Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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Lugar: León, Spain

En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

27 junio 2014

Píldoras



El adiós de Rubalcaba. Lo considero un político de altura, un político de raza y, probablemente, un político de los que cada vez quedan menos. No es fácil encontrar en el actual panorama a alguien tan bien formado. Con una visión razonable y sensata de lo que es, ha sido, y debe seguir siendo el país en el que vivimos. De talante conciliador y sereno. De mirada astuta y sagaz. Y con aspecto de saber más de lo que habla y hablar menos de lo que sabe, que es exactamente lo contrario a lo que hace un porcentaje incuantificable, pero en todo caso elevadísimo, de todo de país. Se le asocia con cuestiones turbias del pasado y con algunas del presente, pero más allá de la literatura detectivesca, conspiranoica y amarillenta que da forma y sustento a algún rotativo de enjundia, creo que su formación lo va a echar mucho de menos. Y no digamos los demás. Sobre todo ante la evidente avalancha de zapateritos ágrafos, ignaros y espabilados locuaces sabelotodo que se nos viene encima. Hay muchas personas con ese rotundo aspecto de venir ya de vuelta sin ni siquiera haberse ido. La lógica más básica y elemental no les llega para concluir que se han saltado un importante paso. 



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La selección española de fútbol. No se hace leña del árbol caído, y el manido “no pudo ser”, tan futbolístico como sentimental, podrían resumir el análisis mínimamente ponderado de todo profesional. Pero como yo no soy profesional, Dios me libre, ahí va el mío. La revolución, de haberla, ha de empezar por el banquillo: fuera la aristocracia (y que cada cual lo entienda como guste). La edad y el bloque es una cuestión fundamental. Tanto que, en su día, sirvieron para dejar fuera a uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos. Si hay que dejar paso a una nueva generación de futbolistas, quizá no sea descabellado pensar que sean incompatibles con el viejo cuerpo técnico. Vicente del Bosque se ha retratado más por alguno de sus hechos, que por todas sus melifluas palabras, siempre tan bien acogidas por la babeante, selectiva y prejuiciosa prensa deportiva de nuestro país.  Su gesto con Villa, inmediatamente justificado (faltaría). Y esta frase maravillosa, profunda y nada sutil que lo retrata tal y como lo trajo su madre al mundo: yo pienso en todosy los jugadores sólo en ellos. Ah, con el ego del marqués hemos topado. La guinda, no obstante, es jurídica: contra facta argumenta non valent.



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Hace justo un año. Con un mensaje de móvil fruto de la impaciencia y la irreflexión, de la desesperada espera y la continua postergación, de un frustrado anhelo de proximidad física imposible de soslayar, tal vez de la terrible situación económico-laboral que rodea, influencia y a veces incluso asfixia a quienes la padecen o padecemos, y quizá hasta de pequeños y probablemente absurdos problemas no hablados que fueron creciendo imperceptiblemente como una bola de nieve, o como esa gota de agua que paulatinamente va llenando un vaso que se colma y desborda en el momento menos esperado, de un modo, pues, abrupto y descarnado, sin consideraciones a algún buen momento del pasado, ni alusiones a una mínima cordialidad que, además de civilizada, sostiene pacífica y educadamente la convivencia entre las personas, una bonita, y para mí estimulante, relación de amistad, llegó a su anticipado final. No hay, o al menos no conozco, máxima poética ni filosófica alguna que describa siquiera aproximadamente mi profunda tristeza.

