Bebes.
Ha vuelto Paco, que alegría me dio. Hoy por la mañana, así que tuve el periódico en mis manos, lo primero que hice fue darle la vuelta y, allí estaba su rincón de buenas y sabias palabras. Al parecer estuvo enfermo, según rezaba la portada del periódico, quizá aún no se ha repuesto de su “idilio” con Mercedes Milá, pero el caso es que ha vuelto y eso es lo que importa. Eso si, voy a mandar un “emilio” a El Mundo, para que le cambien la foto por otra en la que irradie alegría, en la actual está un poco serio y no es normal, con lo chistoso que es el jodido.
Hoy quería hacer una breve reseña a los verdaderos jefes de las casas. A los que llevan los pantalones. Y no son los papas. Ni las mamas. Ni vosotros que me leéis. Ni Arguiñano y su lavacerebros subliminal en forma de programa de cocina, aunque en éste último caso tengo mis dudas, cómo sino se explica que hoy se haya marcado ¡un puré de garbanzos con carne! sino es para controlar las mentes de nuestras amas y amos de casa, ya me contareis a mi quien coño se va a tragar eso, mas, oyéndole cantar, que parece que se ha atragantado con una de sus croquetas antes de deleitarnos con su copla cocinera. Es curioso éste personaje, se cree que estuvo involucrado en contrabando de drogas y que además financiaba a ETA, con dinero, no con boquerones aliñados con anís del mono. Encima hizo sus pinitos como actor, creo que todos le recordareis en “Airbag” o “En busca del anillo perdido” o “¡Donde coño habré metido el anillo!” pues todos estos nombres bien podían haber titulado o subtitulado el film.
Pero no, los verdaderos jefes son los peques. Esos en los que ves reflejado el verdadero espíritu navideño en sus rostros cuando se levantan, pero durante todo el año. Esos que en teoría se deberían de ir a la cama con los lunnis sino fuera por que a esas horas no se duerme ni Carrascal, por cierto, hermoso gusto el de éste personaje en la elección de sus corbatas. Esos que desprenden alegría y vitalidad por todos los poros de su piel. Que abren los ojos, te miran, les miras, les haces purrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr brbrbrbrbrbrbr niniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii y te estiras las orejas, pones voz de Coco, les haces pedorretas en el estómago…ellos te miran sin comprender, lo que es normal y cabal, y tu sigues en tus trece emitiendo sonidos sin identificar y distorsionando sin razón aparente tus facciones de la cara…
Pues bien, estos monstruillos se llaman bebes, yo siempre digo que no quiero tener niños, aunque seguro que me encantaría “hacerlos”. Pero no, sería superior a mí, yo los metería en una especie de zoológico para niños, les iría a visitar y les tiraría cacahuetes y esas cosas, mientras me contemplasen en un recinto habituado, sin aparente peligro para el observador directo. ¡¿Pero tenerlos en casa?! no sabéis lo que es eso, el último fin de semana que fui al pueblo, a mi hermana se le ocurrió la fantástica idea de acoplarse a la “expedición” (lo llamo así por lo numeroso de mi familia, no porque vayamos a buscar a Livingtone, como el corresponsal del New York Herald, Henry Morton Stanley, cuando fue a buscar al doctor L. al corazón de Africa en 1872, abandonado y expoliado por su propia expedición) y a la criatura bonita le dio por ponerse a berrear a las 6 de la mañana, es en esos momentos en los que se despierta el instinto homicida que lleva uno dentro y pone su propia cabeza debajo de la almohada, pero nada, ese llanto atraviesa paredes, ladrillo, caliza, y el suave tejido de mi almohada. Uno intenta durante un rato taparse los oídos a ver si la criatura se atraganta con su propio llanto y empieza a toser –que es menos molesto- pero no, cada vez con mas ganas, a pleno pulmón…y se levantan tan sonrientes, ellos frescos como unas braguitas recién puestas y tu con unas ojeras que te llegan hasta los tobillos.
Pero eso no es lo peor, que va, lo peor es estar desayunando tranquilamente, tu tazón de leche con cola Cao, tus Donuts “Light”, tus tostadas churruscaillas untadas de Filadelfia y mermelada de melocotón. Entonces abres la boca y, cuando la vas a cerrar una de dos, o te está mirando con cara de cordero degollado y no te queda mas remedio que dárselo al nene bonito o, cuando vas a darle el mordisco te viene un olorcillo rancio que te dice que la criatura se ha cagado, porque sí, para quien tuviese dudas, la caca de los niños también huele, por si acaso, y bastante mal en algunos casos. Mi reacción lógico-normal, dado que no llevo encima el quit científico para tratar sustancias altamente contaminantes y corrosivas, es llamar a voces a mi hermana para que venga a cambiar al chaval. Pero mi hermana es una criatura que no piensa en los demás. Cuando se lo digo, lo primero que me dice es -¿no podías habérsela cambiado tu?- ¡pero que se creerá!, todavía soy joven, estoy en la flor de la vida, no estoy preparado para contemplar determinadas imágenes…y acto seguido, ni corta ni perezosa, lo hace, se pone allí mismo a cambiar a la criatura, conmigo y mi tostada mirándola, pero ella sin inmutarse, que va, lo primero es su retoño y luego ya si uno tiene estómago para seguir desayunando pues sea, ay, ay, ay.
