Navidad.

Muy buenas a todos, es irremediable levantarse estos días con algo de cierta nostalgia. Según se sale de la habitación lo primero que se ve es el árbol de navidad luciendo a porrillo, que no canutillo, con las flamantes luces intermitentes dispersadas por el árbol, el espejo y, casi hasta por las alfombrillas del baño, para que cuando uno vaya a miccionar piense en los pastorcillos, Herodes, el niño Jesús y, como no, la figura que no puede faltar en ningún Belén, incluso yo, que no tengo Belén, sino una hermana homónima, la tengo. Me refiero al pastorcillo defecando, yo como no tengo Belén la he puesto al lado del teléfono, aunque eso si, mi figurilla es muy digna ella, no tiene el chufo propiamente dicho sino sólo el pastorcillo con los pantalones bajados, sin pito aparente, sin cara de sufrimiento y con el culo blanco y resplandeciente, lo que denota que los pastorcillos de la época ya conocían el fenómeno de la fotodepilación dermoestética y no tenían las posaderas velludas y abrigadas.

Ya llegó la navidad y eso se nota en el ambiente, en mi casa no tenemos hilo musical porque mi madre dice que no te sujeta bien los botones de la chaqueta, pero yo de vez en cuando me cuelgo la acordeón y, si pillo a mi padre con ganas, se cuelga él la suya y nos marcamos unos villancicos a dúo, hasta que mi padre se le desvía el espíritu navideño y se marca unas jotas.

Cuando era mas pequeño solíamos acudir en estas fechas al pueblín a pasarlo todos juntos en familia, pero sólo me queda una abuelita que está con nosotros, con lo que no tendremos desplazamientos. No termino de comprender a la gente que aprovecha estas fechas para realizar un viaje de placer en vez de disfrutar con la familia, pero bueno, cada uno es muy libre de elegir entre el bingo o parchís de Nochebuena, y marcharse a la nieve para venir con el rostro curtido en pleno invierno, pareciendo que uno se ha metido una sesión doble de rayos uva de la suerte.

Este año no hemos tenido calvo de la suerte, es una pena, los calvos son muy importantes. Tanto en una fiesta como en navidad. Un calvo siempre es el referente. La persona que buscamos siempre está al lado de un calvo, cerca de una calvo, detrás de un calvo, delante de un calvo…son la estrella de oriente, la rosa de los vientos que guía el rumbo a seguir, los pasos a dar y, lo que se ahorran en champú los tíos. Hasta los comemos en ensalada. Así pues, una navidad sin calvo se queda insulsa, desabrida y sin referente.

Esta mañana de Sábado me la he pasado dando un vistazo al especial de ABC con las mejores viñetas de Mingote de todo el año. Me gustaron especialmente dos. En la primera de ellas salía ZP tomándose algo con la “justicia” e invitándola del siguiente modo –ya que eres independiente no tendrás inconveniente en venir a mi apartamento ¿no? tiene unas bonitas escaleras y unos leones a la entrada- en mi opinión magnífica ilustración sarcástica, de cómo se debe de proteger el principio de separación de poderes, como deben de primar las ideas de Montesquieu y su “Espíritu de las leyes”. La justicia se debe de mostrar independiente, sin visiones parciales, gregarias, sectarias o partidistas, sea el asunto que subyace en el fondo un proceso de paz, con una organización terrorista o, sea el esclarecimiento completo de una investigación por los atentados mas graves de la historia de España. La justicia, aunque Mingote no terminó el chiste, evidentemente debe declinar la invitación y, dejar el Parlamento con sus asuntos. La segunda imagen la ponían una pareja mirando a un chiquillo con aire de rebeldía procaz, la pareja divagaba sobre cual sería el futuro del muchacho, léase de la juventud que tenemos y que serán el futuro y sustento de las generaciones venideras en todos los ámbitos. Pues bien, entre las opciones posibles estaban: -funcionario corrupto, delincuente o maltratador de mujeres. Ejemplificante ¿verdad?, negro y oscuro porvenir.

Aunque para mi casi ha llegado en estos días la navidad, en mi entorno ya venía rondando desde el mes de noviembre. Llevo viendo musgo en los escaparates de las tiendas casi desde antes de enfundarme los jerseys de lana que son los que verdaderamente me indican que el invierno ha llegado y no Paco Montesdeoca que se desdice continuamente de sus pronósticos, anunciando cosas oximorónicas en los telediarios de las distintas ediciones del mismo día. Este año en mi ciudad se han quejado del alumbrado que nos ha puesto el consistorio, a mi la verdad es que me parece mas cutre que otros años pero aun así, sobre gustos…han cambiado el árbol que había enfrente de la catedral y nos han puesto uno sintético luminoso, bueno, no se si será mas bonito o mas navideño, pero sin duda se ve mas.

Me parece estar oyendo ahora mismo a mis padres entrar por la puerta, hoy madrugaron y se han ido a los centros comerciales a hacer las compras de rigor, como buenos españoles, mis progenitores lo han dejado para el último día y por que mañana es Domingo que sino…con lo que esto va a ser todo por hoy. Me voy raudo con la ilusión de un niño pequeño a ver las compras, el turrón, los “regalos sorpresa”…ahí os dejo, mañana me espera durante toda la tarde y mañana un ejercicio intensivo de felicitación navideña colectiva. Yo felicito uno a uno, a mis colegas en el bar en la tradicional partida de nochebuena, al resto de amigos lo reparto entre correo electrónico o móvil, según piense yo por cual de los dos medios les va a llegar el mensaje a tiempo y, no repito en ningún caso la felicitación con lo que se hace al final un poco agotador, pero bueno. Por si acaso, cosa que me extrañaría, no estáis en esas dos opciones o se colapsan las líneas mañana: FELIZ NOCHE, FELIZ NAVIDAD Y FELICES FIESTAS A TOD@S, a ver si Papa Noel se porta éste año y nos trae a todos todo lo que esperamos, sea en forma de salud, de dinero, de trabajo, de novias/os…comer con moderación y disfrutar a tope. Ahora si, hasta la vista.