Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

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En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

23 mayo 2007

Metrosexuales.

Este año se lleva el rollo gay. Lo he notado, oído, olido, sentido, que no tocado y, al final, lo he visto. Hay que ver, después de mirar, lo que traen las nuevas tendencias de moda estética y dermoestética. Uno va de sorpresa en sorpresa, como nuestra Isabel, al enterarse de los exóticos gustos de aquel can, que comía mermelada a morro mientras la adolescente le/se limpiaba los bigotes.

Nos estamos afeminando, dulcificando, sensibilizando. El hombre de hoy es, un ser ingénito de amor conyugal. Antaño, no nacíamos fruto del amor, sino de una obligación laudatoria dominical que, cada párroco de turno, se encargaba de promulgar con asaz tesón, digamos, que se follaba por mandato divino, se follaba como Dios manda, que no era poco –ni en cantidad, ni en calidad-. Hoy día, somos los hijos, la descendencia y el producto del destape, dicho lo cual, nos lleva a pensar que tampoco somos progenie del amor, más bien, somos hijos de un polvo de noche, pues éste, es de menos rigor que el matutino y, por lo visto, mucho mas productivo. Los hijos del futuro vendrán de París y, como todos sabéis, llegarán en Ave -como vaticinó Rajoy-, a todas y cada una de nuestras ciudades. Yo, creo que voy a ir encargando uno.

Todo éste pequeño exordio o introito que no proemio, nos puede servir para ir enfocando lo actual, lo chic, lo mal que bien de nuestra lejana onda de pasarela de barrio.

El metrosexual es un hombre de nuestra época, nacido en ella y de ella. Esto no es baladí, pues a un metrosexual en la Florencia del renacimiento, tratarían de enfocarle su visión estética, metiéndole en un enorme caldero de bronce a fuego lento en plaza pública con público. Un metrosexual de nuestra pasada dictadura, sería sólo una mitad de metrosexual, pues la otra mitad, se quedaría dentro de un armario benemérito. Pero hoy los tiempos han cambiado, para mejor, peor o, según los casos y las cosas.

Hoy el metrosexual se cotiza. Sin necesidad de pasar por armario. Ellas quieren, desean y anhelan al metrosexual. El metrosexual, es un hombre refinado, estilista y estético. Sin duda, sibarita. Cómo no, educado. Por supuesto, muy aseado, casi limpio. Suelen ser narcisistas, como si se deleitasen con su continuo reflejo en el que nunca se contemplan.

Las modas cambian, ellos son más como ellas y, ellas, son más como ellos. Con tanta paridad promulgada por los pseudoprogres, se ha producido un desbarajuste roborado por el decálogo de los cánones estilísticos actuales. Como resultado, tenemos un elenco de híbridos pululando por doquier.

El metrosexual de manual no se cuida por él, se cuida por los demás y para los demás. Es una especie de esnob que necesita para su autoaceptación y autocomplacencia, el placet y bendición de su entorno. El está en la moda, porque él es la moda.

Un chico normal, de barrio, como un servidor, saldría de fiesta con unos vaqueros y una camiseta. Pero el metrosexual no, pues no es suficiente. A ellas les encantan, porque, repito, son casi como ellas. El metrosexual no sólo viste como ellas quieren, también piensa como ellas, va a donde ellas, come, bebe, fuma y folla, cómo ellas quieren o desean. Va a la peluquería por obligación deontológica con los de su gremio, y yo con estos pelos. Incluso es capaz de hablar de determinados cortes de pelo con y para regocijo y refocilo de ellas. Por supuesto, tienen prohibido dentro de la retahíla de temas a tratar, los deportes, los coches o, el tamaño del busto de las mujeres, aunque piensen más en tetas que un servidor, que se imagina en tanga incluso a los teleñecos. Es pues, un mundo de apariencia, de fingimiento estético hipersensibilizado. Pero a ellas les gusta.

