Valdescorriel.
Lo siento mucho, en los últimos días a penas he dormido unas pocas horas, me he acostado entorno a las 6 de la mañana, sin la preceptiva siesta que uno se suele echar para reponer fuerzas, así que espero no poneros ningún dislate alarmante, avisados estáis.
Ayer toqué en Valdescorriel, es un pueblecito de Zamora, la verdad es que hace unos años este cuasiignoto paraje, llevaba toda la pinta de ir por los derroteros de casi todos nuestros pueblos, que es la desertización en unos años de los mismos, ya que la mayoría de la gente ha optado por marcharse a la ciudad, la vida de campo es muy dura y poco provechosa económicamente hablando, eso sin meterse en la mierda de subvenciones que reciben por parte de los entes públicos, con lo que el éxodo a la ciudad esta servido. Pero en este pueblo la inercia coyuntural cambió, debido en gran parte a que se implementaron una serie de medidas, como la construcción de un hotel y una urbanización de chales, que ha hecho de este paraje algo mas que una prometedora villa.
En teoría tocábamos para la fiesta del jubilado, con lo que en mi imaginación onírica el día anterior, ebullían imágenes de señoras sonriéndome e insinuándome disimuladamente ese trozo de tela color beis (desconozco si esta delicada prenda la fabrican en otros colores, lo siento) llamada vulgarmente faja, pero dadas las fechas en que nos encontramos, que me llenan de orgullo y satisfacción, parafraseando al ñarigón, (y va y me sale un pareado, en fin…), el local donde tocábamos, se lleno de toda la espléndida y floreciente juventud del lugar, para gozo mio, con lo que al final se animó bastante el asunto, aunque no llegamos a hacer nuestro pase de la casa, made in Tricolor, en el Paquito Chocolatero, terminamos a ritmo de la “celiana” (¡ay si Cela levantara la cabeza!), “Opa”.
Una de las cosas que más me prestó, fue la comida, en este pueblo siempre que tocamos nos ponemos ahítos con los manjares locales, y ayer claro está, no fue para menos, y eso que yo me suelo mostrar reluctante a empacharme antes de tocar, porque uno que es avezado en la vida de músico, sabe que después en vez de teclas, ve calamares y bistec por todas partes, con el peligro manifiesto de pegarle un bocado al piano ante tan jugoso espejismo, pero tranquilos, al final me controlé y me limité a tocar, eso si, con el botón desabrochado del pantalón y aguantando gallardosamete las ventosidades del batería, que de un momento a otro pensé que se iba a desinflar.
Me voy a ir despidiendo, pero no si antes comentaros una anécdota que nos pasó ayer cuando volvíamos de las tierras zamoranas a nuestra León. Fuimos a tocar en tres coches, ayer no teníamos la furgoneta disponible, y no hubo mas remedio que utilizar nuestros turismos a modo de carro. Cuando estábamos en mitad del monte vimos una liebre, me diréis que qué mona ¿no?, que como no la saque una foto y la colgué aquí y tal… bueno, el caso es que esto último no se me ocurrió, pero en el momento tampoco se me paso por la cabeza las siniestras intenciones de mis compañeros de grupo y de mi padre que iba al lado mio, el caso es que observé al primer coche realizar determinadas maniobras peligrosas en la carretera, invadiendo el sentido contrario, frenando… luego el segundo coche lo mismo, y yo me decía a mi mismo (lo siento por el pleonasmo)¿ésta gente está borracha o ha fumado porros?, (yo a estas alturas todavía no sabía el motivo y estaba un tanto acojonado), pero lo mas impresionante pasó cuando le llegó el turno a mi padre, empezó a hacer zigzag en la carretera, una carretera provinciana, en mal estado, helada y en un continuo devenir de curvas…yo flipando y voceando a mi padre, bajo riesgo de que frenase y me hiciese ir andando hasta León “por contestarle”, pero él absorto, como en estado de trance, parecía no escuchar…aumentaba su velocidad y comenzó a dar las largas y las cortas y a tocar reiterada e histéricamente