Precausión amigo conductó

Recién entrado yo en la facultad, en esta semana hacen 5 años, como recuerdo trágico y horrible tengo en la cabeza el 11-S que hoy se conmemora, pero vamos con algo un poco más trivial, para no variar el nivel de post anteriores. Por entonces yo me saqué el carné de conducir, la verdad es que desde entonces no le he vuelto a dar un uso uniforme y constante al vehículo, pero dado que en estos días he tenido que cogerlo, me han venido a la memoria, reminiscencias de cuando lo saqué, allá van.

Lo saqué en la autoescuela La Moderna, Bernardo, el director, era muy buena gente, vamos de estos que de seguro mean sentados para no salpicar los bordes del depositario de evacuaciones inmaculado, no de motu proprio sino mas bién por el motu de su mujer, la cual gozaba de muy mala…este hombre tenía un pero, y es que era soporífero al hablar, era horrible aprenderse la velocidad adecuada a cada vía con la voz del cuenta cuentos detrás, con lo que mis amigos y yo, no teníamos otra que desconectar, y enfocar toda nuestra atención e inteligencia , con el coadyuvante grueso de nuestras neuronas, al panel de la pared de la autoescuela, donde se encontraba un panel electrónico de un coche con distintos interruptores, que se encendían y se apagaban, provocando un elenco de luz y color, evocando la clase al centro de trabajo de aquellos entrañables personajes, que comenzaban la jornada con aquello de, ¡ cómo están ustedes !...

El caso es que las clases teóricas pasaron y llegó aquello por lo que toda persona se apunta a la autoescuela, la práctica. El primer día se basó en una somera explicación de la correcta utilización de los mecanismos de un coche, mientras conducía la monitora, y para abrir boca, una pequeña vueltita conduciendo uno mismo el coche al finalizar esa primera clase, en la que ya se me veían maneras, porque casi pillo a un ciclista urbano, para mi era un mundo nuevo de sensaciones y responsabilidades, había absorbido tantos conocimientos a la vez… que si el embrague ( me estoy refiriendo a términos mecánicos, no sexuales ¿vale? ) , que si el freno, que si el intermitente… me parecían tantas cosas que había que hacer a la vez, que mi cabeza no daba mas de si, y apunto estuve de claudicar e ir a dedo ( esto tampoco tiene una connotación sexual, que ya se en lo que estáis pensando) el resto de mi vida.

El proceso de formarme como conductor fue evolucionando paulatinamente, lo que no obstaba para que se me calase el coche la primera vez que me encontraba ante un semáforo en rojo o un stop, y el consiguiente cabreo y producción de sonidos onomatopéyicos a modo de bufidos, por la boca de mi monitora. Yo debía de ser bastante cortico, todavía recuerdo como le preguntaba a mi profe, cuando se metían las distintas marchas, y ella me respondía plácidamente, tranquilo, te las pide el coche ,y yo nada, me pasaba toda la clase en silencio para escuchar al coche, pero este ni mu, como si se le hubiese comido la lengua el gato, con lo que terminaba cambiando por mi mismo de marcha, cuando la profe empezaba con su sarta de imprecaciones .Y casi me da miedo meterme con la maniobra estrella de la conducción, el aparcamiento, si, el primer día que saqué el carné y me llevó mi padre a estrenarlo con su flamante coche, arranque una ovación en la calle, mi mala suerte me llevó a que cuando llegué con el coche al barrio, estaban mis colegas asomados en las ventanas, y claro, dado que en el espacio en que ubiqué el vehículo cabía un camión, y yo con el coche estuve un cuarto de hora para aparcarlo medio bien, no merecía menos. Claro, se ve que todavía no había terminado de comprender ese lenguaje ambiguo, hermético e iniciático al que se refería mi profe, con aquello del punto de referencia para aparcar, ni que decir tiene que después de 5 años, todavía lo sigo buscando sin aparentes resultados .

El caso es que no se como, pero tengo carné, no se conducir, no se aparcar, estoy en la lista de peligros públicos sobre ruedas en libertad, vamos, un verdadero caos. Un saludo a tod@s , sigo de exámenes, así que pasen prometo pasar de trivialidades y ponerme con cosas mas serias como a que huelen las nubes, porque me siento feliz como una lombriz de ser hombre, porque cuando echamos un pis y nos la sacudimos, nos la volvemos a sacudir o porque la gente aprovecha los semáforos en rojo, para hurgarse las narices, hasta mañana pues.