El metrosexual va todo él complementado, o sea, a juego. Verbigracia, no pueden salir a la calle con sus zapatillas rojas, si por avatares del destino, tienen el tanga del mismo color en la cuerda. Del mismo modo, es obligatorio echarse en la cocorota ese producto brillante y pegajoso –como el gel fijador de la comedia “Algo pasa con Mary”-pues claro, un metrosexual despeinado, es un cuasimetrosexual y, las medias tintas no gustan.

Pero lo que mas me molesta de la condición de tal, no es su olor, apariencia, comportamiento, cultura, lo deseados que resultan a las mujeres… No, lo que más me molesta de ellos, es que yo, jamás podría ser como ellos ;) un saludo Chat@s.

16 mayo 2007

La canción del verano.

Buenas y santas noches aunque, quien sabe, quizá cuando leáis esto os deslumbre ya el fulgor de un nuevo día. El tema de hoy parece inútil, fútil e inane, pero, para mi, músico de pro, tiene la mayor importancia. Incluso considero que todos deberíais estar interesados en el mismo. Cada estación tiene sus señas particulares. El invierno nos ofrece imágenes teñidas de blanco pero, a cambio, nos reconfortamos debajo de un cálido abrigo, una suave bufanda y unos guantes a juego. Es la estación del frío, la nieve y, sobre todo, la navidad, con su reencuentro, sus regalos y, como no, su turrón. El otoño, es una estación a caballo, si, a caballo de la alegría del pasado verano y, la tristeza del incipiente año e invierno que comienza, a caballo entre el ambiente diáfano y transparente del verano y, el gris plúmbeo que nos entristece mientras los árboles sufren su particular alopecia. La primavera, de la cual ya os he hablado en post anteriores, es la época en la que los capullos se abren al mundo, lo cual, dicho así, suena hasta peligroso. Llegamos por fin al meollo del post, me estoy refiriendo al meollo ambiental y estético, que no al argumentativo, pues el mismo os llegará en las siguientes líneas sin necesidad de aderezarlo. El verano, es la época de la falda lisa, el zapato ligero y la braga limpia, por si acaso. La estación en la que vemos vacaciones en el mar, nos compramos unas bermudas cutres, vistosas y no vistas y, vamos a la playa a ver castillos de agua, olas de arena, suecas de pelo negro y, faltaría mas, españolas de pelo sueco.

Pero que sería de esta maravillosa estación que ya olemos, sentimos y apreciamos, sin ella, tan alegre, divertida y comentada. La comidilla del barrio. La chica nueva del grupo, la guapa, la codiciada, la…escuchada, desde luego que si.

Como cambian los tiempos, las modas, los gustos y, con todo ello, los bailes. Ya llevo unos once años tocando en grupos, ahí es nada ¿verdad? Parece que fue ayer cuando afrontaba mi primera actuación con aire tímido, inseguro e inmaduro. Agachaba la cabeza detrás de mis teclados, para evitar las inquisidoras miradas que escrutaban al músico bisoño que, apenas sobresalía por encima de su instrumento. Decir vergüenza es decir poco y, sin embargo, ninguna otra sensación, salvo quizá el miedo, describiría mejor aquél estado de ánimo que con tanta añoranza estoy recordando ahora mismo. Pero bueno, eso quizá sea tema para otro día y, por tanto, para otro post.

