¿Trivialidades?

Hoy que es día de guardar no pensaba escribiros nada, pero me pilláis en mi repaso diario a la prensa y me hacen gracia ciertas cosas:
La primera, mis condolencias por el cerdo de Clooney, la noticia la vi ayer, pero como comprenderéis el impacto todavía me continúa, consternado me hallo, 18 añitos la criatura y va y la estira ahora cuando estamos en temporada de matanza. Precisamente acabo de llegar del pueblo, dos espléndidos gorrinos ha matado mi tía, al entrar pensé que se trataba de vacas, ¡qué grandes!, ya estoy saboreando los chorizillos, aunque claro, con vuestro permiso y el de nuestra ministra, dado que continúa el tema de las hamburguesas. El último anuncio a modo de contraofensiva –por parte de Burger King- ya lo podéis ver colgado en Youtube, en su defecto en el blog de Juan Varela que encontrareis en un enlace a vuestra izquierda, no tiene desperdicio.
La segunda, esta noticia la vi hace unas semanas y está relacionada con otra que os voy a comentar ahora. Al parecer hace dos años un pasajero fue compelido a abandonar un avión de pasajeros debido a su mal olor corporal, por supuesto nuestro fétido personaje reclamó a la justicia la afrenta recibida y como no, el importe del correspondiente billete, pero recientemente ha salido la sentencia y le han dicho que nones, que otra vez que quiera viajar en avión que se duche, con lo que en opinión de dichos tribunales, está bien echado.
La tercera, ésta la acabo de leer en ABC, “las flatulencias de una mujer provocan un aterrizaje forzoso de un avión en EEUU”, la verdad es que no tenía ni idea de que coño eran flatulencias, pero mi ansia insaciable de conocimiento me ha llevado a una ardua investigación y ya se lo que es, eufemísticamente hablando, no es mas que un ataque de pedos. ¡¡Pero menudo ataque!! No sólo causaron pudor en la pasajera de al lado que se debió poner morada, sino en toda la tripulación. La pasajera pedorra presa de una angustia inefable, no se lo ocurrió mejor idea que encender unas cerillas para disminuir el olor, pero claro, en vez del olor de sus ventosidades se extendió por el avión el olor a fósforo, y en los tiempos que corren de terrorismo aéreo no está la cosa para ir tirándose pedos por ahí. El caso es que incluso llegó a intervenir el FBI, los perros encontraron los fósforos y la pasajera “cagada” de miedo confesó que tenía un problema de gases y que encendió las cerillas para…ya sabéis. Lo curioso es que la dejaron en tierra y la compañía American Airlines, que era donde volaba la indispuesta pasajera, prohibió a la mujer volver a volar en sus líneas. Cuanto menos curioso ¿o no?.

Hasta aquí mi repaso a lo que llevó de prensa leída, yo que os iba a realizar una deposición soporífera sobre nuestra Carta Magna, hoy de cumpleaños, van y me ponen estas cosas en la prensa.