Bajito, cabal, irritante, pueril
Leo en la Crónica de ayer que Francisco Fernández, ex alcalde de León, no compareció para realizar la tradicional foto de familia con la nueva Corporación. ¿Y qué se esperaba? Yo no conozco personalmente al señor del apodo deportivo, pero siempre he pensado que la cara es el espejo del alma. Y el susodicho luce un semblante gris vulgar, con una pizca de soberbia, y ciertos aires de señorito caprichoso y contrariado (consigo mismo y con lo que le rodea). La impresión transmitida más fuerte es la de ser un hombre mediocre que se ha rodeado de enanos para parecer más alto, a pesar de lo cual, no consta que haya ganado un solo centímetro de estatura. No ha hecho ni un intento de autocrítica. Tras la derrota ha realizado varios desplantes. Carece totalmente de buenos modales. Y cuestiona el sistema al poner en duda el libre criterio de sus ciudadanos. Por sus actos los conoceréis, ¿no?
Esta frase que recoge Blanca Torquemada, en el ABC de ayer, del filósofo Ortega:
“Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos”.
Aunque cabe reprocharle que, a continuación, critique implícitamente el “alma quieta” de Machado.
En la columna de Eduardo San Martín descubro asombrado el siguiente dato: en la laureada Alemania una quinta parte de los ocupados cobra 1.000 euros o menos. ¡Cáspita!, ¡y con el nivel de vida que hay allí! ¿Ése es el destino que le espera al joven emigrante cualificado español? Vaya con los teutones. La señora Rotenmeyer habla y se dispara el diferencial de deuda española (con el respeto debido… ¿por qué no se calla?); presume de liderazgo fuerte, envidiablemente sólido… pero había apostado claramente por la energía nuclear, y al venir mal dadas en sus elecciones locales y en Fukushima, se envaina su decidida apuesta energética; y, por si todo ello fuera poco, ahora lo de los pepinos: antes de investigar y aclarar nada, mejor echar la culpa a otros y, si encima es a los españoles, mejor que mejor. Bien está o bien lo debe de ver todo el mundo (digo).
Ingenio adolescente. La prensa americana, siempre un excelso referente para los medios españoles, ha bautizado a Arnold Schwarzenegger como “Sperminator”. Entiendo que estarán muy orgullosos del término concebido.
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Esta frase que recoge Blanca Torquemada, en el ABC de ayer, del filósofo Ortega:
“Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos”.
Aunque cabe reprocharle que, a continuación, critique implícitamente el “alma quieta” de Machado.
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En la columna de Eduardo San Martín descubro asombrado el siguiente dato: en la laureada Alemania una quinta parte de los ocupados cobra 1.000 euros o menos. ¡Cáspita!, ¡y con el nivel de vida que hay allí! ¿Ése es el destino que le espera al joven emigrante cualificado español? Vaya con los teutones. La señora Rotenmeyer habla y se dispara el diferencial de deuda española (con el respeto debido… ¿por qué no se calla?); presume de liderazgo fuerte, envidiablemente sólido… pero había apostado claramente por la energía nuclear, y al venir mal dadas en sus elecciones locales y en Fukushima, se envaina su decidida apuesta energética; y, por si todo ello fuera poco, ahora lo de los pepinos: antes de investigar y aclarar nada, mejor echar la culpa a otros y, si encima es a los españoles, mejor que mejor. Bien está o bien lo debe de ver todo el mundo (digo).
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Ingenio adolescente. La prensa americana, siempre un excelso referente para los medios españoles, ha bautizado a Arnold Schwarzenegger como “Sperminator”. Entiendo que estarán muy orgullosos del término concebido.
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