La canción del verano, cuando empecé en este mundo de música y color, ya la sabíamos todos en el mes de marzo. Todos recordaréis “el pasito palante” de aquella belleza de rumba llamada Maria, con la que Ricki Martin inauguró con tan buen tino su carrera por estos lares. Pues bien, la misma sonaba inmisericorde día y noche durante meses, con lo que más que la canción del verano, era la canción de las cuatro estaciones, pero sin queso. Lo mismo decir de sus antecesoras sobre el tractor gualda o el óbito del canario. Pasaron los años y siempre era la misma dinámica, en el mes de marzo, mi grupo ya hacía sonar a esas tempranas fechas, la que sabíamos, con certeza impepinable, apodíctica, categórica e inconcusa, iba a ser la canción del verano. La repetían tantas veces en las emisoras de radio, que cuando llegaba la época, a la gente se le había metido la dichosa cancioncilla subliminalmente en la cabeza. Como efecto inmediato teníamos que los niños la cantaban y, sus padres la silbaban, o al menos, lo intentaban. Pero llevamos unos cuantos años en que todo esto ha cambiado, pienso yo –actividad que no realizo a menudo- que se debe al efecto OT, que no ETE, pues éste último era mas feo y tuvo menos eco, vamos, que dio menos el cante. Pero es pura conjetura sin perejil, cuyo efecto sobre las comidas del vasco parlanchín traslado a mi argumento.

Así pues, el año pasado podríamos decir que no hubo canción del verano propiamente dicha, aunque nosotros, para disimular, tocábamos con la categoría de tal, esa canción tan sesuda y de abstruso significado del Koala y su granja, que tenía de “to”, no le faltaba de “na”. No sé a vosotros, pero a mi a estas alturas me surge la siguiente duda, éste año ¿cuál será la canción del verano? Se admiten apuestas y espero vuestras observaciones al respecto. Fito y su pez, Manolo y la magdalena…no lo sé, pero sea cual sea, contar con ella en nuestras verbenas, y no es por hacer propaganda, que podría.

Hasta pronto, un saludo a tod@s.

11 mayo 2007

Pinitos indagatorios.

Muy buenas a tod@s, ando estos días enfrascado en la lectura de un monográfico sobre espías en la actualidad y su importancia en la historia que, desde luego, no me está dejando indiferente. La verdad es que ni se me había pasado por la cabeza la crucial importancia de éste tipo de personajes en los derroteros que puede tomar un conflicto. Pero lo que mas me ha extrañado del monográfico, es que dentro de los grandes espías de la historia, los hay españoles. ¿No os sorprende? Pues a mi si, que queréis que os diga, la indiferencia, el camuflaje, el pasar desapercibido…no estaban precisamente entre el cúmulo, elenco, retahíla de habilidades que yo le atribuía a nuestros paisanos, pero que equivocado estaba, son muy buenos. Yo que vosotros me andaría con ojo, puede ser cualquiera, el que menos sospechéis.

Tanto me está gustando la revista, que sin querer he adoptado una especie de conducta paranoide detectivesca, como emulando a la protagonista –de cuyo nombre no me acuerdo ahora mismo- de la novela cumbre del fundador de ABC, Torcuato Luca de Tena, “Los renglones torcidos de Dios”, que de paso aprovecho para recomendárosla y así me comentáis si cabe o no un final alternativo a la misma, -yo creo que si-.

Así pues, hoy al dar un pequeño paseo –siguiendo las buenas y sanas costumbres- me fije en ciertos detalles que otro día cualquiera me hubiesen pasado totalmente desapercibidos. El primero de ellos, no por ello el más importante, es que creo, intuyo, infiero, ergo deduzco, que la dependienta de la fotocopiadora siente algo por mí. Ahora bien, no sabría decir de forma inconcusa de que se trata, puede ser amor, odio, rencor, pasión irrefrenable e irreprimible ante los placeres de mi carne…pero pronto lo averiguaré y os lo contaré, palabrita de niño salido cuando huele el aire de primavera que inspira a Melendi. Los motivos que me llevan a hacer esta reflexión por escrito son, que estoy seguro de que ella no se va a enterar que pongo estas cosas aquí, sino no quiero ni pensarlo, porque no hay que ser muy avezado en las artes espiatorias para darse cuenta de que la chica se gasta una mala hostia del copón. Otro motivo puede ser, que las hojas que amablemente la cedo para que me las fotocopie, las trata con especial cariño, si bien, es posible que ésta misma conducta la repita con cualquier otro cliente. Además creo que la pobre se siente incomoda cuando la miro y, una de dos, o desea que salte el mostrador y me aparee con ella ahí delante de todo el mundo, o lo que desea realmente, es estamparme la gruesa carpeta de fotocopias que con asiduidad diaria e inquebrantable llevo a mi Dulcinea del Fotocopioso, pero me voy a callar, no siendo que esté confundiendo molinos con gigantes.

