Jam Session

Política, literatura, sociedad, música

Correspondencia: fjsgad@gmail.com
Mi foto
Nombre:
Lugar: León, Spain

En plena incertidumbre general, y de la particular mejor no hablamos, tratando de no perder la sonrisa...

30 marzo 2011

Experiencias

All of me, Autum leaves, all blues, A night in tunisia, Au privavé, All the things you are, Black orpheus, Blue bossa, Desafinado, Four, four on six, Fly me to the moon, Harlem nocturne, Stella by starlight, Summertime, Sunny, So what, The chicken, Take five, On the sunny side of, One note samba, Cantaloupe island, Pick up the pieces, Afro blue, Solar, Green dolphin street, The girl from ipanema…


-¿no serán muchos temas para mirar en una tarde?

-tú, por el momento, preocúpate sólo de la armonía

-hombre, sí, pero…

-¡si lo difícil son los solos!

-ya, pero…

-la melodía base… a primera vista sin problemas; y si te sientes a gusto en el ensayo, te vienes el viernes noche a tocar


Estos músicos son la caraba, señores. Me pasan un USB con más de 500 partituras. De las cuales tengo que preparar más de veinte durante la tarde de mañana, para el posterior ensayo nocturno. Sí, son temas estándar, sin dificultad aparente (y quédense especialmente con el adjetivo, por favor). Porque las partituras de jazz, se harán una idea, tienen un no sé qué que las distingue de sus hermanas. Además, mi disfrute del jazz, hasta la fecha, casi en su totalidad, era meramente pasivo. Y, ahora, pretenden que me ponga de la noche a la mañana…


Ya les contaré

28 marzo 2011

La trova sin trago se traba



.


En Cuba no hay, ni ha habido nunca, disidente alguno. Digan, pues, conmigo, y a voz en grito: ¡viva el comunismo, y viva Fidel Castro!, ese longevo gallego. La gente cubana es feliz, en contra de lo que muchos creen, viviendo rodeados de un paisaje idílico, a ritmo de son, guajira, rica salsa o sabroso merengue. Todo el mundo sonríe. Todos tienen un trato afable, delicado y exquisito en el que impera un respetuoso usted tan desgraciadamente olvidado por estas tierras. El sol siempre brilla, claro. Y parece que todo buen ciudadano ha nacido con un instrumento bajo el brazo, y con un extraordinario talento para interpretarlo. El denostado régimen irradia cultura por doquier: ingenieros, médicos, buenos escritores… El observador puede caer en la tentación de identificar el hermoso paraje con ese paraíso bíblico del que tan infaustamente, por asaz pecaminosos, fuimos expulsados. Pero hay un pequeño, minúsculo, casi insignificante detalle: algo hiede en ese sublime ambiente aparentemente improvisado. Los músicos posan con sus mejores galas. Coloridas camisas, pantalones bien planchados, grandes y llamativos relojes en sus muñecas…pero, oigan, ¿y las personas que salen al fondo? Sus prendas no parecen de fina tela, precisamente. También se habla, y es cosa muy normal, de la inmanente riqueza de la isla: excelente comida, inigualable bebida, mujeres hermosas de pechos turgentes y caderas ardientes…pero, ¿y las libertades? ¿y la represión contra el meramente discrepante? ¿y la enorme, evidente, y apreciable pobreza… que aunque no rima, linda con miseria? La segunda ciudad de la isla tiene un aspecto vagamente rural (probablemente, como la primera): ¿dónde están las bondades y virtudes de ese sistema económico tan perfecto, inocuo y exento de inicuos peros? El capitalista es corrupto por naturaleza, bien: pero ¿la fortuna de ese señor de barbas hirsutas y chándal adidas tendría en la lista Forbes cabida? Y hemos hablado de lo que todo el mundo ha visto, por supuesto; pero, en ese hermoso documental, y es hermoso de verdad y sin ironía, basado fundamentalmente en su deliciosa música, ¿no echaron de menos a los mejores músicos que ha dado la isla de Cuba? Bien, la cuestión es bastante obvia: sencillamente, allí ya no están…y ni siquiera se les espera. Algunos se desencantaron del régimen, cierto; pero otros, fue el régimen quien se desencantó de ellos. En el vídeo salieron viejos afines, conocidos comunistas; jóvenes promesas sin criterio político definido (todavía); también se mencionó, todo un detalle, a quien no discrepando abiertamente no puede presumir de padre, ¡porque menudo padre!; pero, y esto hay que tenerlo muy en cuenta, sobre lo mejorcito, lo rico, lo más granado artístico-musicalmente hablando, se corrió firmemente ese espeso manto del olvido. Dicen que no hay mejor desprecio que no hacer aprecio. Y, desde luego, creo que todos hemos escuchado en el reportaje el profundo y significativo sonido del silencio.