el claxon, aquí yo, simplemente pensé que había perdido a mi padre, que se le había ido la pinza definitivamente, hasta que me dio por mirar para adelante y chillé, “papa, papa, cuidado que pillas a la liebre”, ahí ya mi padre debió de confirmar que tiene un hijo tonto o corto, o una exuberante y ecléctica mezcla de ambas cosas, y ya cuando la liebre se libró, me explico dulcemente, como a un chiquillo ingenuo cuando le explican lo del papa botánico, si, ya sabéis, lo de que papa pone una semillita en mama, y mama da a luz a un ciruelo, del que deduzco, me debí de caer demasiado pronto, pues eso, que me dijo que estas maniobras eran para meter en la cazuela de hoy a ese precioso animal, tal cual, y al parecer mi padre no quería pasarle con las ruedas por encima, para que no se machacase la carne del sabroso y escurridizo animal, con lo que al cambiar la intensidad de los focos, mi padre me explicó que la liebre se dirigiría al haz de luz (bueno, creo que no utilizó la palabra haz exactamente) y al tocar el claxon el animal en teoría debía de haber saltado y desnucado contra nuestro coche, tal cual, siento daros la visión carnívora, material y cruel de mi progenitor, pero no se por que me da a mi, que mi padre en lo que menos estaba pensando en el momento era en el significado deontológico de matar alevosamente a la criatura, pero tranquilos, como ya os he dicho el animal, la verdad es que no se como coño lo hizo, consiguió zafarse de su persecución, y se fue alegremente saltando, monte a través, supongo que en busca de alguna liebra, para darle a probar de su “zanahoria natural” y de paso descargar la tremenda tensión a la que acababa de ser sometido.
Un saludo a tod@s.
Ayer toqué en Valdescorriel, es un pueblecito de Zamora, la verdad es que hace unos años este cuasiignoto paraje, llevaba toda la pinta de ir por los derroteros de casi todos nuestros pueblos, que es la desertización en unos años de los mismos, ya que la mayoría de la gente ha optado por marcharse a la ciudad, la vida de campo es muy dura y poco provechosa económicamente hablando, eso sin meterse en la mierda de subvenciones que reciben por parte de los entes públicos, con lo que el éxodo a la ciudad esta servido. Pero en este pueblo la inercia coyuntural cambió, debido en gran parte a que se implementaron una serie de medidas, como la construcción de un hotel y una urbanización de chales, que ha hecho de este paraje algo mas que una prometedora villa.
En teoría tocábamos para la fiesta del jubilado, con lo que en mi imaginación onírica el día anterior, ebullían imágenes de señoras sonriéndome e insinuándome disimuladamente ese trozo de tela color beis (desconozco si esta delicada prenda la fabrican en otros colores, lo siento) llamada vulgarmente faja, pero dadas las fechas en que nos encontramos, que me llenan de orgullo y satisfacción, parafraseando al ñarigón, (y va y me sale un pareado, en fin…), el local donde tocábamos, se lleno de toda la espléndida y floreciente juventud del lugar, para gozo mio, con lo que al final se animó bastante el asunto, aunque no llegamos a hacer nuestro pase de la casa, made in Tricolor, en el Paquito Chocolatero, terminamos a ritmo de la “celiana” (¡ay si Cela levantara la cabeza!), “Opa”.
Una de las cosas que más me prestó, fue la comida, en este pueblo siempre que tocamos nos ponemos ahítos con los manjares locales, y ayer claro está, no fue para menos, y eso que yo me suelo mostrar reluctante a empacharme antes de tocar, porque uno que es avezado en la vida de músico, sabe que después en vez de teclas, ve calamares y bistec por todas partes, con el peligro manifiesto de pegarle un bocado al piano ante tan jugoso espejismo, pero tranquilos, al final me controlé y me limité a tocar, eso si, con el botón desabrochado del pantalón y aguantando gallardosamete las ventosidades del batería, que de un momento a otro pensé que se iba a desinflar.
