Si no es por no ir, si no le gustan no tengo otros, pero hombre, hombre
Las discusiones que nacen de una reflexión inmadura, cercana y, por tanto, inacabada, tienden a recorrer un camino corto, aunque abrupto, en el que es ciertamente difícil, cuando no imposible, llegar siquiera renqueante a algún puerto relativamente favorable. Nacen revestidas de una frondosa capa de prejuicios, y de razones dudosamente loables, que hacen irreconocible el fondo que en ellas subyace, silente, indigno, latente bajo una perceptible y apreciable superficie que, aun siendo mera apariencia, acapara focos, alcanza sentidos y conmueve variopintas sensibilidades. Por ello, el concurso en lides dialécticas, la participación en tan nobles contiendas, y su exhibición pública e impúdica, mueve por igual al escepticismo, a la irritabilidad, a la ingenuidad, o a un general y desacostumbrado contento. En líneas generales, podríamos decir que la cuestión pierde de vista su iter previsto, connatural, idóneo y, sin duda, preferible, para terminar arrumbando por derroteros incómodos y desconocidos en los que bien a la par reina la incertidumbre, encuentra no poco acomodo el caos, y se huele un familiar y general fastidio. No hay polémicas en las que no se sepa cómo y en qué punto empiezan, pero vaya, y he aquí lo verdaderamente preocupante, desconcierta inexorablemente no saber cómo y en qué punto terminan. ¿Causan efecto? No el deseado; ¿Convencen? No del modo previsto; ¿Puntúan? Siempre por debajo; ¿Ganancias? El futuro es inescrutable; ¿Ridiculizan? La duda ofende; ¿Afirman? Hay chistes carentes de gracia.
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“En el fondo, más allá de nuestra imagen y la personalidad propia que cultivemos, somos lo que creemos. Nuestro fondo de resistencia, de lo que daba en llamarse el honor, sólo puede medirse por lo que somos capaces de sacrificar en su defensa”.
Don Hermann Tertsch, en su columna de hoy.
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¡Oh, la moda! ¿Lo mejor de ir a la última? Sus infinitas, inagotables posibilidades. Viendo la web de la tienda donde compra Pippa Middleton, ese dechado de buen gusto, por ejemplo, me encuentro con una "bonita" camiseta colección LG para hombre, que ofrece como maravillosa combinación unos pantalones con tirantes, un coqueto bolso, y unos lindos zapatitos amarillos...
Sinceramente, no sé si es un homenaje a la inspiradora de la línea, o es que quieren definitivamente acabar con todos nosotros.
Sinceramente, no sé si es un homenaje a la inspiradora de la línea, o es que quieren definitivamente acabar con todos nosotros.
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