Ángulo muerto
Zapatero ha vuelto porque, desgraciadamente, nunca se ha ido. Invitado a una conferencia en la que por la temática a tratar debería haberse limitado a oír, ver y callar, se ha arrancado, como nos tiene acostumbrados, por alegres bulerías. No me dirán que no es para estar orgullosos. El hombre sabio se diferencia del simplemente inteligente en que, sobre todo, conoce perfectamente sus límites. Y el hombre inteligente se diferencia del simplemente tonto en que, sin duda, y sin ayuda, es capaz de identificar cómo está más guapo. Ni qué decir tiene que nuestro líder planetario no tiene ninguna de estas dos cualidades, pero, por si todo ello fuera poco, cree que le sobran puntos de ambas. Y donde todo el mundo ve problemas, él no ve más que soluciones que, por desgracia, nadie más percibe. Ahora va a resultar que la culpa de todo la tienen los pesimistas, que son unos cenizos odiosos y contaminan el ambiente más que el desodorante de los comunistas. Y es que él lo tiene todo muy claro, ver el vaso medio vacío, en la vida política, económica y social, no ayuda. Y cree que arengando al pueblo con dosis de optimismo infundado, como cuando desde las carrozas festivas se tiran caramelos a los muchachos, el asunto se va arreglar por sí solo. El ser humano es verdaderamente fascinante. En vez de reconocer sus errores, se empecina en ellos. Y persiste en los mismos todavía con más fuerza. No es que el hombre sea el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Es que hay hombres que no pueden vivir sin el objeto de su tropiezo.
En tiempos de crisis, penurias y decadencia es necesaria la gente capaz de ofrecer su muy particular punto de vista, su mirada, su novedosa e inexplorada perspectiva de la realidad; se hacen llamar a sí mismos descubridores, visionarios… y algunos de ellos se vienen dedicando a la política desde hace tiempo:
"Una persona cuando está formándose está trabajando, está trabajando para un país"
José Luis Rodríguez Zapatero, el inefable.
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En tiempos de crisis, penurias y decadencia es necesaria la gente capaz de ofrecer su muy particular punto de vista, su mirada, su novedosa e inexplorada perspectiva de la realidad; se hacen llamar a sí mismos descubridores, visionarios… y algunos de ellos se vienen dedicando a la política desde hace tiempo:
"Una persona cuando está formándose está trabajando, está trabajando para un país"
José Luis Rodríguez Zapatero, el inefable.
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