Me voy a ir despidiendo, pero no si antes comentaros una anécdota que nos pasó ayer cuando volvíamos de las tierras zamoranas a nuestra León. Fuimos a tocar en tres coches, ayer no teníamos la furgoneta disponible, y no hubo mas remedio que utilizar nuestros turismos a modo de carro. Cuando estábamos en mitad del monte vimos una liebre, me diréis que qué mona ¿no?, que como no la saque una foto y la colgué aquí y tal… bueno, el caso es que esto último no se me ocurrió, pero en el momento tampoco se me paso por la cabeza las siniestras intenciones de mis compañeros de grupo y de mi padre que iba al lado mio, el caso es que observé al primer coche realizar determinadas maniobras peligrosas en la carretera, invadiendo el sentido contrario, frenando… luego el segundo coche lo mismo, y yo me decía a mi mismo (lo siento por el pleonasmo)¿ésta gente está borracha o ha fumado porros?, (yo a estas alturas todavía no sabía el motivo y estaba un tanto acojonado), pero lo mas impresionante pasó cuando le llegó el turno a mi padre, empezó a hacer zigzag en la carretera, una carretera provinciana, en mal estado, helada y en un continuo devenir de curvas…yo flipando y voceando a mi padre, bajo riesgo de que frenase y me hiciese ir andando hasta León “por contestarle”, pero él absorto, como en estado de trance, parecía no escuchar…aumentaba su velocidad y comenzó a dar las largas y las cortas y a tocar reiterada e histéricamente el claxon, aquí yo, simplemente pensé que había perdido a mi padre, que se le había ido la pinza definitivamente, hasta que me dio por mirar para adelante y chillé, “papa, papa, cuidado que pillas a la liebre”, ahí ya mi padre debió de confirmar que tiene un hijo tonto o corto, o una exuberante y ecléctica mezcla de ambas cosas, y ya cuando la liebre se libró, me explico dulcemente, como a un chiquillo ingenuo cuando le explican lo del papa botánico, si, ya sabéis, lo de que papa pone una semillita en mama, y mama da a luz a un ciruelo, del que deduzco, me debí de caer demasiado pronto, pues eso, que me dijo que estas maniobras eran para meter en la cazuela de hoy a ese precioso animal, tal cual, y al parecer mi padre no quería pasarle con las ruedas por encima, para que no se machacase la carne del sabroso y escurridizo animal, con lo que al cambiar la intensidad de los focos, mi padre me explicó que la liebre se dirigiría al haz de luz (bueno, creo que no utilizó la palabra haz exactamente) y al tocar el claxon el animal en teoría debía de haber saltado y desnucado contra nuestro coche, tal cual, siento daros la visión carnívora, material y cruel de mi progenitor, pero no se por que me da a mi, que mi padre en lo que menos estaba pensando en el momento era en el significado deontológico de matar alevosamente a la criatura, pero tranquilos, como ya os he dicho el animal, la verdad es que no se como coño lo hizo, consiguió zafarse de su persecución, y se fue alegremente saltando, monte a través, supongo que en busca de alguna liebra, para darle a probar de su “zanahoria natural” y de paso descargar la tremenda tensión a la que acababa de ser sometido.
Un saludo a tod@s.
4 Comments:
Javi, regálale a tu padre por su cumpleaños una escopeta y una licencia de caza. Te ahorrarás un eventual accidente en la carretera, el cambiar la defensa del coche a cambio de una carne que sabe más a monte que la carne de lobo condimentada con corteza de roble, y un disgusto de tu padre al ver que el animal no milimetro su salto y, pese a sus intenciones, acabó estrujado al impactar con el coche, echando a perder la hemorragia interna generalizada toda la carne. Supongo que si le explicas la teoría de impactos de proyectiles (que es lo que es el coche a esa velocidad) contra otras superficies relativamente estáticas (la liebre porque su movimiento es cortante o tangencial), y su resultado, lo más que te ganarás es una colleja, lejos de evitar el liebreicidio.
Si es que estas cosas se hacen sin pensar... lo único que ven es el relato que les va a quedar para deleitar a los compañeros de mesa en la partida... y no se dan cuenta del trauma que le pueden crear al retoño que viaja de copiloto... jejeje.