Otra de las circunstancias en las que hoy reparé en mi paseo, bastante relacionada con la anterior aunque en distinto ámbito, es que creo que ligué –si, otra vez, hoy era mi día, lo ponía el horóscopo semanal- con una anciana. La calculo por encima, aunque soy muy malo para las edades, unos 75-80 años. Evidentemente, no quiero nada con gente de la que podría descender, ni con gente que podría ser mi descendiente –aunque a veces la noche, las copas y la ropa de golfas con la que salen de casa hoy las niñas me confundan-. Lo ocurrido fue que se paró en mitad de la acera con su lustrosa sonrisa postiza –lo de postiza va por la dentadura ¡eh!, no por la sonrisa- y me llamó “guapo rapaz”, miré a los lados y a lo largo de la acera pero no había nadie, no hay duda, se refería a mi. Desde aquí quiero hacerle un llamamiento para no romperla el corazón. Señora, búsquese hombres de su edad, que se levanten a mear 10 veces por la noche, que no quieran coyunda 8 veces al día como yo, que pongan su dentadura postiza en un vaso de agua como usted y den rienda suelta a su idilio intercambiándose dichas dentaduras –literalmente-, vea el culebrón, haga ganchillo, planche…en fin. Si al menos la hubiese conocido con 50 años menos…

Un saludo a tod@s, como veis un post Light, fruto de un ratín que he sacado aprovechando que mi hermano estará magreándose con alguna moza de su edad y tengo libre el ordenador en la franja temporal que le toca a él en teoría. Por cierto y, aunque no venga a cuento, además de la revista estoy leyendo una novela histórica muy buena, en la que me he enterado de porqué a las prostitutas las llaman esquineras. Porque no sé en el lugar desde el que me leáis, pero aquí en León, en las esquinas no se pone ni una –me han dicho-.El caso es que antaño, si se ponían en las esquinas, recibían el nombre de cantoneras y por pragmática real debían llevar el manto recortado y un ojo tapado por el mismo y, como sabéis, la acepción segunda de nuestro diccionario de la RAE, define canto cómo, “extremidad, punta, esquina o remate de algo”. Con lo que bueno, aunque sea de manera cutre, ya tenéis la evolución etimológica del vocablo o, más bien, su significado histórico, ahora si, me despido hasta la próxima.

09 mayo 2007

"Ballottage".

Muy buenas a tod@s, hoy es día de post, después de estar tanto tiempo con vosotros a diario, se me hace extraño escribiros una entrada a la semana, pero bueno. Para ser sincero, voy a reconocer que podría escribiros mas a menudo, si me apuráis, podría incordiaros a diario, incluso no lo descarto en un futuro no muy remoto. Parece mentira, llevo un mes haciendo las veces de opositor y, como que no termino de meterme en el papel y, que conste que no es por falta de ensayo, en teoría ocho horas al día de cada día, en la práctica, de momento no llega ni a cinco y media, será la edad, el tiempo, las amapolas…

A pesar de que ya no soy un asiduo patológico sin receta o placebo genérico de la prensa, uno tiene que estar muy sordo, muy ciego o muy tonto, para no darse cuenta de ciertas cosas. La primera de ellas, es que nuestros gabachos vecinos (alteración dolosa del orden natural u ordinario del calificativo, vamos, para que me pilléis el sarcasmo, el sentido metafórico, figurado o anfibológico de la chufa) ya tienen soberano presidencial –lo sé, si nos ponemos pijos es un oximorón gordo, rechoncho, orondo y oriundo de la flagrante ignorancia que nos asola irreverentemente por doquier-. Nicolás Sarkozy, el candidato conservador, reaccionario, de la derecha pura, dura y madura que tanto necesitaba Francia y Europa. Los analistas de política internacional de la prensa socialdemócrata, al contrario de lo que yo pensaba, creía, intuía, imaginaba que iban a hacer, han sido bastante condescendientes y deferentes con él, uno no gana para sorpresas –para los disgustos si llega la nómina, al menos aquí en España-.