25 marzo 2011

Viernes

Me levanto con el mismo dolor de cabeza. Llueve intermitentemente. El vecino no ha comprado otro paraguas. El mecánico abusa del espacio de la calle. Mi padre llega satisfecho del hospital. Mi hermana descubre que se acaba la semana. Se han quemado las tostadas. Hay ruido en el piso de al lado. El café está demasiado cargado. Me gusta (h)ojear las propagandas del super. El silencio estimula mi inteligencia. Siempre estoy poco estimulado. Paso la mañana entre artículos de insospechada índole. Mi hermano quiere que le acompañe a correr por la tarde. Yo aún no quiero empezar la operación biquini. La comida excelente, pero demasiado copiosa. Me tomo dos tazas de café. No serán las últimas. Me llama un viejo amigo y compañero. Se proyecta un quinteto-sexteto de jazz. Me ofrece la posibilidad de sumarme. Dudo de mi pericia jazzística, y así se lo expongo, pero acepto. Hay hombres con necesidades tal vez imposibles. Pero la vida no está para rechazar envites. Mi agenda será más apretada. ¿Compatibilidad con grupo y estudio? Habrá que prescindir de las mujeres (qué chiste). En la semana se concretarán partituras, lugar y hora de ensayo, demás componentes. Me despido. Debería afeitarme. Se ha quedado una tarde maravillosa. Esa mujer tenía unas caderas que llaman al delito. Pero qué pelo tan brillante. Qué bien vives, me dicen. Se hace lo que se puede, respondo. La música de acordeón da a León un toque parisino. Las muchachas se resisten a la primavera. El maquillaje hace milagros. Deporte y tiempo socorren conversaciones en serio peligro. La adolescencia es desafiante. La vejez, humilde. El hombre necesita normas para incumplirlas. ¿La coquetería nace o se hace? El dinero no da elegancia. La inteligencia no tiene rostro. Seguir es conseguir cuando esperanza y experiencia entran en batalla. La tarde se va. Y la conciencia implora una rápida despedida. No hay tiempo para más, ni lo ha habido para mejor. Mis disculpas por ambos.

23 marzo 2011

A tener en cuenta

“Pero a todos nos han enseñado, y desde luego lo hemos aprendido bien, que lo que vale la pena requiere un esfuerzo.

Si empleáramos términos económicos, diríamos que al leer obtenemos el beneficio de pensar; así que, invertir esfuerzo en la lectura, tiene ganancia asegurada, nulo riesgo, y toda la rentabilidad”

Doña Letizia Ortiz Rocasolano


.


Esta Tercera ilustrativa de Álvaro Delgado-Gal

22 marzo 2011

Querencias

Se produce una cierta impresión extraña en el alma cuando das una vuelta por un lugar del que crees conocer todos sus recovecos y te das cuenta de que han cambiado ciertas cosas que imaginabas eternas e inalterables.

Donde antes había una vasta extensión de hierba, sin llegar a esas enormes praderas de las que ya sólo se puede disfrutar cuando sales al campo, ahora se levanta una enorme edificación de dudosa utilidad, y que parece ofrecer al observador una garantía de que, inexorablemente, el paso del tiempo nada respeta. Allí donde había amplias aceras, y que no servían al capricho de ningún concejal, sino que eran necesarias para albergar a una ingente marea de estudiantes, actualmente las han dividido en estrechos senderos de cemento por los que apenas podrían caminar más de dos personas juntas; ahora bien, como contraprestación, a su vera, se han incorporado lustrosos carriles-bici para una ridícula minoría que tendrá preferencia sobre todo tipo de tráfico con el que se crucen: supongo que todo esto formará parte del paisaje sostenible municipal, obligatorio en toda ciudad que quiera mostrar ciertos signos de modernidad, sea ésta real o completamente ficticia.