Por lo menos de pequeño cuando se ponía a llorar, lo cogía de las patas, lo ponía bocabajo y se callaba, pero ahora que la criatura ya tiene dos añitos, y le han salido los incisivos, ha aprendido a utilizarlos y cualquiera se la juega. El otro día, después de comer estaba muy cansado, había salido de fiesta la noche anterior y me tumbé en el sofá, entonces lo oí llegar, acababa de entrar mi hermana, escuche el sonido de la puerta al cerrarse y a la criatura llamarme, no había duda, me venía buscando, quería guerra, por supuesto yo me hice el dormido, es decir, me esforcé en dormirme todavía mas, pero note sus suaves pisadas acercarse, estaba abriendo la puerta del salón, me contempló y se le escapó una risilla al cabronazo, -¡¡tio allíííí!!- yo ni puto caso, a ver si el crío se cansaba y se iba a dar guerra a mi madre, entonces note que acercaba su cara, aquí tengo que reconocer que temblé, notaba su aliento sobre mi rostro, pero no, tan solo me hizo unas caricias con su manita, que rico –pensé- pero claro, no se conformó con eso, fue a la parte inferior del sofá, me quitó la manta con la que me tapaba y me mordió un pié, ni que decir que aquí se acabo la función de hacerme el dormido, pegué un alarido que se debió de escuchar en toda la casa, por supuesto mi hermana vino rauda -¿le ha pasado algo al niño?- y yo gimoteando –me ha mordido- con lo que mi hermana se quedó mas tranquila. Amor fraterno, es lo que tiene. Precisamente hoy me comentaba una amiga, Vanesa se que estas ahí, como el otro día sus sobrinos la hicieron levantarse a ver ésta nueva serie deformactitudes de niños, llamada las Brats, y se levantó. Se que es inútil, que os tienen lavados el cerebro. Pero si alguien puede leerme y transmitir éste mensaje, todavía estamos a tiempo, resistir, no les miréis a la cara, y sobre todo una cosa, que no se os ocurra, vamos, que ni se os pase por la imaginación, probar sus potitos, estaréis perdidos.
Un saludo a tod@s.
Hoy quería hacer una breve reseña a los verdaderos jefes de las casas. A los que llevan los pantalones. Y no son los papas. Ni las mamas. Ni vosotros que me leéis. Ni Arguiñano y su lavacerebros subliminal en forma de programa de cocina, aunque en éste último caso tengo mis dudas, cómo sino se explica que hoy se haya marcado ¡un puré de garbanzos con carne! sino es para controlar las mentes de nuestras amas y amos de casa, ya me contareis a mi quien coño se va a tragar eso, mas, oyéndole cantar, que parece que se ha atragantado con una de sus croquetas antes de deleitarnos con su copla cocinera. Es curioso éste personaje, se cree que estuvo involucrado en contrabando de drogas y que además financiaba a ETA, con dinero, no con boquerones aliñados con anís del mono. Encima hizo sus pinitos como actor, creo que todos le recordareis en “Airbag” o “En busca del anillo perdido” o “¡Donde coño habré metido el anillo!” pues todos estos nombres bien podían haber titulado o subtitulado el film.
