Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

09 mayo 2007

"Ballottage".

Muy buenas a tod@s, hoy es día de post, después de estar tanto tiempo con vosotros a diario, se me hace extraño escribiros una entrada a la semana, pero bueno. Para ser sincero, voy a reconocer que podría escribiros mas a menudo, si me apuráis, podría incordiaros a diario, incluso no lo descarto en un futuro no muy remoto. Parece mentira, llevo un mes haciendo las veces de opositor y, como que no termino de meterme en el papel y, que conste que no es por falta de ensayo, en teoría ocho horas al día de cada día, en la práctica, de momento no llega ni a cinco y media, será la edad, el tiempo, las amapolas…

A pesar de que ya no soy un asiduo patológico sin receta o placebo genérico de la prensa, uno tiene que estar muy sordo, muy ciego o muy tonto, para no darse cuenta de ciertas cosas. La primera de ellas, es que nuestros gabachos vecinos (alteración dolosa del orden natural u ordinario del calificativo, vamos, para que me pilléis el sarcasmo, el sentido metafórico, figurado o anfibológico de la chufa) ya tienen soberano presidencial –lo sé, si nos ponemos pijos es un oximorón gordo, rechoncho, orondo y oriundo de la flagrante ignorancia que nos asola irreverentemente por doquier-. Nicolás Sarkozy, el candidato conservador, reaccionario, de la derecha pura, dura y madura que tanto necesitaba Francia y Europa. Los analistas de política internacional de la prensa socialdemócrata, al contrario de lo que yo pensaba, creía, intuía, imaginaba que iban a hacer, han sido bastante condescendientes y deferentes con él, uno no gana para sorpresas –para los disgustos si llega la nómina, al menos aquí en España-.

Al parecer, el nuevo presidente francés puede darle un impulso a nuestra anquilosada Constitución Europea, Constitución que favorece a los Franchutes y a los Frankfurt-es y, nos deja en calzones, para no perder las buenas costumbres, pues ya se sabe que somos país de arraigo, tradición, costumbre y memoria añeja. Ya que nuestro país y presidente fueron destacados valedores de la desvalorada norma, el nuevo presidente francés alivia las dolencias intestinales de los que la daban ya por perdida y, esperan como agua de Mayo, el nuevo aire resultado del “ballotage” francés –introducido en los años 50 en Francia, cuando el general Charles De Gaulle fue sacado de su retiro para resolver la grave crisis política interna y acabar con la guerra de Argelia, de éste modo nacería la V República francesa. Dicho sistema se basa en que para alcanzar el poder, el candidato elegido necesita mayoría absoluta, de ahí que tras una primera vuelta, sólo queden dos candidatos, los dos más votados, como objeto de elección en una segunda vuelta. Como ventajas, no tendríamos situaciones como la que actualmente vivimos en España, en la que nuestro presidente ha tenido que pactar con fuerzas políticas nacionalistas para sacar adelante sus “eximios” proyectos, ya que el ejecutivo ha optado durante toda la legislatura por apartar, marginar y aislar a la segunda fuerza política mas votada de nuestro país, y ha tenido que refugiarse en la guarida de los lobos para dar forma a su proyecto de proyecto. Como inconveniente, que en ocasiones, por oscuros designios del destino, una de las fuerzas más votadas que pasan ese primer filtro puede ser una entidad política indeseada e indeseable, como ocurrió en las anteriores elecciones francesas con el candidato de la extrema derecha, Le Pen y, sea necesario aunar esfuerzos políticos de toda índole para desbancar a semejante parásito-. Con lo que leyendo éste somero y coloquial análisis que he hecho después de la cena, creo que podemos entender porque nuestra izquierda no ha visto con tan malos ojos que ganase la derecha francesa y no se cumpliesen los desatinados designios de victoria que ZP pronóstico a Sene –si me permitís el hipocorístico-.

Me voy a ir despidiendo, pues mañana es día de escuela –aunque uno no sea discente y ostente actualmente la condición de egresado-, pero antes, quiero recordar una frase que el nuevo presidente francés lanzó en campaña y que, de haberla proferido nuestro candidato conservador, no quiero ni pensar el alboroto nacional que se prepararía y la presión mediática a la que se vería sometido –eso si no lo imputan por apología del facha de manual-: “quiero una Francia en la que los alumnos se levanten cuando entre el profesor”, que barbaridad ¿verdad?, que anacrónica, obsoleta y troglodita frase y, empero, que necesario sería ese respeto perdido en las aulas para que se manifestase en los hogares, en las calles, en las ciudades…

Un saludo a tod@s.