Afortunadamente, las obras urbanísticas, vendidas como mejoras sin tacha, no han impedido que las tardes de domingo acojan a un nutrido grupo de personas de distintas edades cuyo mejor entretenimiento estriba en pasear con cierta veneración por los jardines, pasillos e improvisados parques del campus universitario. Los empecinados obstáculos del progreso, sin duda.

Yo no sé a los demás, pero a mi estos cambios me duelen siempre. Y no siempre porque sean objetivamente malos. Sino, más bien, porque uno asocia ciertos recuerdos a determinadas imágenes, y cuando éstas cambian, parece que te arrancan sin permiso alguno un pequeño pedazo de tu vida. Somos lo que recordamos. Sin memoria nos quedaríamos tal y como vinimos al mundo. Y llámenme paranoico, pero a veces parece que todo conspira a nuestro alrededor para que olvidemos.


.


A sensu contrario:

21 marzo 2011

Lunes, qué quieren

Sabes que, de todos modos, cuando te dispones a hacerte pasar por una persona distinta, tu inconsciente está proyectando ciertas dosis de realidad a tu personaje y, probablemente, consientes en que así sea, transiges con la parte de ti de la que no puedes desprenderte tan gratuitamente como quisieras.


.


Excusatio non petita, accusatio manifesta: he creído entender.


.


Con la primavera prácticamente a hombros rehúsa salir a la calle sin ese coqueto abrigo que este invierno la ha hecho más bonita y elegante de lo que nunca hubiera imaginado aquella fría mañana de rebajas traumáticas, hombres chistosos y amigas ciertamente insulsas en que lo adquirió a cuenta de padre resignado. Aun siendo consciente de que sus piernas embotadas son delicia escandalosa de fetichistas muy fetén su andar resuelto camino a los treinta grados indica que vive feliz con las oscuras perversiones que le susurran en el anonimato transeúntes del viciado asfalto. Sabe que más que un novio se ha echado una mascota pero ello no es óbice para que se crezca ante el difícil reto de compaginar no sin orgullo mechas, delicadas uñas y demás complementos. Mira con delectación y reincidencia adolescente el mejorado reflejo que le devuelven esos escaparates sin brillo añadido para el tan escuálido interés masculino. Y cuando ya parece totalmente satisfecha con una vida hecha a semejanza de su imagen prefiere no darse cuenta de cuánto tiempo queda al cuento.

17 marzo 2011

Marca(do)

Ese canal de televisión que Marca ha puesto a disposición del españolito comprometido con lo que de verdad (le) importa es verdaderamente peculiar. Anoche, después del partido del equipo del esposo de doña Pitina, pude ver e incluso escuchar, probablemente, a lo más granado del panorama periodístico-deportivo de este gran país, esta gran Nación, este portentoso y poderoso Estado sin par. El presentador tenía una inteligencia rápida, vivaz, como fuera de lo común. Y los invitados, todos ellos un dechado de educación, equidistancia y una elegancia de torero o cantaor de coplas poco vista hasta la fecha, parecían formar una escena teatral de una delicadeza casi isabelina. Como ustedes comprenderán, cuando vi semejante conjunto, no pude menos que sentarme a disfrutar de esa charla distendida, de esos modales encopetados, de ese saber atesorado por tantos años de experiencia, trabajo y sacrificio y, por cierto, tan poco reconocido por tanto desaprensivo que anda suelto por estos mundos de Yupi.

Los comentarios de Kiko Narváez, genéricamente juiciosos y peculiarmente ponderados, como acostumbra, nunca me merecen mucho reproche. Sin embargo, tengo que decir que a veces ve cosas que los demás no ven y, además, pone todo su énfasis y apasionamiento en una polémica miga que sus compañeros, siempre atentos, ni siquiera han percibido. El presentador, cuyo nombre desconozco por completo, si bien antes presentaba programas de humor y lenocinio con total tino y maestría, hay que reconocerle su total acoplamiento a un programa de índole claramente más seria y rigurosa. Aunque, bueno, dado que su potencial función debería ser moderar a los muchachos que le abrigan cada noche, aún no me explico cómo se montan esas tanganas, inexplicables desde el punto de vista meramente civilizado, por un quítame allá ese fuera de juego o un monumental rasgado de vestiduras por un penalti manifiestamente bien pitado. Serán cosas del directo, de la emoción escénica, o, ¡Dios nos libre!, de un mal acomodo del pinganillo.