Al parecer, el nuevo presidente francés puede darle un impulso a nuestra anquilosada Constitución Europea, Constitución que favorece a los Franchutes y a los Frankfurt-es y, nos deja en calzones, para no perder las buenas costumbres, pues ya se sabe que somos país de arraigo, tradición, costumbre y memoria añeja. Ya que nuestro país y presidente fueron destacados valedores de la desvalorada norma, el nuevo presidente francés alivia las dolencias intestinales de los que la daban ya por perdida y, esperan como agua de Mayo, el nuevo aire resultado del “ballotage” francés –introducido en los años 50 en Francia, cuando el general Charles De Gaulle fue sacado de su retiro para resolver la grave crisis política interna y acabar con la guerra de Argelia, de éste modo nacería la V República francesa. Dicho sistema se basa en que para alcanzar el poder, el candidato elegido necesita mayoría absoluta, de ahí que tras una primera vuelta, sólo queden dos candidatos, los dos más votados, como objeto de elección en una segunda vuelta. Como ventajas, no tendríamos situaciones como la que actualmente vivimos en España, en la que nuestro presidente ha tenido que pactar con fuerzas políticas nacionalistas para sacar adelante sus “eximios” proyectos, ya que el ejecutivo ha optado durante toda la legislatura por apartar, marginar y aislar a la segunda fuerza política mas votada de nuestro país, y ha tenido que refugiarse en la guarida de los lobos para dar forma a su proyecto de proyecto. Como inconveniente, que en ocasiones, por oscuros designios del destino, una de las fuerzas más votadas que pasan ese primer filtro puede ser una entidad política indeseada e indeseable, como ocurrió en las anteriores elecciones francesas con el candidato de la extrema derecha, Le Pen y, sea necesario aunar esfuerzos políticos de toda índole para desbancar a semejante parásito-. Con lo que leyendo éste somero y coloquial análisis que he hecho después de la cena, creo que podemos entender porque nuestra izquierda no ha visto con tan malos ojos que ganase la derecha francesa y no se cumpliesen los desatinados designios de victoria que ZP pronóstico a Sene –si me permitís el hipocorístico-.

Me voy a ir despidiendo, pues mañana es día de escuela –aunque uno no sea discente y ostente actualmente la condición de egresado-, pero antes, quiero recordar una frase que el nuevo presidente francés lanzó en campaña y que, de haberla proferido nuestro candidato conservador, no quiero ni pensar el alboroto nacional que se prepararía y la presión mediática a la que se vería sometido –eso si no lo imputan por apología del facha de manual-: “quiero una Francia en la que los alumnos se levanten cuando entre el profesor”, que barbaridad ¿verdad?, que anacrónica, obsoleta y troglodita frase y, empero, que necesario sería ese respeto perdido en las aulas para que se manifestase en los hogares, en las calles, en las ciudades…

Un saludo a tod@s.

01 mayo 2007

Despiste colectivo, digo, selectivo.

Muy buenas a tod@s, estrenamos el mes de Mayo, de María, de la madre, el mes de las gramíneas aunque, no tienen santo. Los angostos, fríos y oscuros días, dan paso a la luminosidad diáfana de ese verano que ya se acerca, se huele y se palpa. Sin ir mas lejos, el JV, ambiente selecto, bar de encuentros y desencuentros, bebidas secas y fumadores sin tabaco, lugar donde un servidor vive sin vivir, aprende sin estudiar y gasta sin consumir, ya nos ha colocado los helados de camino al baño y, de no ser porque esta noche estuvimos a un grado, hay lluvia y un molesto viento que azota impíamente, no descartaría haberlos probado, pero claro, a un servidor que viene de disfrutar un fin de Abril a casi treinta grados, que ya había guardado la ropa de invierno y sacado de su letargo las bermudas de baño y los polos de Chanquete, como que se le han quitado las ganas de sorberte.