22 junio 2014

Cereza rojas



Llegada la época de recolectar cerezas, calderito en una mano y escalera en la otra, todo el pueblo se pone muy ufano, con mucha pompa, a mostrar su excelente cosecha. Apenas han tenido que regar y quizá echar un poco de sulfato, es decir, no les ha dado trabajo, y no pueden agradecer a su inefable pericia como campesinos, agricultores o jardineros, y ni siquiera a la realización de otros muy diversos malabarismos técnicos de la cosa rural, el éxito de sus frutales; pero encuentro que encuentran muy agradable exhibir sus bienes de una u otra manera. Conjugan el verbo tener de adelante a atrás y viceversa. Y creo que no se cansarían en toda una vida de cantar las alabanzas de algo que les viene dado, y en lo que tan poco han influido. Hace algunos años pensaba que era un mal endémico. O sea, una característica más que peculiar de la gente de mi zona. Pero uno crece, qué remedio. Y la mirada, aun en contra de los principios con los que se llega bien mullidito a la cuna, se hace experta. Volviéndose unas veces más prejuiciosa, y otras, por el contrario, más desprejuiciada. Al final, hay que dar justo valor a aquella sentencia atribuida a Lord Byron: cuanto más conozco a la gente, más quiero a mi perro. Y he de confesarlo, claro: yo no tengo perro.

18 junio 2014

Colección féminas leonesas



La mujer con cuerpo de muchachita. La veo casi todos los días al comenzar el paseo. Tiene la piel de un dorado tostado, o de un bruñido ceniciento, poco normal en latitudes carentes de playa en las que suelen abundar morenos de andamio, y cuerpos de tapa, de pincho, y de chato. Se admira en ella un cuerpecito menudo, delgado y frágil como el de un pajarillo. Durante los meses de invierno lo disimula entre ropones holgados, deportivos, a la vista de los cuales ni una imaginación fecunda y profundamente admirativa  podría adivinar lo que alberga debajo. Sus piernecitas son de una delgadez estremecedora. El otro día llevaba unos pantalones cortos a los que les quedaba demasiado tramo para llegar algún día a ceñir sus proyectos de muslo. No obstante, que sus pilares fuesen endebles, no significa que no fuesen rectos, bien definidos, y con un principio de musculatura que quizá en otro tiempo perteneciesen a una atleta, a una gimnasta, u a otra especialista en algún deporte en que la genética no fuera demasiado exigente. Sus muñecas apenas sostienen las pulseras que las adornan, y sus brazos abultan lo mismo que sus piernas, aunque proporcionalmente mucho menos. Carece, en fin, de toda forma femenina. Y, sin embargo, esa mujer es atractiva. Hay algo en ella, tal vez, como dicen los poetas, en el aura que desprende, que cautiva. Su andar indiferente, su mirada acechante, su estilo imperturbable. Lo desconozco, porque no sé muy bien qué es lo que define a la persona. Qué nos hace tan diferentes, y a la vez qué nos hace  tan iguales. Cuál es nuestra esencia, aquello que nos define y nos marca en la vida. Por qué a unas personas les despertamos cariño, afecto, cercanía, y a otras, en cambio, odio, rechazo, una profunda animadversión. Quizá la vida consista precisamente en averiguarlo. O tal vez tan solo en vivir desconociéndolo.

16 junio 2014

Tesoro divino



Oh, las primeras fresas de la temporada. De huerta, claro. Pero qué buenas. Con leche, con nata, con yogur griego, con sirope de chocolate, con leche condensada, con helado de vainilla…una delicia, una delicia ciertamente pecaminosa si uno está inmerso en la operación biquini, y sus dolorosas restricciones o privaciones culinarias, por supuesto, total y absolutamente involuntarias. Es duro estar continuamente sometido a ese bombardeo incesante de imágenes de muchachos estupendos, con cuerpos aún más estupendos, que se atiborran de helados a los que se aplica el mismo adjetivo pero ya en grado superlativo, de jugosas hamburguesas, que llevan una vida de hamaca, tumbona y una plácida alternancia entre sol y sombra, esto es, plenamente sedentaria, y que parecen no afectarles los rigores de la naturaleza, o sea, la incompatibilidad entre las apetencias de los instintos y lo que demanda una sana cabeza. ¿El publicista no está dotado de una mínima y elemental coherencia? ¿Es ilógica la práctica totalidad del contenido de los anuncios publicitarios, o siguen una lógica especial, muy suya, que se aparta de los dictados de la razón de un modo obsceno a la par que indigno?¿No sería necesario incluir una recomendación de consumo moderado, o la moderación es lo que las peras al olmo?

