Confianza, la justita
Soy un gran aficionado a los relojes. Sobre todo, sobre todo, me gustan aquellos que sólo puedo ver en ciertos escaparates, en las revistas especializadas, en las mejorables páginas web del ramo, o en la muñeca de algún incauto. Sin embargo, nunca me ha dado por coleccionarlos: porque me salen más baratos los sellos, y porque aún no soy entrenador del Real Madrid, ni secretario general de ningún sindicato. En cualquier caso, ya saben de la tendencia humana a encapricharse de aquello que se puede ver, pero que, desgraciadamente, no se puede tocar. Y a mí me ocurre algo parecido con determinadas mujeres. No hará ni un mes, estuve en Madrid, y dejé Serrano lleno de babas por culpa de Panerai, Breitling, Hublot, Ulysse Nardin, o los televisivos, por su incidencia en presentadores de telediario y derivados, Rolex u Omega. Cosas curiosas que tiene esta vida, hoy, para mi sorpresa, leo que Arcadi Espada habla del Patek Philippe de Sarkozy. A mí me parece muy razonable la reacción de un señor con semejante complejo de bajito. Así, se empieza por parecer más alto a costa de unos pobres zapatos, y se continúa denostando al país vecino a costa de un miserable pero necesario puñado de votos. Ahora bien, lo del reloj, es otra cosa. No hay nuevo rico que no corra a la joyería más próxima en busca de un Rolex. Pero habría que casarse con una mujer con conocimiento profundo del mundo, por ejemplo una cantante, para, además, gastarse el dinero con infinito buen gusto. No estaba en juego, pues, un modesto complemento. Sino algo muchísimo más importante para un francés: ¡Estaba en juego su estilo!
2 Comments:
Tranquilo que a este no le queda mucho...Eso si, se irá con una gran colección de relojes y alzas... ;)
Ese consuelo materialista que delata el tamaño de tantos hombres...:)
Un saludo
Publicar un comentario
<< Home