último, tengo que decir que faltó a los contertulios un punto de vista, a mi parecer, bastante llamativo. Tanto Trinidad Jiménez, la prima fina de Gallardón, como T. Gómez, el sibarita de Parla, estaban avocados a un rotundo e incontestable fracaso frente a Esperanza Aguirre. Eran personajes conocidos, vaya, pero, sinceramente, creo que no hablaban de ellos ni siquiera en su vecindario. Cosas curiosas que tiene esta vida, después de observar todo este montaje, del que aún está por ver que ZP, Pepe Blanco y Rubalcaba salgan tocados, tras contemplar esta tramoya chusca pero entretenida desde la distancia, cabe preguntarse si esta especie de cortina de humo, a las que nuestro actual gobierno nos tiene tan acostumbrados, no ha servido realmente de llamativo, rocambolesco y notorio acto publicitario.
Porque otra cosa no, desde luego, pero en el arte de la propaganda los socialistas son auténticos maestros.
Porque otra cosa no, desde luego, pero en el arte de la propaganda los socialistas son auténticos maestros.
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