Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

Correspondencia: fjsgad@gmail.com
Mi foto
Nombre:
Lugar: León, Spain

En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

16 abril 2012

Actualidad

Nos dicen con gran solemnidad que el mantenimiento del Estado tal y como lo conocíamos sale caro: los asesores económicos del actual gabinete, y no digamos de los anteriores, no tienen precio. Disyuntivas euro o peseta, Europa o España, bancos o ciudadanos: que se jodan los de siempre. Amnistía fiscal o la claudicación de la hipocresía. Cazar elefantes cuando el disparo sale por la cuneta (aviso para el lector ignaro: no es errata). La sangre azul, por lo demás, e históricamente, goza de extraordinaria mala puntería. Actividad más propicia, pues, para ministros baladrones y jueces que sucumben de importancia.



Los asesinos también lloran: matar, no obstante, es de humanos. En Francia eligen entre un hombre que no ha cumplido su programa (a decir de Sorman) y la gran esperanza de la izquierda europea. Ambos pondrán, si no a Dios, a las circunstancias por testigo. Cristina de Argentina, esa Evita de lágrima impostada y verborrea ambulante, mantiene firme su obstinación: España, Europa y EEUU tratarán de meter en vereda dicha sinrazón. ¿Mejor esperar sentados?



Recesión. Moneda propia. Devaluación. El tirón de la exportación. Moneda común. Imposibilidad práctica de viejas recetas. Se apela a la competitividad. Trabajar más y cobrar menos. Ya fuimos chinos, dice la socialdemocracia. Mayor precariedad. Mayor inseguridad. Más incertidumbre. Viviremos peor. Crítica de la derecha antaño: ¿cómo es posible que se suba el IVA, se rebaje el sueldo de los funcionarios, y se retrase la edad de jubilación?. Crítica del votante de derechas hogaño: ¿cómo es posible que no modifiquen aquello que reprochaban? Explicaciones: ¿hipocresía, interés partidista, amnesia? Ahora bien, el problema sólo radica en la falta de plazos. Asusta que nada sea temporal. Que cundan las políticas de no retorno. Que siempre se aprovechen de las circunstancias los mismos. Y que cuando todo mejore no haya motivo evidente para cambiar lo que aparentemente funciona.



Más alumnos, menos profesores, mejor educación. Eficiencia, lo llaman los corifeos gubernamentales. De nada sirven más recursos sin una buena gestión, nos descubren (además sin sonrojo). Un hombre estudia, pasa con relativa brillantez por todos los estadios académicos, aprende a leer (y en sentido estricto se aprende mucho más tarde de lo que la gente cree), se adhiere a unas ideas políticas a las que llama pomposamente sus principios, y un buen día lo eligen ministro. A la primera oportunidad de abrir la boca, micro mediante, ese gran salto del anonimato a la fama del politiquillo de turno, aturdirá al oído inadvertido con rotundas obviedades. Lo miro y tiemblo.