Un saludo.
PD. Javi, supongo que preferirás el conejo a la liebre...
Buenas Jose, lo de que siempre me divierto cuando toco mi instrumento no lo decias en sentido figurado ¿no?, jajajajaja.
Que va Jose, la verdad es que ni me acordaba de contar lo de la libre, lo que pasa es que cuando llegó el momento de narrar la vuelta, me acordé, la verdad es que me quedo bastante largo lo de la liebre, y eso que ya me iba a ir despidiendo.
La verdad es que esos volantazos pueden traer consigo alguna desgracia, pero en la mente experiemntada de mi padre en estas cosas, al parecer vamos, que yo no tenia ni idea de la caza de la liebre en marcha y a motor, no le debió de dar preocupación, el suele ser así, primero actua, y luego ya si eso, si sobra tiempo, a lo mejor se piensa en que se hiz o en que se dijo, con las consecuencias que sabemos puede tener.
El que me has dejedo acojonado has sido tu, yo lo que pille eran unos jabatines, lo que ligue ese verano contandolo a las mozas y mozos que simplemente se me acercaban con aire despreocupado, pero no sabia que fuesen tan duros, contra un caballo, nueno no me extrañaria, pero que un jabali pueda causar semejante estropicio en un coche... la rehostia vamos.
Un saludo jose.
Buenas Lia, me alegra que te pases por aqui y dejes tu firmita, pues evidentemente, esto ya lo habia hecho mas veces mi padre, y yo, lo que pasa es que iba sin las gafas, para no variar, y no me estaba coscando de lo que estaba pasando, aunque si distinguia los vertiginosos giros de mis colegas, pero como iba medio dormido casi hasta que no le toco a mi padre hacer maniobra, no me cosqué, jejeje. No, no estan complicado como parece, lo que pasa es que tu como eres una conductora novel, y esto no lo digo con acritud eh¡¡ jejeje,te parecen mas maniobras de las que en realidad son, y a lo mejor tambien tuvo culpa como le dije a Jose que me excedí en la descripcion del pasaje, pero no.
Una cosa, mi padre no es tan malo, joe¡¡¡ que ahora que caigo parece que he pintado aqui a mi padre como un asesino sin escrupulos, lo que pasa es que mi padre no piensa con la cabeza sino con la cazuela, y ya se sabe lo jugosa que es la liebre.
Bss Lia, ya me presentare (osea que me lo presentare yo) al grandullon, pero supongo que sera en el Lolita, no me gusta mucho el Glam, aunque el otro dia me marque uno de mis pasos fiesteros por alli. A ver si se porta y nos da una vuelta en el avion de su padre, que yo todavia no he separado los pies del suelo, mas que en la atraccion esta del saltamontes,que sera por cierto, de lo mas fuerte que he probado, porque a mi estas cosas que sales volando y a una velocidad endiablada me dan cefalea aguda durante una semana, se me descargarian las pocas ideas que tengo en el cerebro con algo mas fuerte.
Buenas Roberto, pues la verdad seguro que a mi padre le hacia mucha ilusión un kit de caza de esos con gorra, pito(silbato) y esas cosas que salen en la tele, jejeje, pero tendria un peligro de la leche, no, mejor le regalo un juego de dominó lacrado y que se conforme.
La verdad es que los daños que podia causar en el coche fue lo primero que le dije, pero el me aseguro que la liebre no haria absolutamente nada, vamos que ni un rasguño, claro que lo mismo me dijo el dia que me la pegue con los jabalies y destrozamos la defensa, el radiador y mi integridad psiquica como conductor, que eso como dirian en el anuncio de master card,no tiene precio.
Un saludo roberto, tienes una intuicion fina, fina, no se como has podido inferir que a mi me gustan mas los conejos que las liebres,jajajajajaja, yo creo que tiene una respuesta menos lasciva que la que estamos dejando aqui entreveer, que es que el conejo es mas casero,jajajajajajajajaja, que cada uno/a lo interprete como quiera,jajajaja.
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