-me llamo Lucía
-¿Lucía?; no te pega (las peras del olmo, ya saben; todo lo más, digámoslo coloquialmente, un rollete. Quiero suponer que a mi padre no le dará por leer esto, claro. Piensa que soy un chico serio; y yo, a veces, me lo creo)
-¿cómo que no me pega?
-yo creo que te pega más Natalia, o Marta, o Verónica
-¿pero qué dices tio? ¿estás chalado?
-(uy, qué carácter) esto…no, no; era broma, mujer. Pensé que era una mentirijilla. Tienes, un nombre muy bonito
-mutis incómodo cual pinchazo en las posaderas (probable pensamiento interior de la señorita en ese momento: pero este tío qué dice, de dónde habrá salido)
-bueno, la verdad es que no sabía qué decirte; eres, tan guapa (mi rostro, adopta el sincero tono del mentiroso)
-ah; si, bueno
-¿si, bueno? ¿no es la primera vez que te lo dicen verdad? Normal, normal (la señorita se inquieta y las preguntas originales no acuden en mi ayuda)
-bueno…
-(joder con los buenos y joder con su riqueza léxica; salió lacónica la niña) ¿eres de aquí? (si, escribir en un blog a diario para hacer gala de esa originalidad sin parangón)
-oye, se me está haciendo tarde
-(uy, uy, uy; en esos momentos, el interior de mi puritano e ingenuo espíritu se pregunta por qué se le estará haciendo tarde precisamente cuando estoy hablando con ella)
-casi mejor me voy y te vas a buscar por ahí a otra
-pero cómo, ¿tan pronto, mujer? (en mi otrora espíritu sosegado está a punto de aparecer un barniz –ligero y casi inapreciable- machista)
-es que mañana madrugo; tengo que estudiar
-(aquí podría ir de listo y pedante, incluso a veces lo hago; sé, que a ellas les encanta) ah, vaya. Estudias; eso, es muy duro ¿no?
-(su instinto infalible e inagotable de mujer atisba ironía) oye, de verdad. No quiero parecer borde pero me tengo que ir
-(tengo un ataque de sordera nocturna selectiva) ¿borde, mujer? ¿con esos ojazos? (señores, en confianza: a las mujeres, les está empezando a tocar las narices que les digamos aquello de los ojos bonitos. La decadencia del bolero, sin duda. En ese mismo instante, además, se produce la incursión de mis amigos en un grupo de féminas de buen aspecto)
-¿qué les pasa a mis ojos?
-(la incursión tiene buena pinta y yo no estoy en ella. La chica parece un caso perdido) mira, pues es verdad; se te está haciendo tarde. Yo, la verdad, venía a ver si estabas por la labor de liarte –amistosamente, ya saben- conmigo; pero como veo que eres una petarda voy a probar con ese grupo. Ala, maja (será por sinceridad).
-(probable pensamiento de la chica: ¡oh!, ¡oh!, ¡oh!; quizá, incluso algún ¡oh! más) ¡imbécil!
-(¿les dije que era chica de lenguaje exiguo, verdad?) no repliqué, claro.
Pongan buena cara al lunes y a la semana. Ya estamos en primavera. Y hoy, probablemente, todos hemos dormido una hora menos. Manolo, haz los honores: