A mí que me registren
Se ha acabado un verano tan escaso en sol y en muchachas como en trabajo. Con la llegada del sol muchos eran quienes, otros años, hacían su particular Agosto. Pero, como saben, estamos en crisis, y una crisis que, además, nadie sabe muy bien cómo ha llegado, cuánto tiempo va a quedarse, y si es que piensa marcharse en alguna ocasión no demasiado remota, con lo que la gente, qué quieren que les diga, como que no gasta. Unos porque no pueden, y otros porque no quieren, el caso es que en este país no hay un puñetero duro. Y no deja de resultar curioso, ya que hablamos de la antigua moneda, que si aún tuviésemos a nuestras queridas rubias, nuestros problemas serían mucho menores. Digo lo de curioso, claro, porque esto del euro nos lo vendieron como la panacea a todos los males. ¡Íbamos a tener el nivel de vida de los suecos! Pero sin suecas, claro. El personal salía de compras y como los productos no llegaban a cuatro cifras, pues nada, mete para el carro Manoli, que ahora está todo más barato. Y Manoli, qué iba a hacer la pobrecita, venga a llenar el carro. Ay, madre.
Hoy día, todos esos expertos economistas que ocupan grandes portadas, diversos y sesudos artículos, y tienen acaparados no pocos programas de famoseo, pues ya han merendado su cuotilla de pantalla incluso a esa señorita que con tan buenos modos mandaba comer el pollo a su hijita, aún no nos han explicado absolutamente nada. Y aquí, nadie se queja. Venga todo el mundo a hacerles la venia. Y que cuánto sabéis. Y que qué bien habláis. Y que qué guapos salís. ¡Si es que están más solicitados que el culo de la Johansson! Pero lo que son soluciones, en sentido puro y duro, contantes y sonantes, de esas que repiten luego hasta los pimpollos a la hora del chato en las casas de lenocinio viril, nasti de plasti. Ay, madre.
Y es que uno, empieza ya a estar hartito. Ahora nos dice Obama (está él para hablar) que los europeos no hacemos lo suficiente. Él, que pensaba ser el no va más, y no sé si habrá quien haya sido menos. Que será cosa de la coyuntura, no digo que no. Porque ya saben que la coyuntura, y el cha-cha-cha, son los que se comen casi todas las culpas. Pero a mí me da que este tío tan elegante y persuasivo, tan delicado y exquisito en sus formas, aunque bien es verdad que le escribe los discursos un muchacho y está rodeado de una camarilla de inútiles como los politiquillos de aquí, no tiene ni repajolera idea. Otro idealista socialdemócrata que vino a redefinir, redescubrir y reinventar el mundo, con sus utopías y sus grandilocuentes pensamientos de chichi nabo. Porque a ver si ahora va a tener la culpa de casi todo la ineficacia de las políticas de estímulo estadounidenses, con ese mayúsculo, desorbitado gasto público, y no los pobres europeos, que dependemos de lo que le pase económica y políticamente al tío Sam y la madre que lo trajo…Ay, madre.
Con lo que nada. Aquí, en España, la cosa ya va de elecciones. Rajoy, como apuntaba hoy el maestro Ferrand, está como con más tipillo (del hambre y el ejercicio, supone malicioso), el Pons, ha puesto el apodo de manostijeras al señorito de los contubernios, y Zapatero ya está mirando tumbonas de ocasión para darle el estreno que se merece a la coqueta chocita que se está levantando en mi tierra cuando se (lo) retire(n). Y, mientras, los sindicatos afilan navajas, aclaran gargantas y calientan a sus huestes (como si hiciera falta). Ay, Mariano, la que te espera. Aunque, al menos (parafraseando al venablo de Marchena), espero que no nos la metas doblada.
2 Comments:
De columna, Javi: descomunal!
Un abrazo.
Anay
Mi querida Anay: gracias por tu visita, gracias por tu comentario, gracias, en definitiva, por todo; pero te doy las gracias, sobre todo y ante todo, por tu impagable constancia :)
Un beso (y que llegue fresco a Barcelona).
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