Ser joven, a la luz del sol, rodeado de buena compañía, en una playa estupenda que es una continua fiesta, y saber que bebiendo simplemente una cerveza uno puede ser feliz, desconectar de los problemas cotidianos y conocer y hasta procrear con la mujer de su vida es una idea muy vieja. Pero meter a Séneca en estos saraos, a mí me preocupa.

¿Levanten de la toalla?….pues eso.

11 junio 2014

No pone un café cualquiera



Una cara nueva. Llega seria: por carácter, por timidez o porque la vida no le sonríe del modo que quisiera sólo ella lo sabe. El uniforme le queda estupendamente. Consta de unos pantalones negros ajustados y una camiseta blanca. Su piel es aún más blanca que la prenda que lleva. Su rostro es ovalado. De rasgos simétricos y bien proporcionados, llaman la atención unos ojillos no demasiado grandes, de expresión tranquila, que denotan cierta inteligencia, un carácter pausado, reflexivo y poco dado a los impulsos femeninos. Su pelo es rizado, de ese rizado suave y  anhelante de curiosos dedos masculinos. Las manos son pequeñas, quiero pensar, porque tengo una naturaleza muy retorcida, que además son juguetonas, y que su tamaño no las impedirá explorar, no sé si experimentadamente, términos inenarrables aunque ciertamente imaginables. No mira a los clientes a la cara. Puede que el hábito haya hecho mella en su sociabilidad, o puede que lo último que desee es establecer cualquier tipo de proximidad o confianza con el acreedor de un café. Poco tiempo después termina su turno. La veo alejarse con cierta coquetería, mientras aquilato en su justa medida, debido sin duda a la primavera, el placer inefable que supondría estrechar el cerco a esas bravas caderas. Y lo dejo, porque no es plan de adelantar el verano. Ya saben.

09 junio 2014

Retomando



Un joven mulato corre aprisa. Su semblante es serio, adusto, nada despreocupado. Recorre con su mirada los alrededores. Al cruzar la esquina entabla conversación breve con unos conocidos. Terminada la cual sigue su camino. Ya sin mirar hacia ninguna dirección, pues sus pies parecen saber a donde dirigirlo. Es fiesta en el barrio. Se escucha desde todas sus esquinas la música enlatada de tómbolas, atracciones y demás puestos de feria. Pero las fiestas, ¡como si fueran lo único!, degeneran. Pocos chiquillos. Pocos puestos. Y poco entusiasmo, que, al fin y al cabo, es de lo que vivimos. En mis tiempos hacían actividades para todos los públicos, pues todo era como más participativo. Mi barrio es pequeño, íntimo y un punto coqueto, a modo de apéndice rural. Aquí todos nos conocemos. Y de todos, claro, sabemos. Ello tiene sus inconvenientes, por supuesto; pero qué duda cabe de que también tiene sus ventajas. Siempre depende de cada cual convertir la bella confianza en algo asqueroso. Según me dicen este año no han colgado el jamón en lo alto de un poste de madera. Trofeo que, invariablemente, pasaba a ocupar las vitrinas de una familia de gitanos que, aun siendo de las afueras, todos los años se tomaba la desinteresada molestia de acercarse y colaborar con el resto de parroquianos en las jugosas festividades. Pero las cosas cambian, y ya ni siquiera se respeta el codiciado jamón: casi un derecho adquirido. El domingo el cura dijo la misa al aire libre. Sin techo que lo cobijase de inclemencias, ni ese púlpito fuente de tantas desigualdades. Y, después, hubo vino español. Hay que decir que nunca un hombre tan pío, tan justo, tan bueno y hasta tan honrado ha gozado de un auditorio tan concurrido. E incluso tan agradecido. Mientras los vecinos degustaban la empanada, la tortilla y algunas croquetas, por los altavoces sonaba M Clan, y me quedé con esa frase que todo hombre ha querido decir a alguna mujer en su vida. Y no es, no puede ser, te amo. La retuve, mientras me alejaba en silencio, sonriendo, y pensando que, después de todo, siempre hay algo, o alguien, que merece la pena.