Pero en fin. Todos sabemos que los programas técnicos van dirigidos a un público muy, muy especializado y, por tanto, tampoco querría meterme en trajes que me vienen excesivamente grandes.

Lo que yo quería reseñar, aunque es probable que me haya desviado un poco del tema, es ese venerable respeto que, muchas veces de modo inmerecido, se ofrece a un peso pesado del gremio por el solo hecho de reunir en su persona una larga trayectoria; y aun no acumulando grandes aciertos dignos de mención durante la misma, ya se cree, y le creen, merecedor de un trato verdaderamente exquisito, tierno, y todo lleno de agasajos. En el caso concreto no pronunciaré su nombre por aquello del pecado y el pecador. Pero si afirmaré que peina tela canas, que no es precisamente un señor barbilampiño, y que un tocayo suyo, hace muchos siglos, se fue de guerra a las Galias. Lo mismo el de ACS le debía unas cañas, y el periolisto no se había cobrado el débito. O, no sé, tal vez fuese culé con foto firmada y carné con derecho a butifarra, y nunca había hecho ostentación de tal honor. El caso, sin duda curioso, es que criticaba el juego, a sus artífices, al preparador, y al mismísimo presidente. Y que, en fin, le escocía mucho, o muy mal lo disimulaba, que el equipo merengue no hubiese necesitado el famoso óbolo para el viajecito de Caronte. Mi incomprensión ante lo y el observado fue mayúscula. Aunque, quizá, el afamado mencionado sólo deseaba evitar cierto emparejamiento en cuartos.


.


Mi cuñado ha mejorado un poco. Lo mismo me lo han notado en el tono.

16 marzo 2011

Obviedad de medianoche

La experiencia me dice que cuanto menos sabe una persona de algo, y no digamos si su ignorancia es general, más extrema es su opinión al respecto y, por descontado, mayor es su tendencia a elevar su noble reflexión a la categoría de imprescindible certeza.

15 marzo 2011

Con( )ciencia

De nucleares y riesgos imprevistos (¿pleonasmo?). La energía limpia es un gran negocio de mucho activista sin futuro emergente. Se enrolan en campañas inciertas, actúan de denunciantes con desplazamiento de la carga de la prueba, y hacen suyas proclamas bíblicas de neoprogresismo científico. En estos días el fin del mundo viene de la mano nuclear, productora de un bienestar capitalista y longevo, e incompatible con el sufrimiento humano y la injusta repartición de la riqueza. La Bestia del averno ruge furibunda en el país nipón de los reactores de azufre. Y el mundo se pregunta si el mal es fruto de su codicia o sólo de su higiene. Una Tierra más limpia para nuestros herederos más pobres. Si la seguridad únicamente se cuestiona por el resultado aleatorio de los caprichos del Olimpo, mejor defenderla de insaciables aves rapaces, y del trapicheo oportunista de lo políticamente correcto pero razonablemente desaconsejable. Lo más deseable tiene su precio en votos. Y el confundido ciudadano, ora escucha su corazoncito, ora atiende su cabecita, en un agotador diálogo de sordos. Cuando no de besugos.

