Metáforas
La vida es extraordinariamente rica en acontecimientos. Aunque estos a veces carezcan de un mínimo de importancia. Mientras las últimas encuestas publicadas dan una ligera ventaja al PP, en intención de voto, sobre el Partido Socialista, el presidente del Gobierno se dedica a mostrar su sonrisa, tan amplia como fingida, allí por donde pasa y deja su particular huella. Hoy les ha tocado el turno a los futbolistas y a su entorno. Mañana, sólo Dios lo sabe. El señor Zapatero, además, ministro de deportes, por obra y gracia de su propio espíritu, ha querido meterle un gol al mejor portero del mundo. Aunque no se sabe muy bien si lo ha hecho en su condición institucional o en la de forofo. Marcó a pase de Puyol. Lo cual debe ser para él un doble honor. Marcar un gol al portero del Real Madrid a pase de un jugador del F.C.Barcelona. Casi nada. Qué no le contará, sin escatimar detalles, hoy por la noche a doña Sonsoles en la intimidad de su alcoba. Pero aquí no acaba el asunto. También nos dice la noticia que el de León, al marcar el gol, se creció. Aunque no especifica cuantos centímetros. Al parecer le dijo al seleccionador nacional, don Vicente del Bosque, que podía contar con él para próximos compromisos. El pobre. Y Vicente, que rima con inocente, no tuvo más remedio que hacerle un regate en corto y asegurar que teníamos la plantilla completa. Bien cabe asegurar, después de hoy, que tenemos un presidente que vale para todo. Lo mismo nos plancha un huevo que nos fríe una camisa. Pero es que además, se nos queda tan ancho.
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La actriz inglesa Kate Beckinsale ha sido elegida la mujer más sexi del mundo. El queso ha asegurado que está muy contenta con la elección. Y que se lo merece, claro. Está muy buena y en su casa lo saben, como dicen en mi barrio. Aunque ha reconocido, compungida, que necesita salir ahí afuera y mejorar sus bailes eróticos con barra. Y yo la comprendo. Perfectamente. Porque a mi me pasa exactamente lo mismo.
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A decir de algunos la salsa y la música clásica se repelen. Pero esto que no se lo digan a los muchos músicos que trabajan con ambos géneros, sobre todo en las tierras de Cuba. Existe, por parte de la ortodoxa docencia musical, la rara creencia de que un estilo contamina y quita pureza al otro. Que lo solapa, vaya. Siendo ambos absolutamente incompatibles. Y estando considerado cualquier músico de salsa, aun talentoso y sentimental, muy por debajo, técnicamente hablando, del músico clásico. Yo no estoy para nada de acuerdo. Por eso me gusta especialmente el comienzo de una película titulada, Salsa. Un joven virtuoso del piano renuncia a su carrera como concertista para hacer, o tocar, lo que de verdad le gusta. La película encierra una cruel y práctica metáfora. Pues a nadie se le escapa que la vida suele discurrir por el curso contrario por el que lo hace en la película. Y, además, por si todo fuera poco ficticio, al final se queda con la chica. Quia. La metáfora es la vida.
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