Bueno, vais a pensar que como he empezado el post hablando del tiempo, no tengo nada que contaros ¿a que si? Pues os equivocáis. La verdad es que había pensado escribiros algo de política, la situación lo merece y se acercan las elecciones. Pero viendo que los políticos saben el precio del café, dicen su sueldo en público sin tapujos ni complejos, se está apretando las tuercas sin cuartel a las candidaturas de HB enmascaradas por unas nuevas siglas de un partido pseudodemocrático, a De Juana, aunque el médico le ha recomendado que pasee con su novia y fornique libremente detrás de cualquier seto con la misma, no se le va a dejar ni miccionar hasta que reviente, el PSOE canario es imaginativo y novedoso en la confección de sus programas electorales y, nuestro excelso gobierno no es intervencionista, porque no se le ocurriría entrometerse en una operación de libre mercado como es una OPA o destituir al presidente de la CNMV porque no ha cumplido fielmente con su función de títere gubernativo, pues nada, que no pienso hablar de política, está todo perfecto.

Hoy quería hablaros, aunque será sucintamente, pues se me agota el tiempo de libre disposición, del despiste que azota nuestro entorno y contorno. El otro día leí, creo que en el XL semanal, que es el suplemento cultural de la edición dominical de ABC, que un periódico estadounidense, The Washington Post, había ofrecido un experimento a un egregio y afamado violinista, Joshua Bell, el mismo consistía, en que el maestro interpretase durante una hora una serie de piezas clásicas en el metro de la ciudad norteamericana a una hora punta, ni que decir, que el virtuoso y talentoso violinista, cuyas entradas en concierto alcanzan precios vertiginosos, cosechó la mas conspicua indiferencia de los transeúntes, vamos, como si se hubiese puesto a tocar cualquier mindundi de los que nos encontramos en la calle a diario.

Claro, yo pensé que estas cosas pasaban en Norteamérica, pues son tan sofisticados que se han vuelto algo borricos. Pero estoy convencido de que esto ocurriría igualmente en España, de hecho, ya ha ocurrido. No me estoy refiriendo a que se haya hecho la prueba con un director de orquesta, un escritor o un linotipista, si es que queda alguien del gremio, esto, aunque penoso, sería hasta cierto punto lógico, coherente, racional, previsible. Pero es que la misma prueba se realizó en el metro de Madrid en estos días con el cantante de Tam Tam Go y, lo mismo, el tío venga a cantar y tocar su guitarrita y la gente ni caso, no debió de sacar ni para un bocata de mortadela, con lo que ya me contaréis a mi la decepción del artista. Es curioso. No me habría extrañado el resultado de la prueba con Juan José Millás, columnista socialdemócrata cuyos artículos no suelen dejar indiferente a nadie, o yo que sé, con el presentador de Redes o el/la que nos representó el año pasado en Eurovisión, por cierto, ¿alguien se acuerda de quién fue? Pero con el solista de Tam Tam Go la verdad es que no me lo esperaba, decepcionado me hallo, que indigna es la gente ¿verdad? De lo que estoy seguro, es de que (perdonadme el dequeísmo intencionado) con ciertos personajes el experimento habría tenido resultados absolutamente opuestos, verbigracia, futbolistas o los asiduos de la prensa sensacionalista. Si ponen a David Beckam con su nuevo look o a Anita Obregón con el Quijote tatuado en las tetas, estoy archiseguro, archiconvencido y archiSnoopy de que se darían archisobradacuenta de quienes eran. Faltaría más.

Un archisaludo, archicolegas. Haber si saco otro ratín ésta semana para escribiros alguna cosilla más.