Pero no, los verdaderos jefes son los peques. Esos en los que ves reflejado el verdadero espíritu navideño en sus rostros cuando se levantan, pero durante todo el año. Esos que en teoría se deberían de ir a la cama con los lunnis sino fuera por que a esas horas no se duerme ni Carrascal, por cierto, hermoso gusto el de éste personaje en la elección de sus corbatas. Esos que desprenden alegría y vitalidad por todos los poros de su piel. Que abren los ojos, te miran, les miras, les haces purrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr brbrbrbrbrbrbr niniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii y te estiras las orejas, pones voz de Coco, les haces pedorretas en el estómago…ellos te miran sin comprender, lo que es normal y cabal, y tu sigues en tus trece emitiendo sonidos sin identificar y distorsionando sin razón aparente tus facciones de la cara…
Pues bien, estos monstruillos se llaman bebes, yo siempre digo que no quiero tener niños, aunque seguro que me encantaría “hacerlos”. Pero no, sería superior a mí, yo los metería en una especie de zoológico para niños, les iría a visitar y les tiraría cacahuetes y esas cosas, mientras me contemplasen en un recinto habituado, sin aparente peligro para el observador directo. ¡¿Pero tenerlos en casa?! no sabéis lo que es eso, el último fin de semana que fui al pueblo, a mi hermana se le ocurrió la fantástica idea de acoplarse a la “expedición” (lo llamo así por lo numeroso de mi familia, no porque vayamos a buscar a Livingtone, como el corresponsal del New York Herald, Henry Morton Stanley, cuando fue a buscar al doctor L. al corazón de Africa en 1872, abandonado y expoliado por su propia expedición) y a la criatura bonita le dio por ponerse a berrear a las 6 de la mañana, es en esos momentos en los que se despierta el instinto homicida que lleva uno dentro y pone su propia cabeza debajo de la almohada, pero nada, ese llanto atraviesa paredes, ladrillo, caliza, y el suave tejido de mi almohada. Uno intenta durante un rato taparse los oídos a ver si la criatura se atraganta con su propio llanto y empieza a toser –que es menos molesto- pero no, cada vez con mas ganas, a pleno pulmón…y se levantan tan sonrientes, ellos frescos como unas braguitas recién puestas y tu con unas ojeras que te llegan hasta los tobillos.
Pero eso no es lo peor, que va, lo peor es estar desayunando tranquilamente, tu tazón de leche con cola Cao, tus Donuts “Light”, tus tostadas churruscaillas untadas de Filadelfia y mermelada de melocotón. Entonces abres la boca y, cuando la vas a cerrar una de dos, o te está mirando con cara de cordero degollado y no te queda mas remedio que dárselo al nene bonito o, cuando vas a darle el mordisco te viene un olorcillo rancio que te dice que la criatura se ha cagado, porque sí, para quien tuviese dudas, la caca de los niños también huele, por si acaso, y bastante mal en algunos casos. Mi reacción lógico-normal, dado que no llevo encima el quit científico para tratar sustancias altamente contaminantes y corrosivas, es llamar a voces a mi hermana para que venga a cambiar al chaval. Pero mi hermana es una criatura que no piensa en los demás. Cuando se lo digo, lo primero que me dice es -¿no podías habérsela cambiado tu?- ¡pero que se creerá!, todavía soy joven, estoy en la flor de la vida, no estoy preparado para contemplar determinadas imágenes…y acto seguido, ni corta ni perezosa, lo hace, se pone allí mismo a cambiar a la criatura, conmigo y mi tostada mirándola, pero ella sin inmutarse, que va, lo primero es su retoño y luego ya si uno tiene estómago para seguir desayunando pues sea, ay, ay, ay.
Por lo menos de pequeño cuando se ponía a llorar, lo cogía de las patas, lo ponía bocabajo y se callaba, pero ahora que la criatura ya tiene dos añitos, y le han salido los incisivos, ha aprendido a utilizarlos y cualquiera se la juega. El otro día, después de comer estaba muy cansado, había salido de fiesta la noche anterior y me tumbé en el sofá, entonces lo oí llegar, acababa de entrar mi hermana, escuche el sonido de la puerta al cerrarse y a la criatura llamarme, no había duda, me venía buscando, quería guerra, por supuesto yo me hice el dormido, es decir, me esforcé en dormirme todavía mas, pero note sus suaves pisadas acercarse, estaba abriendo la puerta del salón, me contempló y se le escapó una risilla al cabronazo, -¡¡tio allíííí!!- yo ni puto caso, a ver si el crío se cansaba y se iba a dar guerra a mi madre, entonces note que acercaba su cara, aquí tengo que reconocer que temblé, notaba su aliento sobre mi rostro, pero no, tan solo me hizo unas caricias con su manita, que rico –pensé- pero claro, no se conformó con eso, fue a la parte inferior del sofá, me quitó la manta con la que me tapaba y me mordió un pié, ni que decir que aquí se acabo la función de hacerme el dormido, pegué un alarido que se debió de escuchar en toda la casa, por supuesto mi hermana vino rauda -¿le ha pasado algo al niño?- y yo gimoteando –me ha mordido- con lo que mi hermana se quedó mas tranquila. Amor fraterno, es lo que tiene. Precisamente hoy me comentaba una amiga, Vanesa se que estas ahí, como el otro día sus sobrinos la hicieron levantarse a ver ésta nueva serie deformactitudes de niños, llamada las Brats, y se levantó. Se que es inútil, que os tienen lavados el cerebro. Pero si alguien puede leerme y transmitir éste mensaje, todavía estamos a tiempo, resistir, no les miréis a la cara, y sobre todo una cosa, que no se os ocurra, vamos, que ni se os pase por la imaginación, probar sus potitos, estaréis perdidos.
Un saludo a tod@s.
