Humor, humor
Leo en el As que España se ha pasado del Real Madrid al Barça. Pincho en la noticia, porque aún es gratis, y compruebo, para mi total asombro, que no aclaran que los que en realidad se han pasado del RM al FCB son todos los periodistas que comen a cuenta de ilustrarnos cada domingo, a veces notablemente, que el balón ha entrado… o no, que fue penalti… o no, o que el público, ¡una vez más!, ha sido clave en la derrota del equipo visitante. Frases-coletilla que, como saben, y en honor a su originalidad, no he sacado de ningún periódico deportivo, sino del videojuego de una famosa consola, cuyo nuevo formato no ha incluido la revisión sintáctica de los alumbramientos más queridos y conocidos de nuestros capacitados reporteros.
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Parece que entre todas las personalidades que da a conocer nuestra tierra al Orbe día sí, día también, el alcalde y su tropa de concejales no han encontrado otro candidato mejor que don José Luis Rodríguez Calimero (© IC) para inaugurar el Instituto Confucio. Debe ser, sin duda, que entre sabios siempre anda el juego. Porque, desde luego, a mí no me consta que nuestro presidente tuviese conocimiento de la existencia de este milenario filósofo con anterioridad, sabiendo, como sabemos, lo dado que es a airear la profundidad de su pensamiento (que no es de nadie, salvo del viento). Aunque, claro, también es posible, e incluso probable, que lo hayan puesto al día en dos tardes. Ya saben ustedes cómo funcionan los gabinetes verdaderamente competentes. Y, total, será por intelectuales.
¿Detienen a un joven que pretendía traficar con 51 plantas de marihuana? ¿Por qué se presume que no pretendía fumárselas? Si tampoco es un número muy allá. ¿Hasta dónde se considera consumo propio? ¿Hubo denuncia de los vecinos? ¿Realmente está prohibida la delación, o la sociedad, tan dada al calorcito de su televisor, y quienes la velan, han edulcorado el término llamándolo chivatazo? ¿Todo es producto de la siempre envidiable colaboración entre los distintos Cuerpos que preservan nuestros cuerpos? ¿Regaría las plantas todos los días y las susurraría obscenidades, como una vecina mía? Las bolsas con Maria seca que se encontraron en el mismo local, ¿suponen indicios racionales de criminalidad de un delito de Tráfico de drogas o, simplemente, mandaron al muchacho en la Uni hacer un herbario y le pudo el entusiasmo?
Supongo que ya se habrán dado cuenta, pero me temo que nunca lo sabremos.
Una noticia, por lo demás, ejemplarmente redactada. Y para eso están los periódicos.
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