14 marzo 2011

Salmodia

Las noches en un hospital son largas y tristes. Las unidades de tiempo parecen corresponder cada una a su inmediata superior. El segundero se desplaza forzado, a empujones lentos y pesados. Y las horas, esas señoronas, dan la impresión de estar detenidas en un lapso etéreo interminable, indefinido, y que ciertamente agota. Al mirar hacia la ventana, a intervalos frecuentes, uno observa las distintas tonalidades que el cielo protector va adquiriendo. Y cuando ya llevas un buen rato, quizá demasiado corto pero extraordinariamente intenso, no queda nada más que agradecer la belleza cromática de una oscuridad que se desvanece ante la intensidad lumínica de un nuevo día, sin duda como metáfora de la vida y ese movimiento que, a través de ella, realizamos todos los hombres. El universo matemático, artístico y enigmático se manifiesta en estos pequeños detalles: no por eternamente repetitivos, menos fascinantes. Además, hay que tener en cuenta la acústica de Chronos. El silencio que rodea esa insignificante escena la envuelve en un halo casi litúrgico. La dignifica. La otorga un carácter taumatúrgico, como si asistiéramos silentes, respetuosos y sobrecogidos a un ritual druídico en Stonehenge, a un aquelarre de meigas en los bosques gallegos o a una incesante orgía iniciática de místicos masones. La contemplación puede llevar, y de hecho lleva, con igual deleite al encuentro de la razón o a la pérdida de la cordura. Pero vivir es pensar en cómo hacerlo. Y habrá a quien resulte irrisorio ser consciente de su respiración, de sus sentidos, o de sus propias constantes vitales, pero cuando falla esa especie de comunicación con uno mismo, es bastante probable que, a veces sin saberlo, nos estemos despidiendo de éste vulgar mundo.

09 marzo 2011

Buenos tratos

Libertad, seguridad, igualdad. En la confrontación clásica siempre habían lidiado la libertad y la seguridad. De tal modo que cuanto más libres éramos, también estábamos menos seguros. Y al revés, claro. Una mayor dosis de tranquilidad para nuestra integridad física y psíquica, venía de la mano de un mayor cercenamiento de nuestra libertad ambulatoria y conductual. Un ejemplo palmario de lo anterior lo tenemos en el comportamiento preventivo en las grandes terminales aeroportuarias. El mismo se justifica por estar inmersos en una época de terrorismo indeterminado. Pero tiene un pequeño inconveniente: nunca ha hablado nadie de su fecha de caducidad. El tiempo finiquita certezas, asegura certidumbres y sosiega inquietudes. Toda medida, en cuanto pasajera, debería tener su elongación vital bien definida.

Y ahora, como podemos observar, se ha sumado a la fiesta otro invitado: la igualdad (aunque realmente hablen de igualitarismo). ¿Se trata de un uso partidista del principio o, por el contrario, de la concreción técnica de una demanda social ya demasiado dilatada? ¿Ven problemas donde no los hay, o tratan de justificar su abultada inepcia gestora con una política fantoche de galería totalmente hueca? ¿Tiene carácter perpetuo o meramente estacional?


.


Al equipo de Pep Guardiola lo está estropeando su prensa, los periodistas presuntamente imparciales y su continua falta de humildad (curiosamente algo que se achaca de continuo a su eterno rival). Los comentaristas deportivos profesionales (de los tertulianos ni hablamos) dan vergüenza ajena, la verdad. Y no sólo por el cúmulo de obviedades que se leen y escuchan todos los días, que también, sino por el descarado desparpajo con el que pretenden que nos traguemos sus babas. El Barça no siempre juega bien. No siempre merece ganar. No siempre sale más guapo en las comparaciones. Y su comportamiento no siempre es correcto e intachable. Pero hay algo que empieza a ser molestamente recurrente: parece que siempre tienen más suerte que el resto. Y hablo de suerte. Pero quizá no siempre reciba este nombre.


.


Les dejo. Hoy paso noche en el hospital. Tengo a un familiar muy delicado desde hace mucho tiempo. Y aunque será la primera vez que vea amanecer en esas circunstancias, mi preocupación no llega precisamente por la inexperiencia. Espero que todo vaya bien.

Nos vemos, que dicen los jóvenes.