6 Comments:
Cuanta razón tienes, querido amigo,y sabes muy bien que te lo dice alguien que sufre en sus propias carnes la vitalidad que tienen esos bichitos, porque...mira que son incansables!!!!
Pero no te quejes,que en mi caso,son dos los retoñitos que recorren mi casa al grito de TIIIIIAAAAAA!!!! Y te puedo asegurar que la vitalidad de dos niños de 5 y 2 años es interminable!!
Y además no te cuento lo bonito que es que a las nueve de la mañana un domingo te despierten con pequeñas pero desagradables tortitas en la cara diciendote:!tia vete a encender la tele, que seguro que ya han empezado las bratz!Menos mal que mi sobrinin es bastante dormilon, y por lo menos hasta las once de la mañana duerme como un angelin.
Siempre acabo diciendole a mi hermana que no voy a tener hijos, aunque he de reconocer que cuando estoy sentada trankilamente en el sofa viendo algo que me gusta, y tengo al pekeñajo en una pierna haciendole el caballito y a la pekeñaja haciendome enredos en el pelo intentando la pobre hacerme coletas puesssss....se me cae la baba!!!Que le voy a hacer,si es que son encantadores, porque son los unicos que consiguen sacarme una sonrisa cuando más lo necesito.
Saludos!!!!!!
Javi, replanteate lo de tener hijos... desgravas más en el IRPF. Por lo demás sigo sin verle las ventajas, salvo cuando duermen que son muy simpáticos.
Tu sobrino te muerde los pies, es doloroso, pero seguro que todavía no te ha atizado con un tractor de juguete de metal, con sus esquinitas bien afiladas (creo que de aquella el sello CE lo otorgaba el Richal en el mismo rastro, tras un exhaustivo análisis de la ausencia de elementos peligrosos en el juguete)en pleno tabique nasal cuando estabas completamente despistado y absorto en lo que daban en la tele. En ese momento no sabía si revolcarme por el suelo de dolor, sobreponerme e intentar meter a mi primo en el asiento del juguete a base de contorsionarlo, reirme de mi ingenuidad al haber bajado de tal manera la guardia, o simplemente cagarme en toda la Alta Jerarquía de las Esferas Celestiales, que es la opción por la que finalmente opté... con el consiguiente ¡No digas tacos delante del niño!.
Un saludo.
Yo creo que los mas indicados para opinar de este tema son Vane-Esa y Ale-Jandro. Una ya lo ha hecho (no entiendo por que permites que opine en tu blog!! jejeje Un saludo Vanessa), por lo tanto estoy esperando la opinión del otro.
Un saludo y perdon por aportar tan poco al tema pero ya sabes que yo de niños...
Buenas Vane, pues te pasara lo que a mi, mucha dureza de fachada pero luego nada de nada, que se hace lo que digan los pequeños, que se le va a hacer.
La verdad es que yo me quejo y es solo uno, aunque creeme que es la rehostia, pero en tu caso con dos diablillos... por muy buenos que sean, en el mejor de los casos, seguro que tiene que ser algo tremendo.
A mi lo que mas me llama la atención es su proceso de aprendizaje, a veces me sorprendo escuchándole repetir alguna palabra, o con algun truquillo de picardia del retoño, pero no, para que tener en cuenta esas cosas, si lo que realmente se tiene en cuenta es lo ruidosos que son, lo peligrosos que son orque en un momento te la preparan, te rompen un buen libro, te tiran un bonito jarron. Por no hablar del peligro para elos mismos, que es inmensamente mayor, que si se caen, que si meten los dedos en el enchufe, que si se atragantan, que si se ponen malos y no saben lo que tienen..
Nada que se está mejor sin ellos en resumidas cuentas, en mi opinión claro y como te dije, basta que uno no quiera estas cosas para que al final me vengan media docena, esperemos que no, no sabria que hacer con tantos.
Buenas Roberto, me ha hecho mucha gracia lo de meter a tu primo en el asiento del juguete, a mi no se me habia ocurrido pero no está nada mal, nada mal. También me ha producido dolor ajeno el uso alternativo del juguete por el que finalmente optó tu primo, yo también tuve un juguetito de esos cuando era pequeño y, tengo que reconocer que a pesar de que no pasaba la CE los sellos de calidad y seguridad preceptivos, lo que si eran esos juguetes eran resistentes, por que a pesar de los golpes que llevaban no se rompian, hoy día cualquier juguetito, sea o no caro, a los dos dias estan rotos, asi que no se, a veces el sello del Richal si era efectivo,jejeje.
Un saludo.
Buenas Juli, como ya te dije, no es la Vanessa que tu creias, que se podía un día estirar y comentarme algo (la que tu creias) sino una amiga y compañera de carrera. Pero de todas formas yo si que no tengo ni idea de niños, cada vez menos, me pasa como con las mujeres, y eso me preocupa, jejeje.
Un saludo.
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