Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

Correspondencia: fjsgad@gmail.com
Mi foto
Nombre:
Lugar: León, Spain

En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

09 noviembre 2009

Petitum

Piratas, bucaneros, filibusteros, corsarios: gente toda del mismo pelaje, así denominada sólo en función del lugar donde desempeñaban su tarea. Han pasado a la historia con un aura rebelde, heroica, asaz romántica: sin embargo, sólo eran asesinos, ladrones, dipsómanos. Algunos, incluso funcionarios. Pero fuera de toda la tinta corrida en defensa de una causa perdida, una época pretérita, un ideal equívoco: cabe destacar los fuertes correctivos que, por su actividad, se ganaban a pulso. Era famoso, temido y harto frecuente hacer pasar bajo la quilla a semejantes truhanes: castigo que, para corregir delitos graves, consistía en obligar a un hombre atado a cruzar al otro extremo por debajo de la embarcación. Menos conocido, salvo por sus directos destinatarios, en Inglaterra, era el llamado muelle de las ejecuciones: situado en el Támesis, al oeste de Londres, donde se ahorcaba a los piratas y amotinados cuando la marea estaba baja, dejándolos colgados hasta que ésta los cubría tres veces, según la ley del Almirantazgo. Todo esto hoy nos suena a una época asilvestrada, incivilizada, selvática. Pero los piratas de entonces de seguro sabían qué es lo que se jugaban. Y todo parece indicar que en nuestros tiempos de hipertrofia legal y un molesto, por excesivo, diálogo, les han hecho olvidar que en su comportamiento también hay débito, aunque éste esté demasiado atenuado.