08 marzo 2011

Blues 88

07 marzo 2011

That is the question

Llama poderosamente la atención esa querencia de las personas por transmutar su aspecto externo de acuerdo a su natural espíritu. Ya no se trataría de pasar por lo que no se es, o por aquello que se desearía ser, sino de acomodar sin cortapisas nuestra apariencia a su auténtica identidad, que yace en profundo letargo durante todo un año, ávida y deseosa de despertar y salir refulgente a la superficie. Esta apoteosis de máscaras, llamativos ropajes y una cantidad ingente de maquillaje, no parece disgustar a ciudadanos de toda condición que se caracterizan generalmente por llevar una vida monótona, triste y cenicienta, y por presentarse en sociedad con un sólido tono adusto, respetable y poco dado a las confianzas. Es más, no sólo no se sienten incómodos en su efímero papel de comparsa, deuteragonistas de una vida que, en teoría, les pertenece absolutamente, sino que disfrutan con la propia representación de su yo más inmaduro, alocado e irreflexivo. ¿Pero es este yo real o sólo impostado? Inmersos en una compleja y larga evolución psíquica y física, si por algo se distingue y se define el ser humano de hogaño es por haber atemperado sus instintos primarios y haberlos acomodado a las normas y usos sociales globalmente reconocidos. Pero he aquí que a la menor oportunidad de cambio, cuando tenemos una disculpa para dar rienda suelta al jolgorio y al excesivo desenfreno, nuestra primitiva conducta aflora vicios y virtudes no por igual, sino con preocupante ventaja de los primeros. Nos convertimos en un ser hedonista, sin deberes y obligaciones, cuyo principal y primordial objetivo consiste en lograr el mayor gozo. Un placer individual, egoísta, y del que es único beneficiario el sujeto que lo disfruta. Desechando todas esas rancias teorías del hombre como sujeto colectivo, animal social, y ser empático o meramente comunicativo. El rebaño nos adocena, pero no nos confunde. Simplemente nos cobija bajo su manto protector del anonimato no para hacernos iguales en nuestras similitudes, sino para identificarnos con todas nuestras diferencias. Una masa formada de particulares conductas anodinas que filtran la inalienable extravagancia del ser ejemplar, puro y exquisito. Rara avis, en nuestro superficial, artificial y peculiar oasis.

04 marzo 2011

Aprendiendo

Ambas parejas estamos a falta de dos amarracos. Llevo la una con par malo. Es mano mi compañero, que en dicho lance solo acompaña a los pares, y tampoco demasiado. A mi derecha dan seña, también de treinta y una. Observo, tomo nota y, obviamente, callo. Corta el mismo muchacho que se descubre, sin que perciba movimientos faciales en su pareja. Comienza el juego. Paso a grande y a chica, como es menester. En cambio, y cantando pares mis dos contendientes, meto tres a los mismos, me vuelve el jugador del juego rico, rico, y me dejo engañar queriendo y perdiendo seis piedras con cierta cara de entusiasmo contenido. Es ese sembrar para recoger de toda la vida, ya saben. Por lo demás, se acerca el desenlace. La mano es el único que no lleva juego. Pasan a mi izquierda, haciendo yo lo propio. Y el postre, con total irreverencia por su parte al nombre del juego, va y mete todas. Le advierto su descaro, más a su presumible pesar, veo el órdago. Empero, y cuando ya iba a imitar ese ta-ta-ta-chan de Tamariz, no sin cierta guasa, a mi izquierda levantan cartas, y observo cariacontecido que también llevaba la una (con total desconocimiento por parte de su compañero, ojo; y, desde luego, con total desconocimiento mío, por supuesto). Menudo emparedado. Gana siempre la mano, claro. Y pierdo por listo y por confiado. Al menos, saco algo en claro: eviten poner al zorro a cuidar de las gallinas. Y, por Dios, identifiquen correctamente a los animales.

03 marzo 2011

Conductas

Después de todo, está ilusionado. El hecho de que sea su primera vez, que no sepa muy bien cómo va a ser recibido, y que el buen término de la experiencia dependa de múltiples factores ajenos e impredecibles, no le está impidiendo disfrutar de unas inmejorables expectativas que, en calidad de hermano, trato, me temo que en vano, de rebajar un punto por debajo de lo esperado. No habla en mí la voz del pragmático, del escéptico convencido, ni la de ese fastidioso prudente que incordia el motivo de todas las celebraciones, sino, más bien, una intuición recurrente que me dice que el hálito dorado de nuestras esperanzas choca frontalmente con el sabor amargo que, generalmente, ofrece habitar estas realidades.


.


En el XL de esta semana leo una interesante afirmación que lo mismo tiene aplicación fuera del atractivo mundo animal:

“Los perros nos miran a los ojos. Nos inspeccionan en busca de información con descaro. Los lobos, sin embargo, evitan el contacto visual; lo consideran una amenaza. La capacidad del perro de buscarnos la mirada fue uno de los primeros pasos en su domesticación: escogimos a quienes nos miraban”.

Ahora, si no es mucho pedir, trasladen conmigo estas palabras al ser humano, y a su siempre variopinto método de selección de parejas:

Contacto visual

Ellos: me mira, ergo… la tengo rota (ay, pardillo narcisista…)

Ellas (más elaborado, claro): me mira fijamente, ergo… es sincero, ¡atento!, ¡¡la mar de majo!!, ¡¡¡e incluso parece que me escucha!!!

Información íntima de los rostros

Ellos: yo me la tiraba

Ellas: es mono

La dirección de las miradas

Ellos: ahora que parece que mira voy a poner mi culo garbancero en pompa, no vaya a ser que hoy pille.

Ellas: este cerdo me está mirando las tetillas, ¿me indigno e insulto a su mama o me cuadro y le saco un ojo?

El amor: ese maravilloso y noble concepto.

02 marzo 2011

Retomando

Leyendo la Karenina de Tolstói, me encuentro por escrito con el anacrónico pensamiento de nuestro presidente, y el de tantos otros socialistas convencidos de que la inmensa rueda de la Historia, por alguna razón inexplicable, y desde luego inexplicada, se detuvo no ya hace muchos años, sino ya hace más de un siglo:

“Tú sabes que el capital aplasta al obrero. Entre nosotros, el obrero, el mujik, lleva todo el peso del trabajo y, por más que haga, no puede salir de su estado y sigue siendo toda su vida una acémila. Todo el beneficio, todo lo que permitiría a los trabajadores mejorar su suerte, disponer de tiempo libre y proporcionarse instrucción, todo eso les es arrebatado por los capitalistas. Y la sociedad está constituida de tal forma que cuanto más se esfuerza y sufre el obrero, más se enriquecen a sus expensas los comerciantes…”

Esta es la explicación de esa ansia infinita de igualdad del presidente. Y entiéndanme que abrace la relatividad absoluta de todo concepto. Pues, aunque sea por debajo, habrá quien se alegre con la equiparación.


.


Este regalo con que nos obsequia hoy don Gabriel Albiac, en su columna:

«Las ilusiones nos son gratas, porque nos ahorran sentimientos displacientes y nos dejan, en cambio, gozar de satisfacciones. Pero entonces, habremos de aceptar sin lamentarnos que alguna vez choquen con un trozo de realidad y se hagan pedazos».


.


Entertainment




01 marzo 2011

Como decíamos ayer...

Qué claros se ven ahora los fondos de los bares, cuando tímidamente nos acercamos a sus cristales. Qué suerte de novela disfrutar obligatoriamente de terrazas en otoño e invierno, lo mismo al tenue sol de la resurrección del Dios hecho hombre, que en los gélidos días de las próximas navidades. Qué gozo respirar aire puro y limpio en públicos sitios cerrados, síntoma de sociedades pulquérrimas, pero de hábitos muy caducos, y normativas demasiado trasnochadas. Qué bien huelen ahora las ropas del noctívago farandulero, pues ya no hieden a los lugares que frecuenta, ni a con quien mantiene sus firmes, íntimas y reiteradas refriegas. Qué bien que ahora seamos más sanos, más felices y menos libres, aunque de hambre hay a quien matamos, siempre consuela que la soga se la pongan extraños. Qué bueno que papa estado se preocupa de no preocuparnos, pensando por nosotros, comiendo por nosotros, conduciendo por nosotros, y hasta viviendo por nosotros: tal vez, algún día, incluso ya no hagamos falta.


.


Me había dado de plazo apenas unos días para reconsiderar de nuevo, y totalmente, mi situación. Pero la cogitación, ciertamente, ha durado toda una estación. Ser consciente de que las cosas no habían salido como esperaba, desde luego, no mejoraba en nada el panorama vital de una existencia hastiada de revolcones, decepción y desilusiones. Hay quien dice que se aprende sólo de los errores. Pero también es verdad que muchas veces lo afirman quienes aún no han tenido ocasión de comprobarlo. ¿Consejos vendo y para mí no tengo, consuelo de tontos, o la eterna y molesta suerte de ser un redomado bobo? La respuesta siempre, y en todo caso, nos la suele (o solía) dar el tiempo: que sitúa méritos, olvida necios, y desenmascara obvios fingimientos. Y, además, no pertenece a nadie: salvo que algún falso, y desafortunado, poeta se lo atribuya en propiedad al viento.